Capitulo 2

4.3K 56 3
                                    

El sonido del despertador taladró mis oídos. No quería volver al colegio para vivir otra de las rutinas de odio a mí alrededor... de sólo pensarlo mis ojos se inundaban de lágrimas. Era horrible entrar al colegio y ver todas esas miradas que te incriminan por algo que ni yo sabía que era, de ser la burla de todos. Todos me odiaban y eso rompía mi corazón: me odiaban por... nada. Por algo que yo ni siquiera había hecho. Si no hubiese sido por Zayn, quizás yo no sería una estúpida depresiva otra vez.

Todo lo que pasaba por mi cabeza en el día, era que tenía que morirme y así le haría un bien a la sociedad. Vi en todos lados ‘lo que no te mata te hace más fuerte’, pero eso es pura mierda. Estoy destruida, destrozada, devastada y todos los sinónimos posibles. Con dolor en mi alma, me levanté de la cama y fui directo al baño. Lo primero que hice, fue mirarme los cortes: solía ponerme un poco de base para que no se me vea tan rojo. Me pinté los ojos, también, tapando las ojeras causadas por mis llantos de todas las noches. Luego me lavé los dientes, y fui a mi pieza a ponerme un jean, y una blusa negra con mangas largas, pero abierta por debajo del torso. Mis típicas zapatillas, y preparé mi bolso. Bajé, papá me había hecho el desayuno, que en realidad era un simple café.

—Hola pa —le dije dándole un beso en la mejilla.

Él me sonrió, y yo le devolví la sonrisa.

—¿Llegas tarde al colegio? —me preguntó él-
—No —negué con la cabeza- llego enseguida —sonreí.

Mi padre, llamado Dean West, es lo mejor que tengo. Siempre fue demasiado dulce, pero no siempre tenemos el tiempo para hablar. Bueno, no desde que mamá falleció. Nuestro contacto era muy leve, y apenas a la mañana. Pero nos queríamos con una intensidad enorme, y que cada vez se volvió más grande después de que ella falleciera. Dentro de todo, la extraño aunque nunca nos llevamos bien. Ella no dejaba de ser mi madre.

Saludé a mi papá con la mano y salí de casa. Estaba bastante fresco afuera y me arrepentí de no agarrarme un abrigo. Puse mis auriculares, la música fuerte, que era lo único que me podía tener fuera del mundo un rato hasta llegar al colegio. Ya me estaba preparando para la posible broma que Zayn y sus ‘amigos’ me harían hoy, o algo similar. Bufé, estaba considerando seriamente cambiarme de colegio. Luego de unos minutos de pensar un poco, y de también querer evadir mis pensamientos, entré y justo a tiempo. Llegué al salón y me senté en mi urna, en la cual nadie se sentaba ni nadie lo haría nunca. Entró Zayn con sus amiguitos, y rodé los ojos evitándolo. Detrás de él, venía Samantha, y estaba tomando su mano: algo que no me agradó de ver.

Es horrible sentirse cambiado por alguien que verdaderamente se amaba.

Suspiré, y por suerte, las bromas no empezaron aún, ni los murmullos hirientes. Entró el profesor, ahora teníamos historia. Saqué mis carpetas con desgano, mientras el profesor hacía preguntas que simplemente prefería ignorar. Cuando terminó la primera clase, nos dejó salir. El profesor no era malo, pero sus clases son tan densas y aburridas. Fui a la cafetería a comprar mi desayuno, y ahí estaban todos los imbéciles: aquí es donde me harían la vida imposible.

Estaban, junto a Zayn, los chicos del terciario. ¿Por qué se juntaba con ellos? No lo sé, pero supongo que para hacerse el grande, mayor o maduro: que no tenía ninguna de las tres opciones. Es un pendejo.

Me serví unas tostadas, con un poco de jugo de naranja. En casa no tomaba más que el pequeño café que hacía papá todas las mañanas. Lo único, y sinceramente, me moría de hambre. Me senté en una mesa sola y saqué algunas tareas para completar, pero Zayn y sus amiguitos no tardaron en acercarse a mí.

—Hola, __________ —dijo Zayn- ¿por qué tan sola? —preguntó irónico.

Se escucharon unas risas por lo bajo, crucé apenas una mirada con él y la bajé de nuevo a mis cosas.

—¿Qué tienes aquí? —tomó mi cuaderno-
—Suelta eso —le ordené.

Pero no: sólo empezó a romper las hojas de las tareas del colegio. Quería ponerme a llorar, enserio era horrible.

—Lo siento —dijo él- espero que no te moleste que me coma una tostada, ¿verdad?

Y sin permiso alguno, sacó la tostada del plato.

—Mira Zayn, ¿puedes irte de una puta vez? —pregunté enojada-
—No tengo ganas de hacerlo —sonrió.

Y él no tuvo mejor idea que empujar el banco donde estaba sentada hacia atrás, y yo caí al suelo. Me golpeé la espalda, pero lo que más me molestó es que se llevaron lo que yo había comprado para comer: y no tenía más dinero. Pero no iba a llorar frente a ellos. Entonces, sentí una mirada sobre mí. Abrí los ojos y me encontré a Samantha, extendiéndome la mano.

—Déjame ayudarte, enserio no te haré daño —me dijo.

‘No te haré daño’, era de esas palabras por las cuales ahora no confiaba en nadie. Pero tomé su mano, de todos modos y me ayudó a ponerme de pie. Me sonrió algo tímida.

—A veces siento que todo esto te pasa por mi culpa —me dijo ella- y lo lamento.
—No es tu culpa —dije algo irónica-
—Lo es en cierto aspecto, pero quiero que sepas que lo siento. Y que se pudiera hacer algo...
—No —la interrumpí, adivinando sus palabras- aprendí a vivir con esto.

Entonces me volví a sentar, ignorándola por completo. Entonces, dejó un poco de dinero sobre mi mesa. La miré extrañada.

—Repone tu desayuno, no me hagas sentir peor —dijo y se fue.

Bueno, no era normal que ella me apoyara. Al final de todo, era la novia de Zayn actual... pero agradecía su gesto. No era normal verla a ella así, conmigo. Antes de todo esto era mi supuesta mejor amiga, pero me había fallado: sin embargo, seguía siendo buena conmigo, aunque yo no podía serlo con ella. ¡No puedo ni mirarla a la cara sin sentir dolor! Y eso era lo más triste de todo esto. Me levanté y compré algo más para comer, mientras intentaba rehacer mis tareas, lo cual fue bastante difícil. Tenía que volver a clases.

Pero el día se pasó bastante rápido: sonó el timbre de salida, guardé mis cosas y me fui, por fin. Quería llegar a mi casa, comer, bañarme, hacer mis tareas y luego intentar dormir aunque sea un rato antes de que sea de noche. Pero como decidí dormirme temprano, me puse con la computadora a hacer estupideces. Y como todos los días: odio en Facebook, Twitter, en todas mis redes sociales recibía comentarios horribles, ya sea en mis fotos o en mis publicaciones. Odiaba entrar porque el sólo leer esas cosas me daban ganas de morir otra vez. Y quería mantener esos pensamientos lejos de mi cabeza, porque si bien no tengo casi nada, tengo a mi padre. Tengo una razón aún, además de estar viva. Mientras haya vida, hay esperanza. Apagué la computadora furiosa, todo esto se podría haber evitado.

Cené relativamente temprano, no esperé a papá para comer. Quería dejar de ser consciente de mis pensamientos. Me tiré a la cama, y me tapé con todas mis frazadas: lloré, y lloré, y lloré. Como todas las noches hacía. Pensaba en Zayn, en como arruinó mi vida. Sin embargo, me guardo mis insultos hacia él. Porque quiero mandarlo a la mierda, pero cuando hablo con él siento la necesidad de pedirle que se quede.

Largué un suspiro. ¿Por qué tenía que estar enamorada de semejante mierda? De todos modos, mis lágrimas no cesaron. Y así hasta que mis ojos se cansan y me duermo por fin, entre mis tantas lágrimas dolorosas, sollozos desesperados y una brecha en mi alma muy profunda, que nunca podría cerrar.

Holii Crayolii 2 Partee Voteen y Comenten C=

Los Ojos de Mi PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora