Capitulo 4

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Ya me encontraba yendo hacia la escuela. Me había quedado dormida, por lo que estaba prácticamente corriendo. Ni siquiera tuve tiempo de pensar. Y es más, llegué tarde a la clase de biología. La profesora, por suerte, no me puso la media falta. Saqué mis cosas y copié lo que había puesto en la pizarra, mientras ella daba una explicación oral acerca del tema. Por suerte, la hora se me pasó rápida y fui a desayunar a la cafetería, con mis apuntes y cosas para completar. Me senté en la mesa con el desayuno de todos los días, y empecé a hacer algunas tareas que tenía pendientes. Iba a buscar mi celular para poner un poco de música, pero entonces la presencia de una persona se hizo notar.

—Hola, disculpa —dijo una voz masculina- ¿estás ocupada?

Cuando tomé el coraje de mirar. Vi que era el mismo chico que ayer se preocupó por mí y que yo dejé colgado. Niall.

—No —respondí sinceramente- sólo... tareas —sonreí algo falsa-
—¿Puedo hacerte compañía?

Bueno, ya empezaba a ponerme incómoda. Sin pensarlo, se sentó a mi lado. Lo miré algo desconcertada.

—Me llamo Niall —dijo él- Niall Horan.

Estiró su mano, para que yo la tomara. Lo hice algo insegura.

—___________ West —le respondí asintiendo-
—Es un gusto conocerte —sonrió- esperaba conocerte mejor. Después de lo de ayer... fue feo ver cómo te trataban. Nadie se merece tratar a una persona así.
—Gracias —respondí algo conmovida-
—Sé que quizás voy algo apurado y no debo meterme, pero, ¿por qué te hacen todo esto?

Lo miré. Iba a odiarme él también luego de esto.

—Nunca lo supe exactamente. ¿Viste Zayn, el chico con el que estabas ayer? Bueno, hace unos meses estábamos de novios y me engañó. ¿Lo peor? Fue con mi mejor amiga. Por alguna razón que desconozco, todos después de eso me odiaron... creo que nunca supieron la verdadera parte de la historia. He aprendido a vivir con eso.
—Oh, eso es triste...
—Algo —me encogí de hombros.

Hubo un silencio incómodo. Para evitarlo, me concentré de nuevo en mis apuntes, pero el chico buscó un nuevo tema de conversación.

—Oye, ¿te encuentras bien?

Levanté mi vista, y me volteé lentamente. Reí irónica.

—No entiendo por qué preguntas eso —le dije, apenas negando con la cabeza-
—Porque tus ojos son tristes, incluso cuando sonríes —me miró a los ojos, y yo a él.

Cuando su mirada chocó con la mía, el tiempo no supo si seguir avanzando o detenerse. Tenía unos ojos celestes verdaderamente hermosos. Veía ese brillo en sus ojos, de preocupación. Todavía no entendía por qué una persona que ni conozco, nunca le hablé en mi vida y que apenas notó mi existencia ayer se preocupaba por mí. No le di respuesta. Ya que tanto notaba que estaba triste, que descifre los pensamientos perversos que pasan una y otra vez por mi mente. Porque mis ojos gritaban lo que mi boca negaba. Y nadie lo notó, nunca. Era hora de que alguien lo hiciera. Me volví a mis apuntes, y el timbre para volver a clase sonó. Me levanté, guardando mis cosas, pero antes de irme él tomó mi brazo, volteándome.

—¿Volveré a verte? —preguntó él.

No sabía qué responderle: no quería mentirle.

—No lo sé —le dije con una sonrisa.

Me intenté ir.

—Podríamos salir algún día de estos. ¿Qué dices?
—Supongo que sí —dije sin mucha importancia.

Me solté, por fin. Me fui a clase, sin pensar dos segundos en lo que había hecho.

¿Oficialmente acepté una cita?

Los Ojos de Mi PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora