Capítulo 7

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André miró a su padre y lo tomó por la camisa.

-¿De qué hablas? - su padre se soltó.

- Todo a su tiempo... ya falta poco para que te enteres de lo que realmente pasó- lo miró fijamente-. André... tú no sabes nada... solo sabes lo que tu madre quería que supieras... - miré a André y él a mi.

-Vete, Lucas y no regreses - sin más se giró y fue hasta su oficina-. Amelia... te estoy esperando.

Fui hasta su despacho y cuando entré,  él no estaba a la vista. Cuando la puerta fue azotada al cerrarse, brinqué en mi lugar y mi piel se erizó por el tono en que me habló.

-¿Por qué te cortaste el cabello? -me giré y lo encaré.

Respiré profundamente y sonreí.

-André... por favor cálmate- rogué.

- ¿Por qué lo hiciste? ¿Quieres castigarme? - preguntó.

-No... André... - suspiré y tomé asiento en una de sus sillas.

-Tu cabello era lo que más me llamaba de ti y empezó a volverse en una necesidad cuando, cada mañana,  te veía con todo ese cabello esparcido por la almohada, parecías una leona y yo tenía la necesidad de hacerte mía como para dominarte... nunca lo logré- mantuve su mirada.

-André... intenta seguir adelante- pedí.

Me ponía triste ver que él no me dejara ir. Era como una obsesión.

-No puedo... aún tengo la esperanza de que...

-No- lo corté-. No puedes guardar esperanzas cuando yo a ti no te amo- sus ojos se anegaron de lágrimas. Me dolió por primera vez verlo llorar.

-Amelia...- intentó decir su vpz estaba rota.

-No André.  Yo no puedo dejar que pienses que tienes oportunidad conmigo porque no la tienes- él cubrió su rostro con ambas manos y sollozó.

-Perdóname, por favor- rogó.

Suspiré.

Ya estaba bueno de contemplaciones. Debía dejarle claro el panorama.

-Yo te puedo perdonar que me utilizaras para vengarte, que me plantaras en el altar, que no te interesara nada de mi y me trataras mal, pero nunca, nunca voy a perdonarte que me hayas quitado la custodia de Andrea, que me hayas llevado hasta un tribunal de lo familiar y utilizaras la homosexualidad de mi padre en mi contra - negué con la cabeza-. No sabes el daño que causaste, André- bufé-. No puedo creer que hablaras tan mal de él, cuando ese hombre, al que tachaste de tener conducta inmoral,  me hizo quien soy ahora,  la mujer por quien lloras- me puse de pie y salí de su oficina.

Cuando lo hice me sentí liberada y en paz. Esta conversación tenía que haberse dado hace mucho tiempo.

Llegué a mi lugar de trabajo y tomé asiento.

Me quedé observando la foto enmarcada que tenía en mi escritorio. 

Estábamos mi padre, Andrea y yo.

Sonreí, mi papá.

Leandro Farias.

Un hombre excepcional.

El mejor arquitecto.

Y pensar que mi padre diseñó la barriada o residencial en donde vivimos ahora.

Sí, él lo diseñó y como pago, pidió que le otorgaran un lote que estaba un poco apartado del residencial, pero seguía siendo parte de él. En ese terreno, se encuentra nuestra casa. Una casa premiada por su diseño y por ser ecológica.

Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora