Definitivamente, esa pregunta la había tomado por sorpresa. Alba no supo qué pensar y mucho menos qué responder. La chica con la que se había topado sólo estaba allí: parada y sonriéndole de lado. Alba decidió ignorarla y la esquivó, con cuidado de no volver a chocar con ella.
La chica se volteó y la tomó del brazo:
—Adiós, Alba —fue lo último que le dijo, con un tono de voz burlón y asustando a la morena por completo.
La mirada de esa rubia loca no desapareció de la mente de Alba. Fue como si le hubieran tatuado en la mente esa maldita pregunta: ¿Qué pasaría si... mueres hoy?
Sacudió su cabeza, intentando calmar sus pensamientos. Por muy raro que le pareciese, se vio sometida a un estado profundo de ansiedad y preocupación. ¿Por qué simplemente no podía olvidarla?
Y para empezar, ¿quién era aquella chica? ¿La conocía? Se preocupó cuando en su memoria no había rastro de aquella muchacha.
Una vez que llegó a su casa, decidió que tomar una ducha caliente la ayudaría a relajarse. De pronto, recordó todo lo que tenía que hacer y su cuerpo no pudo más porque, sinceramente, ese día no tenía ganas de nada. A nadie le había contado lo ocurrido, tampoco planeaba hacerlo y mucho menos a su madre, quien era algo paranoica cuando se trataba de gente que no conocía y que no estudiaba junto a su hija.
Cuando salió del baño, se vistió y se preparó un té, dispuesta a entregarse a los brazos de Morfeo y descansar así fueran las 5 de la tarde.
El sonido del teléfono de la casa la asustó. Logrando que tirara un poco de agua caliente. Con su pie arrastró uno de los trapos de limpieza y se dirigió a la pequeña mesa de la sala para contestar la llamada.
—¿Hola? —Dijo sin ganas.
—¡Alba! ¿Todo está bien? —preguntó Esmeralda, preocupada al escuchar el tono de su amiga.
—Sí, supongo que todo está bien. ¿Qué sucede?
—Nada, sólo la mejor solución del mundo para nuestro aburrimiento.
—¿Y esa es...?
—James Ryan —respondió simplemente.
—¿Perdona? —preguntó la chica, captando el posible doble sentido de la respuesta de su amiga. Esmeralda sólo rió.
—Hoy, en la noche, hay una fiesta en la casa de James Ryan. Invitó a todos por mensaje de texto.
—Pues no a todos. Yo no tengo invitación —respondió cogiendo su móvil y revisando si tenía algún mensaje sin leer. Efectivamente, así era. Bajo el nombre "No responder nunca", se encontraba un mensaje invitándola a una fiesta, dejando una hora y una dirección. Alba rodó los ojos.
—¿Estás segura? —preguntó su amiga.
—Totalmente —mintió.
—Bueno, qué importa —dijo la pelirroja— de todas formas, no es como si hubiera alguien pidiendo entradas en la puerta. No es un concierto. Alístate, bella —ordenó— nos vamos a divertir.
—No lo sé, Esmeralda. No quiero salir hoy.
—Se te escucha algo estresada.
—Estoy estresada...—admitió, sin decir la razón.
—Bien, ¿y qué mejor distracción que una fiesta?
Alba guardó silencio, pensó que su amiga tenía un buen punto.
—¿A qué hora llegarás? —le preguntó a su amiga, accediendo a su invitación.
—Esa es la actitud —le dijo— El mensaje dice que empezará a las seis, eso quiere decir que me alistaré a las siete y llegaré a las ocho. ¿Te parece?
—Por mí, está bien.
—Bien, bella. Nos vemos —respondió con voz animada y colgó.
Alba se quedó unos segundos mirando el auricular, tratando de convencerse al cien por ciento. Respiró profundo y decidió que sería buena idea.
¿Qué podría salir mal? Se preguntó.
Terminó de preparar su bebida caliente y aprovechó en hacer algunos quehaceres de la cocina. Después de todo, le tocaba convencer a su madre por teléfono.
Marcó el número de su trabajo y, en el tercer repique, la secretaria de la empresa en donde trabajaba su mamá, respondió. Alba le pidió amablemente que le comunicara con su madre y, algunos segundos después, ésta la saludó:
—Hola, mi amor. ¿Todo en orden?
—Todo está bien, mamá —(no del todo)—, te llamaba porque recibí la invitación para una fiesta en la noche y me preguntaba si me dejarías ir.
—¿De quién es la fiesta? —preguntó la mujer cambiando por completo su tono de voz.
—De James, James Ryan. Un compañero de la escuela.
—¿Conozco a sus padres?
—No.
—¿Lo conozco a él?
—Mmm... no.
—¿Entonces?
—Anda, mamá, por favor —suplicó la chica— no voy a estar sola. Además, estoy aburrida aquí sola en la casa.
—Sabes que no me gusta que salgas de noche, Alba, y...
—Manejaré con precaución, mamá —la interrumpió— y volveré con cuidado. Te lo prometo.
Cruzó sus dedos en busca de suerte y le susurró un último "por favor" a su madre. La mujer suspiró.
—Está bien. Puedes ir —accedió.
—Gracias, mami, te amo.
—Yo igual. —colgó.
Esa fue su despedida.
La chica subió a su cuarto y se vistió con un vestido morado, alisó (aún más) su cabello y maquilló levemente su cara.
Revisó el reloj de pared que se encontraba en su habitación. Ya casi eran la siete y cuarenta y cinco, así que decidió bajar e ir calentando el motor del carro.
Una vez que se montó en el asiento del piloto, le envió un mensaje a su amiga avisándole que iba en camino.
Encendió el estéreo y arrancó.
El coche avanzó sólo unas cuantas calles cuando una extraña corriente recorrió el cuerpo de Alba. Se sintió con la necesidad de observar todos los espejos y se obligó a relajarse cuando notó que no había otro vehículo en la pista.
—Ya estuvo bueno, Alba —se reprendió— ya estás cerca de la casa de James. Relájate de una buena vez.
Cuando el semáforo cambió de color, la piel se le erizó, justo como esa mañana cuando vio a la extraña chica en la parada de autobuses. Sus palabras se hicieron de nuevo presentes en la mente de Alba, como si se lo hubieran susurrado en el oído. Eso la aturdió.
Un golpe en la parte trasera de su coche la sacó de sus pensamientos. Su cuello dolía y por el espejo retrovisor sólo veía la luz brillante del vehículo que la había chocado.
Lo último que vio fue una luz brillante del lado derecho y todo ocurrió en cámara rápida.
Sintió cómo su carro se volteaba y luego todo oscureció.
¿Habré muerto?
*****
Editado Dic. 13/2017
(¡Segundo capítulo! Es un poco más corto que el anterior, pero esencial para la historia.
Voten y comenten.
Besos, bye.)Realmente ahora es casi del mismo largo que el anterior :)
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¿Sigo viva?
Fantasy"¿Cómo sabes que sigo viva?" Cuando todo está en el lugar adecuado, no cabe duda de que alguna fuerza exterior vendrá a generar desorden. Confiar en las personas equivocadas es un arma mortal, en especial si éstas te conocen a la perfección. En la v...