Al día siguiente del episodio en el aeropuerto, fui llevado al tribunal, para la audiencia de detención, que se efectuaría en mi contra. Ese día lunes, mi abogada, fue temprano a reunirse conmigo antes de la audiencia, básicamente, para explicarme lo que iba a suceder. Me suplicó que, guardara la compostura en todo momento, porque el juez, Benigno Saralegui, quien presidiría mi audiencia, era uno de los más implacables del país y no toleraba ningún tipo de berrinches. Al ingresar a la sala del tribunal, escoltado por dos gendarmes, los flashes de las cámaras fotográficas, inundaron el lugar por completo con su luz. El tribunal a esa hora estaba lleno de periodistas y reporteros. Quise cubrirme la cara de los insistentes flashes, pero, no me fue posible hacerlo, ya que mis manos, se encontraban esposadas. Al llegar al sitio donde estaba mi abogada, me sentaron a su lado y uno de los gendarmes me quitó las esposas. Ella me miró y dijo:
– Tranquilo James, todo saldrá bien.
Hubiese querido tener la calma que mostraba mi abogada en ese minuto, pero la situación me parecía muy desafortunada. ¿Por qué debía pasar por esto otra vez? Me pregunté. Me sentía como viviendo un déjá vu, del juicio de hacía casi cuatro años. Volvía a revivir aquella pesadilla.
Detrás de mí, los reporteros y periodistas no paraban de sacar fotos y hacer preguntas. El ruido de pronto se transformó en algo ensordecedor.
– ¡Silencio! –, gritó el juez de garantía desde el magistrado.
Era un hombre mayor, su cabello estaba completamente cubierto por canas y su mirada, era fría e intimidante.
– Se le recuerda a la prensa, que nos encontramos en una sala del tribunal de justicia, por lo cual, deberán permanecer en absoluto silencio durante el transcurso de la audiencia, de lo contrario, tendré que desalojar la sala.
Después que el juez dijera esas palabras, todos los periodistas y reporteros, se callaron al mismo tiempo. Alcé mi vista para observarlo, no parecía ser del tipo que es amigo de la prensa, se le notaba con cierta molestia por su presencia. Cuando se cercioró de que nadie hablaba, este, miró a la mujer que se encontraba en la izquierda de la sala, y dijo:
– Se le solicita a la encargada del acta, iniciar la grabación de la sesión. A continuación, procederé a leer las palabras protocolares, para dar inicio a la audiencia.
La encargada de acta, una mujer de melena rubia, asintió con su cabeza, se acomodó los anteojos que se habían resbalado de su lugar y comenzó a escribir todo lo que se decía en la sala. A ratos, solo se escuchaba cómo tecleaba en su computadora. Al terminar de leer las palabras protocolares, el juez, solicitó que los intervinientes se individualizaran. El fiscal que me estaba acusando, fue el primero en hacerlo. A su lado, se encontraba el padre de la víctima, quien me lanzó una cruda mirada llena de odio.
– Mi nombre es Mauricio Cataldo –, dijo el fiscal.
Mi abogada defensora, Macarena Guajardo, hizo lo mismo y después fue mi turno. Comencé a sentirme un poco mal. Tomé agua, pero, sentía que la temperatura de mi cuerpo estaba subiendo y mi vista comenzó a nublarse.
– ¿Se encuentra bien, señor Green? –, preguntó el juez.
– Sí –, le dije, aún un poco mareado. – Mi nombre es James Green –, señalé.
A continuación, el juez comenzó a leer la acusación y las convenciones probatorias. Otra vez, tenía que soportar, el ser inculpado de algo que no hice. En el primer juicio, no pudieron ser comprobados los cargos en mi contra, por lo que me dejaron en libertad, por falta de pruebas en esa oportunidad. Aún así, debía lidiar, con cargar aquel estigma, de haber atropellado a la chica. De haberla asesinado como publicaron los diarios en su época, aún debía cargar con el estigma, de ser un asesino para la opinión pública. Me descontrolé al escuchar, que se me estaba acusando de haber acabado con la vida de la adolescente.
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Mi tiempo contigo
RomanceJames Green es una estrella de rock, quien tras protagonizar un bullado escándalo en un conocido bar Neoyorkino, es detenido en el aeropuerto al regresar a Chile. Pronto descubrirá que ese no es el motivo de su detención. Melanie Gómez es una joven...