5.

32 9 57
                                    

El ambiente en el campamento había mejorado mucho de la noche a la mañana. Al ser principios de verano, los mestizos se estaban bañando en el lago, entrenando animosamente o jugando al baloncesto con los de la cabaña de Apolo:

- Buenos días, tortolitos- saludó Gabriella, acercándose a Andy y a Sarah, que estaban sentados bajo un árbol, cerca del campo de entrenamiento.

- Buenas...- saludó Andy, e hizo sitio a la pelirroja para que se sentara a su lado-. Hay un semidiós nuevo

- ¿Ah, sí?- Sarah miró a su novio, que asintió.

- Mhm... No sé como se llama, pero dicen que es irlandés...e hijo de Némesis- Gabriella se apoyó en el árbol.

- ¿Némesis..? Mal rollo- asintió para sí.

- ¿Y eso?- quiso saber Sarah.

- Diosa de la venganza- se adelantó Andy-. no puede ser nada bueno

- Igual no es mal chico...

- Bueno- apuntó Gabri jugueteando distraídamente con una esfera de agua entre sus dedos-. quizás tengas razón, Heighs..

- ¿Ya se lo has dicho?- le susurró Sarah un rato después.

- Decirle ¿qué? ¿Y, a quién?

- A George... Tu cosita - Gabriella se mordió el carillo-. No se lo has dicho aún, Gabriella...

-¡No encuentro el momento!- protestó la hija de Poseidón-. Es difícil cuando apenas lo veo

- Oh, Gabri... Ve a buscarlo y díselo ahora- La animó Sarah y su amiga sonrió al fin.

- Vale- asintió con la cabeza-. lo haré. Voy a ir- abrazó a la chica morena y se fue de allí en busca de su novio. Lo buscó por medio campamento, pero no lo encontró. Quizás estaba dando un paseo por aire. Solía hacerlo casi a todas horas. Cansada, se sentó en las escaleras del templo de Hera y oculté la cara entre las manos.

- ¿Te pasa algo, pelirroja?- alguien se sentó al lado de ella, que miró y vio a un chico atractivo, de pelo rizado y unos oscuros ojos verdes que la miraba fijamente, sin sombra de vergüenza.

- No- respondió Gabriella, y se aclaró la garganta-. Estoy bien... ¿Nos...conocemos?- preguntó, mirando al muchacho, algo confundida.

- No, pero te he visto y he querido saber quien era esa diosa- Gabriella frunció el ceño y se apartó un poco de él.

- Ya... eh...tengo novio, lo siento...- se excusó, aunque no lo sentía en absoluto.

- Ya, y a mi me da igual, pelirroja- el chico sonrió de medio lado. Una sonrisa que le puso los pelos de punta a Gabriella, que se levantó.

- ¿Quién eres?- preguntó.

- Soy Hayden Avenge, hijo de Némesis- la bombilla se encendió en la cabeza de la hija de Poseidón.

- Eres tú...- la chica retrocedió lentamente, pero Hayden la siguió.

- Oh... ¿Has oído hablar de mí?- preguntó el muchacho, viéndose sorprendido-. Me siento alagado- siguió avanzando y ella retrocediendo, hasta que la chica estuvo con la espalda contra la pared del templo.

- Oye, apártate- le ordenó cuando sus pechos chocaron.

- ¿Qué es esto?- preguntó Hayden, tocando la tripa de Gabriella con la mano-. ¿No eres un poco joven?- la chica le apartó la mano.

- No me toques, cretino- siseó. El hijo de la diosa de la venganza no hizo sino acercarse más y mirarla con sus profundos ojos verdes.

- Pero, si me quieres más que a nada- susurró, y algo en su voz, deshizo las defensas de Gabriella. Cómo si le hubiera caído un cubo de agua helada sobre la cabeza. Quedó embobada. Lo que desconocía era que Hayden estaba usando sus poderes en ella. Por eso, cuando los labios del chico tocaron los suyos, no pudo resistirse sino que lo correspondió con una pasión ciega.

La Saeta de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora