Capítulo 12: Las cosas a mi manera.

13 1 0
                                    

-¿Y qué es de lo que queres hablarme tan importante, Hope?- estaba parada frente a su escritorio, mientras ambos Rizzo se hallaban detrás de mí.

-Vengo a hablar de tu renuncia, Erik- mi voz continuaba siendo fría e inexpresiva, mi cara ni mis ojos tenían expresión.

-¿De mí renuncia?- su risa irónica solo hacia aumentar mi furia- No tengo tiempos para tus jueguitos, nenita de papi- en su cara yacía una asquerosa sonrisa arrogante.

Y para mí eso fue suficiente. Como si de un rayo se tratara, apoye las manos en el escritorio y me acerqué peligrosamente a él.

-Mira, maldito imbécil, ambos sabemos lo que soy capaz de hacer cuando algo realmente me importa- agarre el cuello de su camisa y lo acerque más a mí- Te estás metiendo con la persona equivocada, hijo de puta.

Austin me tomó de la cintura y me alejó del escritorio, intenté zafarme pero, obviamente, él tenía más fuerza.

-Creo que deberíamos hablar más tranquilo- comentó Rafa poniéndose entre nosotros, y Austin no soltaba mi cintura.

-Yo creo que no deberías meterte, eres solo un inútil empleado- juro que iba a asesinarlo. Sentí los brazos de Austin tensarse a mi alrededor, era obvio que le había molestado el trato hacia su padre. Pero dudo que este más molesta que yo.

Me zafé de su agarre como pude y volví a acercarme al escritorio, evitando a Rafa. Quien al parecer se había rendido al tratar de separarnos.

-Y a mí me parece que vas a ir juntando tus cosas para desaparecer de esta empresa de una vez por todas- el sonido de la puerta abrirse interrumpió nuestra discusión. Y en el umbral de la puerta se encontraba, nada más y nada menos, que el gran Chris Collins.

-¿Qué está sucediendo aquí, Hope? Rose me contó que entraste furiosa a la oficina de Erik- su voz autoritaria ya no me intimidaba ni un poquito.

-Hago lo que debería haber hecho hace muchos años, ordenar tu vida y sacar la basura- mi voz era dura, mi cara sin expresión y mi vista se mantenía fija en mi progenitor.

-Me parece que estoy bastante grandecito como para hacer eso por mi mismo- respondió de la misma manera.

No lo podía creer, nunca en mis 16 años pensé que llegáramos a la instancia de tratarnos así, era una locura. Pero no iba a dar el brazo a torcer ahora, y menos si se trataba de Rafa.

-¿Te parece? A mí me parece que no, en toda tu vida nunca te han dado los huevos para luchar por lo que vos queres, para manejar tu vida por vos mismo antes de que otra persona la maneje- Rafa abrió los ojos desmesuradamente, estaba sorprendido de cómo podía llegar a tratar a Chris- Por eso hoy mismo, estoy tratando de ayudarte, porque para mí pesar, tu asquerosa vida también afecta la vida de la gente que me importa.

-Me parece que esto lo deberíamos hablar esto a solas- respondió con voz dura.

-¿Qué pasa, Christopher?- una sonrisa irónica floreció en mi rostro- ¿Te da miedo sacar los trapitos al sol?

El mismo suspiró y se pasó una mano por el cabello:

-¿Qué es lo que queres, Hope? ¿Para qué viniste aquí?-.

-Quiero que le devuelvas su anterior puesto a Rafael- la autoridad en mi voz no se iba.

Ahora fue su turno de sonreír con ironía:

-Veo que solo hicieron falta unos minutos para que caigas en su manipulación de víctima- su vista se dirigió a Rafael, quien solo le dedicó una mirada triste.

Siempre voy a luchar, nunca voy a rendirmeWhere stories live. Discover now