El sonido de la puerta interrumpió nuestra charla, eran Rafael y detrás venía Austin:
-Oh, siento interrumpir, es que como vi que Erik se marchaba, vine y no sabía que estabas aquí, Hope- se disculpó Rafa apresuradamente.
-No te preocupes, nuevo vicepresidente de la empresa- le guiñé un ojo- Yo ya me iba-.
-¿Sigues con tu idea de abandonar Londres nuevamente?- preguntó Chris esperanzado, probablemente esperando que cambie de idea, pero no iba a ser así.
-Ya hablamos de esto, Christopher- hable cansada- Sabes que mi vuelta a Londres no fue lo que esperaba, necesito afrontar mis problemas fuera de aquí, y cuando este segura de lo que estoy dispuesta, voy a volver-.
Chris suspiró, y me dijo:
-Respeto tu decisión, Hope. Solo espero que ese tiempo no sea tan largo. Sé que es mi culpa que tu vuelta a Londres se arruinará, y lo siento. Prometo que voy a intentar remediar algunos errores para cuando vuelvas- sus palabras sonaban sincera, por lo que le sonreí.
-Espero que así sea, Chris. Sé que puedes- él sonrío triste, yo miré a Austin- Bueno, llegó la hora de irnos.
-Prometan que van a cuidarse, no quiero que se metan en líos en California- Rafa nos señalo acusatoriamente, a lo que sonreímos- No se emborrachen todos los días, y si van a hacerlo, usen protección-.
-Cuando decís que si vamos a hacerlo usemos protección, te referís a hacerlo por separado ¿verdad, Rafa? Porque sabes que, con todo el amor que te tengo, no estaría con tu hijo- Austin me miraba divertido.
-Eso está por verse, hermosa- respondió el idiota con una sonrisa divertida- Debemos irnos, se nos hará más tarde-.
Lo mire con una sonrisa falsa y me dirigí a la puerta del despacho:
-Nos vemos pronto- les guiñé un ojo y salí de la empresa seguida de Austin. No me había despedido de Rose porque su turno había terminado hace una hora aproximadamente, y probablemente no haya querido interrumpir nuestra discusión. Quizá había notado que era serio lo que estaba pasando allí adentro.
En fin, nos montamos en el auto en silencio, y conducí de la misma manera hacia el Aeropuerto de Londres. De vez en cuando, veía por el rabillo del ojo a mi acompañante observarme curioso, era como que si quería preguntarme algo, pero no se animaba.
-¿Quieres preguntar algo?- pregunté para romper el silencio, y sacarme la duda.
-¿La verdad?- me respondió, a lo que solo asentí- ¿Siempre eres así?-.
Cuando escuché su pregunta supe que esta conversación no iba a terminar bien.
-¿Así como?- pregunté irónica- Malcriada, caprichosa y una puta como tú crees, sí, soy así siempre-.
-No, no, no lo decía por eso. Yo no creo que seas así- su voz parecía tranquila y dulce- me refería a lo de terca, en el buen sentido, he visto que siempre luchas para que las personas que quieres estén bien, y no te rindes. Luchas y luchas hasta que lo consigues. Perdonas y amas de la misma manera, con la misma intensidad. Cuando las personas te conocen se dan cuenta que eres increíble, que valió la pena haberte conocido, como me paso a mí- cuando termino de hablar, quede muy asombrada, jamás había escuchado a Austin decir algo lindo de mí, y eso me alegraba más de lo que yo creía.
-Wow, es la primera vez que te escucho decir algo bueno de mí- comenté- Muchas gracias por tus palabras Austin, pero, no soy solo eso que viste en mí. Tengo más defectos de lo que la gente piensa. Me equivoco mucho y tomo decisiones incorrectas. De todas maneras, a mi si me pareciste increíble, por tu manera de ser. Siempre quieres proteger a los que amas, y cuando conoces a las personas no te quedas simplemente con lo que fingen ser, sino que vas hasta el fondo de esa persona, hasta llegar a su esencia y ver como realmente son. Eso es totalmente admirable- ahora él era el sorprendido. Pero si soy sincera, sí había notado que él era así, cada vez que lo veía proteger a su hermana y a sus amigos, y en su amistad con Caleb. Ya que mi hermano a simple vista parece un idiota, pero hasta que no lo conoces bien no te das cuenta que en verdad es una de las mejores personas que podrías haber conocido. Y Austin había logrado llegar hasta la esencia de Caleb.
Llegamos al aeropuerto y aparqué el auto en un parte del estacionamiento, donde le comuniqué a unos tipos de la empresa de papá para que lo recogieran y lo enviaran a California. No iba a irme y dejar mi hermoso auto, claramente.
Nos dedicamos una sonrisa y bajamos del auto, entramos al aeropuerto, directo hacia el lugar donde se compraban los boletos.
Habíamos llegado a tiempo, ya que el vuelo salía en media hora. Nos dirigimos hacia una tienda de comidas, compramos lo necesario para el viaje, ya saben, comidas y bebidas. Entregamos nuestros boletos y estuvimos un rato más esperando. Ya era de noche, y este día había sido el más largo de mi vida, además de ser el peor. Ya ni recordaba el sentimiento de emoción con el que había vuelto a Londres, hace exactamente, una semana.
-Ya es hora- la voz de Caleb me había sacado de mis pensamientos, se encontraba parado frente a mí, extendiéndome su mano.
-Sí, lo siento- contesté tomando su mano y levantándome, aún un poco distraída, como cada vez que mi cabeza divagaba.
Nos subimos al avión y la vista que ofrecían las ventanas sobre la nocturna Londres, es todo un espectáculo. Justo después de despegar, entrelacé mi mano con la de Caleb, a lo que miro nuestras manos y luego a mí, sonriéndome:
-California, allá vamos- le dije respondiendo su sonrisa. Para después acomodarme sobre su hombro y quedar totalmente dormida, pero esta vez, con una sonrisa en mi rostro.
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Siempre voy a luchar, nunca voy a rendirme
RomanceUna familia complicada, donde reina el prejuicio, el poder y el dinero. Una chica dispuesta a demostrar lo que en realidad importa en esta vida, sin importarle salir lastimada. Un amor irresistible que llega a cambiarlo todo, ¿en verdad la fuerza de...