☆ Capítulo 16. Esperando.

82 19 10
                                    

"Sí. Ahora sólo nos queda hablar con Mery y... esperar."

"Esperar. Perfecto. Justo lo que necesito" pensó.

Llevaba casi 3 semanas en coma y debía seguir esperando.

—Por la cara que tienes, no creo que te haya agradado la idea de esperar... o de hablar con Mery.

—La verdad es que esta vez no me molesta hablar con Mery —confesó—, lo que ahora no me gusta es que debo seguir esperando.

—No te preocupes. Mery te dirá cuánto tiempo debes aguardar —Alex tomó su mano. Él chico sintió una extraña sensación en el pecho al caer en cuenta de la chica a la que estuvo ayudando durante todo ese tiempo, pronto se iría— Vamos.

Por segunda vez, después de todo por lo que había tenido que pasar, Alba volvió a pisar el ascensor que la llevaría a la choza de Mery. Cuando terminó de ascender, tuvo la visión del camino que la llevaría hasta la rubia que, semanas atrás, le causaba miedo y odiaba con todo su ser.

—Esta vez no me engañarás —susurró para sí misma. Alex la miró de forma extraña—. No me mires así —le reclamó—. A lo que me refiero es que no me volverá a pasar lo que me pasó la primera vez —Alex la miró confundido— ¿No te acuerdas? Caminaba rápido y el camino no me dejaba avanzar... ¿nada? ¿en serio no recuerdas?

—¡Oh, ya! ¡El camino! Sí, bueno... tiende a variar sus reglas... llevas caminando ya tres minutos, ¿no te has dado cuenta? No te has movido ni un milímetro.

Observó sus pasos y se dio cuenta de que Alex, otra vez, tenía razón. No pudo esconder su sonrojo y tampoco la vergüenza.

—Esto debe ser una broma...

—No, no lo es... —sonrió— como sabes, Mery es un poco odiosa.

—Créeme, lo sé mejor que tú.

—Bueno, chica, ahora corre lo más rápido que puedas.

Y así fue, la morena corrió tan rápido como sus piernas le permitían y, finalmente llegó a la entrada.

La choza había cambiado desde la primera vez que la vio. Ahora era más cálida y se veía más iluminada. Caminó hasta el final del pasillo en donde se encontraba Mery la última vez.

—¡Hola! —gritó. No obtuvo respuestas por unos minutos.

—¡Linda! —gritó Mery en su oreja, quien había salido de algún lugar y casi le ocasionaba un infarto.

—Hola, Mery —le dijo con un tono de voz cansado, colocando una mano en su pecho para tratar de calmar su ritmo cardíaco.

—¿Y bien, dulce? ¿Lo has resuelto?

—Pues sí. Ya sé quién lo hizo y también obtuve su confesión.

—¡Wow! Y todo en casi 3 semanas... tiempo récord, linda —dijo con un brillo en sus ojos que no pudo descifrar. Realmente estaba feliz—Bien hecho, dulzura. Y... ¿dónde está?

—¿Dónde está qué?

—La confesión.

Los ojos de Alba se abrieron en sorpresa, no lograba comprender las palabras de Mery. "¿Cómo que tenía que llevar la confesión? ¿Cómo iba a hacer eso?" se preguntó alarmada.

Al ver la expresión en el rostro de la morena, la sonrisa de Mery se amplió dejando salir una ruidosa risa.

—Tranquila... es sólo una pequeña broma para novatos.

—Sí... qué graciosa fue —dijo con sarcasmo, sonriendo sin humor.

Mery se paró de la silla en donde se había sentado y caminó por un pasillo que conducía a otra habitación, indicándole a la morena que la siguiera.

¿Sigo viva?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora