Capitulo 15

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Me desperté al día siguiente, algo mareada. Miré hacia el sillón de la sala, para encontrarme a un Niall relajado. Sonreí. Lo noté muy cansado, y decidí no hacer ruido. Me moví y sentí la aguja en mi mano derecha, donde estaba conectado el suero. Se supone que tendrían que darme medicamentos. Pero en vez de traerme un medicamento, la enfermera me trajo el desayuno. Niall se exaltó por el ruido. Me miró y se relajó. Todo estaba bien, y le sonreí. Él hizo lo mismo.

Se levantó y acomodó la mesa con ruedas, poniendo la bandeja del desayuno para mí. Subió la camilla con el control remoto. Yo me reí apenas, y él sonrió también. Comencé a comer, y él tomó una silla para sentarse a mi lado. Tomó la mano que estaba con el suero y no podía mover. La acarició sin hacer presión.

—¿Te sientes mejor? —preguntó en un susurro-
—Sí —asentí levemente- gracias por todo.

Corrí mi mano, y la puse sobre la suya. Acariciándola suavemente con mis dedos. Él dio un pequeño beso, y yo me sonrojé.

—Por favor, no intentes matarte nunca más —dijo cerrando levemente los ojos, parecía ido-
—No puedo prometerlo... —dije en un susurro-
—Hablé con Dean... y le mentí, tranquila.

Suspiré relajada. Si mi padre se enteraba de lo que había hecho... no me lo perdonaría nunca.

—Gracias —asentí levemente, y seguí comiendo- ¿qué le dijiste?
—Que ibas a pasar unos días conmigo.

Lo miré graciosa. ¿Enserio?

—¿Y mi padre te lo permitió?
—Fui demasiado cuidadoso con las palabras, _________... ¿quién no me querría como yerno? —sonrió gracioso-
—Mi padre no te querría si supiera que tienes veintitrés años —sonreí como él.

No pude seguir comiendo ni hablando con Niall, ya que entraron las enfermeras con nuevas vendas, alcohol e inyecciones. No quería ver esto. Cerré los ojos espantada. Ardía, demasiado para mi gusto. Ahora es cuando me cuestiono por qué lo hice. Pude sentir cómo su mirada quemaba. Obligándome a abrir los ojos y mirarlo. Él estaba destrozado, y el verlo así me daba ganas de llorar. ¿Qué había hecho?

Y ahora es cuando me pongo a pensar, que la vida es un regalo. No todos tienen la oportunidad de nacer: a veces te abortan, o simplemente mueres antes de hacerlo. A muchas personas se la quitan antes de tiempo, incluso. Y, mientras esas personas sí querían una vida, yo aquí la tengo y no la aprovecho. No pienso volver a desperdiciarla. No pienso volver a herir a alguien por mis estupideces. Nunca más.

E incluso se hizo eterno, pero por fin me pusieron las vendas. Y pasaron algunos medicamentos por la intravenosa, para no sentir dolor... y supongo que para cicatrizas las heridas. Y se fueron, dejándome a solas con Niall otra vez. El volvió a mi lado, agachándose, y besó mi cabello, para luego bajar a mi boca. La abrí levemente, jadeando.

—¿Me amarás a pesar de todo, incluso si dejo de amarte?

Lo miré, y él a mí. Sonrió.

—Siempre. Prometo enamorarte todos los días.

Entonces sujetó mi rostro, haciendo caricias con sus dedos. Y me besó. Fue ese estilo de beso que nunca antes había recibido. Suave, dulce, y sobre todo con amor. Se subió a la camilla de hospital, besándome con más intensidad. Y yo, con mi mano libre, tomé su espalda, acercándolo a mí. Se acercó a mi cuello, y me estremecí. Tiré mi cabeza hacia atrás, sujetando con mi otra mano las sábanas. Me miró, y yo a él. Sus ojos azules soltaban una intensidad prácticamente inhumana. Con deseo y pasión. Pero entonces, la puerta sonó. Él y yo miramos, y ambos nos sorprendimos por verla.

Los Ojos de Mi PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora