Me miré al espejo y sonreí. Sonreí.
Mi cabello estaba muy, pero muy corto.
André iba a matarme.
Miré a Apolo y sonreí. Me encantaba.
-Está genial- le di un beso en la mejilla.
Me explicaron que en unos días la niña ya tendría mi cabello en su cabeza y que podía verla después de eso.
Me sentí muy feliz por esa noticia.
Salimos del salón y como no había comido nada decidí ir a la cafetería del hospital y comer algo.
Apolo se tuvo que retirar por motivo de trabajo.
En la cafetería pedí un poco de avena, huevos revueltos y hot cakes.
Me dispuse a comer.
Estaba ya terminando la crema de avena cuando mi "amigo" se sento frente a mi con una bandeja parecida a la mía, sólo que tenía crema de arroz y tocino.
-Buenos días, amiga- saludó-. Provecho.
-Buenos días, buen provecho para ti también- sonreí. Sus modales en la mesa eran exquisitos.
Ninguno de los dos habló.
Después de un momento me dijo:
-Nunca me han gustado las mujeres con el cabello corto, pero debo admitir que me estás volviendo loco. Te ves demasiado sexy- me sentí muy bien después de que él me dijera eso. Me sentí bonita y deseable.
Más segura de mi decisión.
Sabía que como yo me sintiera no debía depender de alguien más sólo de mi, pero nunca estaba de más un halago y menos si venía del hombre que te gustaba.
-Gracias- lo miré a los ojos y él apartó su bandeja a un lado.
-Ahora, voy a estar algo celoso- negué con la cabeza.
-No veo por qué- comenté.
-Yo si, porque tu no eres mi novia y por ende, no podré apartar a todos tus admiradores- me reí.
-No tengo admiradores, Mauro- le hice saber. Ahora el que se echó a reír fue él.
- Claro que si, entre ellos están André, Eric, algunos residentes de oncología, el chico de la cafetería de enfrente de tu trabajo y encabezando la lista, estoy yo- sonreí.
-Pues déjame decirte que no le haré caso a ninguno de ellos- me recosté en mi asiento y él se inclinó sobre la mesa.
-No voy a quitar el dedo del renglón. Vas a ser mi novia- negué con la cabeza.
-Ya te dije que aún no- le recordé.
-Pues yo no he dicho que ya, quizá dentro de poco - tomó mi mano derecha y la miró fijamente. Se quedó mirando mis uñas.-¿Qué haces?- pregunté curiosa.
-Me gustan tus dedos... delgados y largos, con uñas muy bien cuidadas y sobre todo, sin el odioso esmalte- la dejó sobre la mesa-. ¿Tocas algún instrumento? - preguntó.
Asentí.
-El piano y algo de guitarra ¿y tú? - sonreí cuando me miró con admiración y asombro.
El piano lo aprendí a tocar desde niña. A mi padre le encantaba escuchar cuando yo estaba tocando el piano.
A André, no le gustaba.
- Saxofón- el saxofón siempre me había llamado la atención, me encantaba también el jazz.
-Interesante- sonreí-. ¿No te gusta el esmalte en las uñas?
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Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©
RomanceElla se enamoró del hombre de sus sueños y estaba a punto de casarse con él, cuando un suceso desafortunado, acabó con su historia de amor. El hombre de sus sueños se convirtió en su peor pesadilla que hasta le arrebató lo más importante en su vi...