-Nunca me dijiste que el idiota seguía en el instituto, o aquí en Londres- le recriminé a mi primo. Nos habíamos sentado en la mesa luego que el idiota se marchará y nos encontrábamos platicando.
-No es mi culpa que tus estúpidos ex's te persigan- me respondió mi primo rodando los ojos- No sé cómo pudiste estar con él Hope, eres tan poco inteligente para algunas cosas-.
-¿Y qué me dices de ti imbécil?- le respondí enojada por su comportamiento- Eres un jodido ninfómano que se acuesta con todo lo que tenga un agujero donde puedas meter tu maní, no puedo creer como te da la cara para recriminarme a mí, sabiendo lo que tú haces- mis palabras expresaban el asco que sentía sobre su comportamiento y sus acciones. Los chicos estaban sorprendidos ante mis palabras.
-¿Yo que te digo de mi? ¿Y tú qué me dices de ti? Sos una jodida puta, Hope. De las que deja meter el "maní" de cualquiera en tu "agujero"- sus palabras transmitían el mismo asco que el mío. Sé que fui dura con él, y me sentí mal, pero jamás pensé que a él le daría para decirme esas palabras y tratarme de esa manera.
-Chicos, me parece que no deberían decirse ese tipo de cosas, van a arrepentirse- las suaves y dulces palabras de Sky nos hicieron dirigir nuestra mirada hacia ella.
-Y me parece que tú no deberías ni opinar, no entiendes de estos temas, niña. Recuerda que aún sigues siendo virgen- las palabras de mi hermano eran duras y burlonas. Y no se necesitaba mucho para saber que a una persona como Sky, tímida y dulce, las palabras de mi hermano le lastimaban. Y lo comprobé cuando vi que sus ojos se llenaban de lágrimas. Los chicos miraban con enojo a Caleb, y no los culpaba, pero antes de que cualquiera de ellos interfiriera, me paré rápidamente y le grité:
-¡No lo puedo creer, Caleb! ¡Eres un jodido hijo de puta!- la furia era el principal sentimiento en mi- ¡¿Qué es lo que sucede contigo?! ¿Sabes qué? Hace unos días, no encontraba la razón de porque me había ido a California, pero justo en este momento lo entiendo. No quería volver a lo mismo, a ver como arruinabas tu vida como un imbécil sin sentimientos. No quería porque te amo tanto que me duele más a mí lo que estás haciendo que a vos- a lo último mis palabras ya no eran gritos, sino suaves palabras. Me estaba quebrando y lo estaba haciendo enfrente de todos.
Por primera vez en la noche, vi arrepentimiento en los ojos de mi hermano, pero ya no me importaba, él ya había lastimado a Sky y a mí, y no lo iba a perdonar tan fácil.
-Hope, yo... lo lame...- no deje que terminara sus asquerosas palabras.
-¡NO!- mi grito llamó la atención de muchos presentes que se encontraban en el lugar, alrededor de nosotros, pero justo en este momento, nada más me importaba- ¡No voy a dejar que pidas tus estúpidas disculpas monótonas de siempre! Solo te voy a decir una cosa, Caleb. Cuando estés solo, cuando ya nadie quiera estar a tu lado, cuando ya no sepas ni lo que hiciste con tu vida, cuando te des cuenta que estas repitiendo la misma historia que August Collins hizo hacer al gran Chris Collins, cuando te des cuenta de que lo que haces no lo vale. Voy a estar Caleb, voy a estar para ti siempre, porque yo si te amo de verdad. Sin importarme el dinero, los apellidos y el prestigio- los ojos de mi hermano me miraban incrédulos- Y sí, no te creas que soy tan estúpida de darme cuenta que estas tremendamente enamorado de la chica que acabas de insultar, Caleb. Para tu pesar, te conozco. Confío en ti, primo, se que podrás hacer lo correcto.
Para ese entonces, me despedí con un asentimiento de cabeza a los chicos, y me dirigí a la salida del local.
Me di cuenta del enamoramiento de mi hermano por como la miraba, el amor que transmitían sus ojos era innegable. Pero tenía miedo, porque no quería que la historia se repita, si eso pasa, no me lo perdonaría nunca.
No me había dado cuenta que me había quedado parada mirando a la nada, cuando una voz me saco de mis pensamientos:
-¿Estás bien?- al girarme, me di cuenta que se trataba de la voz de Sky, quien venía con su sexy hermano alado.
Le dediqué una cálida sonrisa- Eso debería preguntártelo yo a ti-.
-Pues yo estoy bien. Gracias por preguntar y por defenderme allá adentro- me devolvió la misma sonrisa- La que creo que no está bien eres tú.
-Mi vuelta a Londres no fue como pensaba- respondí sincera.
-Por favor, dejémonos de estupideces- Austin rompió el silencio y nosotras dirigimos una mirada hacia él- Se nota a kilómetros que estas fingiendo. Solo hiciste ese espectáculo para llamar nuestra atención, eres solo una zorra que necesita atención- esta vez se dirigió a mí.
Admito que sus palabras me sorprendieron y la seriedad con la que las decía también.
-¿Enserio eso piensas? No puedes juzgarme, no conoces nada de mi vida- mi voz se había vuelto fría.
-Sé como son las zorras como tú. Piensan que ellas son las únicas que pueden salir lastimadas, y que todos deben estar a su alrededor. Se quejan de problemas estúpidos porque tienen el dinero suficiente para tener lo que quieran en la palma de su mano- me juzgaba como si en verdad me conocieran.
-¿Dinero? Esto tiene que ser un chiste, ¿verdad? A mí no me importa en lo absoluto el dinero. Es solo un papel, eso no hace las personas ni mucho menos la felicidad- estaba incrédula- Pero bueno, si quieres pensar eso de mí, hazlo. No pierdo nada- Me rindo, este no es mi día y no pienso hacer nada para mejorarlo.
-No pierdes nada porque sabes que tengo razón-respondió con una sonrisa de suficiencia.
Ignorando su comentario, esta vez me dirigí a Sky:
-Debo irme, Sky. En verdad ha sido un gusto conocerte y a los chicos. Espero nos podamos volver a encontrar. Adiós, linda- me acerqué un poco más a ella y le susurré en su oído- Que no te afecten las palabras del idiota de Caleb, lo mejor y más preciado que tiene una mujer es su virginidad, no la pierdas con cualquiera, Sky.
Terminado de decir esas palabras, me marché directo a casa.
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Siempre voy a luchar, nunca voy a rendirme
RomantikUna familia complicada, donde reina el prejuicio, el poder y el dinero. Una chica dispuesta a demostrar lo que en realidad importa en esta vida, sin importarle salir lastimada. Un amor irresistible que llega a cambiarlo todo, ¿en verdad la fuerza de...