Me quedé observando a Mauro. Su confesión me había dejado impactada.
¿En realidad él sentía todo aquello?
Negué con la cabeza.
Era demasiado pronto y no nos habíamos visto lo suficiente.
-Mauro... no sé, pero creo que te estas precipitando. Tú también me gustas mucho, pero no te conozco- me aparte de nuevo.
-Entonces hazlo- pidió aferrándose a mi mano. Suspiré.
-Mauro... no quiero problemas y no quiero que vuelvan a hacerte daño por mi culpa- acaricié su mano-. André me dijo que te estás quedando ciego y que estuviste ciego- al parecer que yo supiera eso lo puso tenso.
Me miró fijamente y dijo:
- Si a mi no me importa, ¿Por qué a ti si?- preguntó muy serio. Su voz muy tensa-. Si, me estoy quedando ciego y sufro de fotofobia. Por eso no me expongo a nada. Estaré bien, no te preocupes. - tranquilizó. Parecía hastiado.
-Mauro... dejemos esto hasta aquí. No quiero que te hagan daño y yo ahora mismo por más que quiera, no puedo ofrecerte algo- llevó ambas manos a su rostro.
-Seamos amigos- propuso. Suspiré con cansancio.
-Mauro... yo...- negó con la cabeza.
-Estoy pasando por un momento de mi vida en el cual necesito algo de estabilidad y solamente la tengo cuando estoy contigo. Haces que olvide la vida de porquería que tengo y me das esperanzas de mejorarla- negué con la cabeza.
-Ese es el punto. Yo no puedo tener una amistad contigo porque ambos queremos más y yo prefiero que no te pase nada malo. André está perdiendo la cabeza. Él me contó lo que te hizo y no quiero que pase algo peor- sabía que eso no era lo que él esperaba, pero poco o nada yo podía hacer-. Es mejor que no nos veamos más- tomé mi bolso y lo abrí para buscar el dinero y pagar el café. Él lo impidió.
-No... yo te invité- asentí y guardé mi billetera.
Prefería estar lejos de él a que le hicieran daño.
Lo amaba demasiado.
-Amelia...
-Gracias. Que estés bien- sonreí.
Me puse de pie y me paralicé por completo cuando vi a André caminar hacia mi. Parecía furioso.
Claro.
El mensaje con la invitación para tomar café.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté entre dientes.
- ¿Tú qué crees? Vine por mi mujer- puse los ojos en blanco ya harta de toda esta persecución y posesividad de su parte.
Estaba cabreada.
-¿Dónde está que no la veo?- pregunté con un tono que lo alertó de que no siguiera por ahí.
-Amelia... - cerró los ojos y contó hasta tres. Siempre hacía lo mismo para tranquilizarse, pero nunca funcionaba.
- Amelia ¿Qué? ¿Por qué no vas a la casa y atiendes a la hija que tanto luchaste por quitarme y lo hiciste y a mi me dejas en paz?- y en ese momento, para terminar de joderlo todo, Mauro decidió hacerse notar.
-Disculpen, pero necesito salir- me hice a un lado y André frunció el ceño.
Maldita sea.
Se había dado cuenta de todo.
-Mauro... ¿Viste al desgraciado que estaba con Amelia?- internamente hice un baile de alivio.
Mauro se colocó al lado de André y me miró.
ESTÁS LEYENDO
Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©
RomansaElla se enamoró del hombre de sus sueños y estaba a punto de casarse con él, cuando un suceso desafortunado, acabó con su historia de amor. El hombre de sus sueños se convirtió en su peor pesadilla que hasta le arrebató lo más importante en su vi...