Take on me [Charles Xavier]

•Anabelle•

Estos dos comenzaron a asustarme cuando Erik se acercó, mirándome diferente a como estaba acostumbrada a que me miraran, parecía que de verdad se sentía dolido del hecho de que no lo "recordara". Lo miro en silencio y muerdo mi labio, atemorizada de lo que quiera hacer. Dijo algo que yo no logré entender, sentía la presencia de otra telépata en el lugar, a Hank y a Charles. Parecían estar teniendo problemas con la puerta, debido a que no llegaban rápido.

-¡Erik, no lo hagas! -grita Mystique, sosteniéndolo de la mano, quizá esté tratando de protegerme de algo, la verdad no sé, lo que si sé es que mi mente está coreaccionando en un segundo plano y no puedo responder si algo malo pasa. Él no le hace caso, se suelta de su agarre y camina hacia mí con una sonrisa preocupada.- ¡Erik! 

Ahí es donde pierdo el control, una vez su mano entra en contacto con la mía, envío un pulso electromágnetico a través del cuarto y ambos salen volando a unos metros de mí y se desploman en el suelo. Mis energías se sienten drenadas enseguida y hago una pequeña mueca, tratando de ingresar en sus mentes, las cuales se encuentran cohibidas. ¡Los maté!

Comienzo a entrar en una crisis emocional, no sería la primera vez que asesino a alguien. Tengo suerte de que Hank me haya sacado del infierno al que llamaba hogar, la correcional, bueno básicamente era una cárcel para mujeres. Tachada de loca, devuelta del mismisímo manicomio. «¡Eres un demonio, un fenómeno, mereces morir como todos los de tu raza!» ¡No! Llevo mis manos hacia mi cabeza, ¡basta! Me tapo los oídos, tratando de acallar las súplicas de las personas y me inclino hacia atrás, tropezando con el cuerpo frío de Erik Lehnsherr. Abro grande los ojos, antes de golpearme contra la pared en una esquina, y me dejo caer hasta el suelo. Abrazo mis piernas con mis brazos, meto mi cabeza en el hueco que se hace entre ellas y me oculto, mientras me hecho a llorar. 

«¡Erik, no lo hagas! ¡Erik!» Repito la voz de Mystique en mi mente, haciéndola traspasar las paredes del instituto. Con la esperanza de que alguien la escuche y venga en mi busca. Los minutos que pasaron fueron eternos para mi gusto, hasta que la puerta fue derribada.

-¿Erik?¿Raven? -un silencio sume toda la habitación, reconozco la voz de Charles. Escucho pasos, no puedo parar de llorar-. Anabelle. ¿Qué pasó?

-Yo no quería hacerlo, Charles. Lo juro, sólo pasó, yo...

-Shh, tranquila .-una calidez invade mi pecho en el momento en que me abraza, me siento protegida entre sus brazos. Debería sentirme incómoda, pero contrario a ello, me siento como en...casa. Me siento algo mareada.- ¿Te encuentras bien? No te preocupes, no fue tu culpa.

Debe ser por el exceso de energía drenada de mi cuerpo, una telépata entra nuevamente y grita algo, antes de desplomarse en el suelo. Mi cuerpo hace lo mismo, sin embargo, caigo en algo que me sostiene fuertemente y me hace sentir capaz de todo, al menos antes de perder la conciencia por completo. Este sentimiento, sólo lo he sentido una vez antes, cuando vi por primera vez aquellos ojos azul óceano. Esos ojos que tendrían que responderme algunas preguntas apenas volviera en mí, de eso estaba más que segura, lo obligaría a hablar.