En esos momentos lo único que quería era fumar un cigarro, moriría por uno…literalmente. El suave aroma de nicotina entrando por mi garganta y simplemente logrando lo imposible, darme un poco de tranquilidad. Vaya…en verdad quería un cigarro.
Mi turno de vigilancia acababa de terminar y había vuelto a aquella sala de espera a despertar a Lau quien tomaría mi lugar. Pude observar en su reloj la hora, las 5 de la mañana. La desperté evitando despertar a los demás, ella abrió sus ojos respondiendo con un pequeño gesto característico de ella.
“Qué pasa Harry?” me pregunto brevemente.
“Es tú turno de vigilar…” le respondí con igual brevedad.
Ella se levanto y me dijo antes de retirarse, “Trata de dormir un poco, te ayudará” me sonrío y tomó camino a la cabina donde se hallaba aquel circuito cerrado de vigilancia.
“Ojalá y pudiera…” me dije a mi mismo mientras tomaba asiento en aquel sofá. Observé a mi izquierda y ahí yacía Jess aún dormida. “Vaya, se ve muy linda dormida…” me dije a mi mismo en voz baja nuevamente. Me recosté en el sofá y trate de cerrar mis ojos.
Tan pronto los cerré los recuerdos de Andrés comenzaron a inundar mi mente, mi amigo murió, recordé la desesperación y el enojo también. Abrí repentinamente los ojos, me incorpore, suspire. “Necesito un cigarro…”
Chequé mis bolsillos con esperanza para solo encontrar una cajetilla vacía. Maldije en voz baja y me alcé saliendo de aquel lugar sin que nadie me viera. Llegué al pasillo por donde entramos y logré entrar a lo que era la plaza comercial en sí. Observé a mi alrededor con cautela, no que hubiéramos visto señal de aquellas criaturas durante nuestra vigilancia pero nunca se puede ser lo suficientemente precavido.
Una cajetilla de cigarros era todo lo que necesitaba, sí estaba arriesgando mi vida y desobedeciendo las órdenes que Pancho nos dio…pero por un cigarro no me importaría morir. Lo último lo pensé en broma, no llegaría tan lejos, si tuviera que morir, sería por alguien a quien quisiera mucho, no por un cigarro. Me detuve y solté una pequeña risa ante la ironía de mis pensamientos. El fin del mundo…y sólo podía pensar en un maldito cigarro.
Llegué a Sanborns…entré aún con cautela, todo seguía intacto y me hice camino hasta donde los cigarros estaban. Llegué a un estante con una cantidad de variedades de cigarros impresionantes. Tome una cajetilla y me dí la media vuelta pero me detuve en seco. Entonces volví a girar y tomé todas las cajetillas que cupieran en mis bolsillos. Pensándolo bien, no sabía cuándo volvería a tener una oportunidad de esa magnitud.
Con los bolsillos llenos salí de la tienda y volví al pasillo por donde salí, me recargué sobre un barandal, tomé uno de los cigarros, lo encendí y de pronto sentí esa tranquilidad que tanto añoraba. Fumé con calma disfrutando el aroma del mismo y la suavidad con la que el humo entraba y salía de mi garganta.
Acabé con mi cigarro y lo tire al suelo pisándolo, como de costumbre y regresé a dónde estaban los demás. Todo seguía en silencio, por lo visto nadie estaba despierto. Antes de entrar por la puerta de cristal decidí sentarme en el suelo y encendí otro cigarro. Mi mente comenzó a divagar, nada raro en mí, pero disfrutaba de la tranquilidad, no quería que terminara, esa utopía en mi mente.
De pronto sentí que la puerta de cristal se abría, era Jess.
“Harry…qué haces afuera?” pregunto antes de observar el humo a mi alrededor y el cigarro en mis manos. “Estás fumando! En un momento así…” me dijo algo indignada.
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Survivor
Science FictionEn un mundo aparentemente normal, lo inpensable ocurre, un virus se libera misteriosamente en la facultad de química creando un caos mundial, la gente muere...pero revive con el único deseo de alimentarse. Los pocos supervivientes tendrán que enfren...