Capítulo 6:III

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Me miré al espejo y sonreí. Sonreí.

Mi cabello estaba muy, pero muy corto.

André iba a matarme.

Miré a Apolo y sonreí. Me encantaba.

-Está genial- le di un beso en la mejilla.

Me explicaron que en unos días la niña ya tendría mi cabello en su cabeza y que podía verla después de eso.

Me sentí muy feliz por esa noticia.

Salimos del salón y como no había comido nada decidí ir a la cafetería del hospital y comer algo.

Apolo se tuvo que retirar por motivo de trabajo.

En la cafetería pedí un poco de avena, huevos revueltos y hot cakes.

Me dispuse a comer.

Estaba ya terminando la crema de avena cuando mi "amigo" se sento frente a mi con una bandeja parecida a la mía, sólo que tenía crema de arroz y tocino.

-Buenos días, amiga- saludó-. Provecho.

-Buenos días, buen provecho para ti también- sonreí. Sus modales en la mesa eran exquisitos.

Ninguno de los dos habló.

Después de un momento me dijo:

-Nunca me han gustado las mujeres con el cabello corto, pero debo admitir que me estás volviendo loco. Te ves demasiado sexy- me sentí muy bien después de que él me dijera eso. Me sentí bonita y deseable.

Más segura de mi decisión.

Sabía que como yo me sintiera no debía depender de alguien más sólo de mi, pero nunca estaba de más un halago y menos si venía del hombre que te gustaba.

-Gracias- lo miré a los ojos y él apartó su bandeja a un lado.

-Ahora, voy a estar algo celoso- negué con la cabeza.

-No veo por qué- comenté.

-Yo si, porque tu no eres mi novia y por ende, no podré apartar a todos tus admiradores- me reí.

-No tengo admiradores, Mauro- le hice saber. Ahora el que se echó a reír fue él.

- Claro que si, entre ellos están André, Eric, algunos residentes de oncología, el chico de la cafetería de enfrente de tu trabajo y encabezando la lista, estoy yo- sonreí.

-Pues déjame decirte que no le haré caso a ninguno de ellos- me recosté en mi asiento y él se inclinó sobre la mesa.

-No voy a quitar el dedo del renglón. Vas a ser mi novia- negué con la cabeza.

-Ya te dije que aún no- le recordé.
-Pues yo no he dicho que ya, quizá dentro de poco - tomó mi mano derecha y la miró fijamente. Se quedó mirando mis uñas.

-¿Qué haces?- pregunté curiosa.

-Me gustan tus dedos... delgados y largos, con uñas muy bien cuidadas y sobre todo, sin el odioso esmalte- la dejó sobre la mesa-. ¿Tocas algún instrumento? - preguntó.

Asentí.

-El piano y algo de guitarra ¿y tú? - sonreí cuando me miró con admiración y asombro.

El piano lo aprendí a tocar desde niña. A mi padre le encantaba escuchar cuando yo estaba tocando el piano.

A André, no le gustaba.

- Saxofón- el saxofón siempre me había llamado la atención, me encantaba también el jazz.

-Interesante- sonreí-. ¿No te gusta el esmalte en las uñas?

Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora