Capítulo 13

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Me encantaba mirar por la ventanilla del coche cada vez que iba en él, durante el trayecto me tomaba unos minutos de reflexión, para normalmente aclarar mi mente y tomar decisiones; sobre todo cuando estaba amaneciendo o atardeciendo. De esta manera sentía que ciertas energías me impulsaban a tomar la decisión que determinaría como correcta con el paso del tiempo. Definitivamente, esta era mi mejor manera de profundizar y conectarme conmigo misma. Tampoco rechazaba la compañía de la música, pero sin duda alguna nada me hacía sentir mucho más cómoda que la ausencia de diálogo con la persona que conducía y el simple sonido que producía el vehículo al moverse con velocidad por la carretera; o el sonido del viento o de la lluvia, que siempre eran comunes en la península escandinava.

En mi cabeza comenzaron a sonar mis pasos continuos y firmes en la silenciosa noche, dirigiéndose con un ritmo acelerado al, completamente reconocible, coche de William; era un Porsche 911 Carrera 4S. Finalmente subí a él.

—¿Qué?—pregunté a William, que me miraba fijamente, sin desprender de su boca ni tan sólo una palabra.

Seguía sentada en el asiento del copiloto, llena de dudas. Le exigía una explicación para saber qué hacía ahí. Quería saber la respuesta de la cuestión que se me había venido a la cabeza en el momento en que vi que estaba esperándome en la puerta de mi casa.

—Chris me lo ha contado—contestó, esperando mi reacción.

—¿Cómo sabes donde vivo?—cambié de tema para poder prepararme para hablar del motivo por el que había venido.

—Es fácil preguntarle a tus amigas—respondió sin emoción alguna.

—¿Qué te ha contado?—pregunté finalmente, ya que sabía que no iba a ir por las ramas. La alteración que tenía, causada por las lentas contestaciones del chico, se podía comenzar a percibir en mis palabras.

—Lo de tu madre—volvió a contestar con la máxima brevedad posible. Esta es una de las cosas que más me alteraban de él, parecía que pretendía ahorrar saliva cada vez que hablaba.

Me descompuse un poco más, pero esta vez no pensaba exteriorizarlo. Respiré profundamente para volver a contestar, sin demostrarle que estaba dolida, aunque no fuera muy difícil que lo imaginara tras todo lo que había pasado.

—Claro—contesté con gran ironía—, pobre Kassandra. Ahora todos entendemos porqué está loca. ¿Sabes qué?—tomé una breve pausa para dirigirme hacia la ventanilla y darle la espalda al castaño—. No quiero tu lástima—contesté con un tono de voz más bajo y menos alterado.

Realmente estaba dolida, sólo quería irme, así que abrí la puerta del coche para irme, pero William volvió a retenerme dentro para que le escuchara.

—¡No pensaba decirte eso!—exclamó, comenzaba a alterarse.

—¡Suéltame!—grité enfadada para que soltara mi muñeca—. Si quieres que te escuche, dímelo. Pero no te atrevas a volver a tirarme así del brazo—advertí totalmente seria, sin que su movimiento me pareciera una manera romántica de retenerme, ni mucho menos.

—Perdón—contestó y por primera vez pude percibir por su parte volubilidad e inestabilidad ante mí. Parecía completamente influenciable—. Lo que...

—¿Cómo lo sabe Chris?—le interrumpí antes de que pudiera continuar con su explicación.

—Es obvio, ¿no?—preguntó, pero al observar mi expresión interrogante, percibió que posiblemente no era tan obvio—. Su padre trabaja en la brigada de homicidios y desapariciones de Oslo—respondió—. Supongo que lo sabrá por eso.

De repente me vino un recuerdo, y las palabras de Erik retumbaban en mi cabeza, "esa es la loca que desapareció en verano, ¿no? Chris, dile a tu padre que deberían dejar de invertir dinero en su búsqueda y encargarse de algo más útil".

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2017 ⏰

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Serendipia | Skam - Chris y WilliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora