Capítulo 2

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— ¿Además de torpe sordo? ¡Qué mires por dónde vas! —Exclamé y noté como todos los estudiantes que se encontraban el pasillo se giraban boquiabiertos, prestando atención al espectáculo.

Sus amigos comenzaron a abuchearle, riéndose de él ante la situación. Él no tardó mucho tiempo para afrontar la situación, peleando por su puesto de popular e intocable del grupo.

—Así que las de primero vais buscando guerra...—Me miró de arriba a abajo—. No sabes con quien te estás metiendo.

Se seguía acercando y yo me iba inclinando hacia atrás, aunque sin perder la compostura. No podía verme como un blanco fácil. Sentía todas esas miradas fijadas en mí, con la incertidumbre de si sería capaz de volver a responder tras su amenaza. Cuando ya estaba apoyada en la pared y él seguía acercándose, sonó la campana que indicaba que las clases debían comenzar, y encontrándome a punto de volver a atacarle con la intención de bajar sus humos, apareció una tercera persona de por medio.

—Eh, venga, Chris—dijo uno de los de su grupo agarrándole del brazo—. Ya está bien, vámonos. Tenemos clase.

De repente, mientras forzaba a su amigo a abandonar la escena que estaba montando, fijó su mirada en la mía. Una mirada cálida, que supo como detener el tiempo y que de inmediado me tranquilizó. Era avellanada, del mismo color que su cabello, con tupé y no muy corto por los lados. Tenía una estatura mayor que la del chico al que me estaba enfrentando. Él también llevaba puesta aquella sudadera oscura, sólo que llevaba una chaqueta bómber. Me pude fijar más en el logo, The Penetrators. Pronto la escena volvió a recobrar tiempo real, y para cuando me quise dar cuenta, el grupo estaba marchándose, la mayoría de personas habían dejado de prestar atención para entrar a sus aulas correspondientes, y una chica se encuentra acercándose a mí. Es de tez blanca, pálida, con una melena lisa en rubio platino que no termina de rozarle los hombros. Sus ojos son muy claros, con una mezcla casi transparente entre el azul y el verde. Sus rasgos, de muñeca, marcan una expresión fuerte, indicando el disgusto que posiblemente le acaba de causar mi reciente encuentro. Tenía los labios pintados de color rojo y, por cómo iba vestida, podía afirmar que era una chica estilosa.

—¿Estás bien?—Preguntó preocupada mientras se agachaba para ayudarme a recoger todo lo que había caído al suelo. Su voz era dulce, aniñada.

Reaccioné de inmediato y comencé a recoger las cosas.

—Sí, aunque no sé a qué ha venido eso— respondí aún enfadada a causa del incidente anterior.

—No te preocupes, no sé dónde tienen la cabeza los chicos de tercero— anunció esbozando una sonrisa que me ayudó a relajarme—. Menos mal que William le ha parado— depositó los libros que había cogido sobre el grupo de libros que yo sujetaba.

—Muchas gracias—le devolví la sonrisa—. De todas formas no iba a conseguir ningún tipo de disculpa o lamentación viniendo de mí.

—Por cierto, eres nueva, ¿no?— Preguntó curiosa, intentando mostrar amabilidad.

—Sí, es mi primer día—esbocé una sonrisa—. Me llamo Kass.

—Ya veo que has empezado con buen pie—comenzó a reír—. Yo soy Noora, si necesitas ayuda en algo, dímelo.

— No sé aún cómo va el tema de las taquillas, ¿me podrías echar una mano?

Vio el papel que le enseñé, en el que tenía apuntada la enumeración de la taquilla.

—¡Qué raro! Es dos plantas arriba, junto con las taquillas de los de tercero. Me encantaría poder acompañarte, pero tengo que ir a clase—anunció alarmada.

Serendipia | Skam - Chris y WilliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora