La Saeta de Oro

8.

- Evan no viene- dijo John, cerrando con cuidado la puerta de la cabaña de Poseidón tras él-. ¿Y, George?

- George no va a ir- Will caminó hasta donde Nico y John se encontraban-. No podría dar dos pasos sin desmayarse. Y, además, dudo que tenga el juicio suficiente para no tratar de matarse de nuevo. Mucho menos para ir de misión- John tragó saliva.

- ¿Tan mal está?- Will puso cara de circunstancias.

- Delira a cada hora. Tiene fiebre alta y los ojos se le van...- explicó, sacudiendo la cabeza, tristemente-. Se ha despertado sólo dos veces, y las dos tuve que sujetarlo con ayuda de Ty y Michael para que no se clavara las tijeras en la garganta o se ahogara con una venda- Nico ahogó un grito.

- Y... ¿Y, el anillo?- tartamudeó. Su novio frunció el ceño.

- Fue destruido... Se... Deshizo- dijo, como aún sin creérselo-. Pero, lo curioso es que... Tras la muerte de...- suspiró-. Tras la muerte de Gabri, esa irá irracional... Esa locura que embargaba a Connor, ha desaparecido. Es casi como...

- ...Como si fuera una maldición- terminó Nico-. Como si George estuviera predestinado a utilizar esos poderes para matar a Gabriella- John se giró a mirarlo, atónito.

- No estarás insinuando que...

- Sí- Will estaba muy serio-. La muerte de Gabriella ha sido cosa de los dioses.

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- Es sencillo- el señor D abrió un portal frente a los semidioses. Sólo Andy, Will, Nico, Sarah y John se habían presentado. Evan seguía tumbado en la cama de su hermana sin moverse, desde hacía cuatro días. Y, George daba vueltas en su camilla, gritando el nombre de Gabriella al cielo-. Todo lo que tenéis que hacer es encontrar a Némesis y desangrarla un poco- les lanzó una botellita para rellenar del icor de la diosa.

- ¿Cómo gorgonas vamos a encontrar a una diosa así sin más?- Sarah echó la cabeza hacia atrás, aburrida. Nico jugueteaba con su espada Estigia, cortando briznas de hierba. Y, Andy las quemaba cuando estas salían despedidas hacia el aire.

- Tenemos cartas en nuestro favor- dijo el dios del vino con una maquiavélica sonrisa en el rostro. Se giró hacia la casa grande, dónde apareció Quirón, llevando a...

- ¿Hayden?- Andy se sorprendió al ver al semidiós hijo de Némesis caminando a trompicones hacia ellos, agarrado del brazo y resistiéndose con fuerza.
Estaba atado fuertemente con sogas mágicas y amordazado. Y, no parecía muy contento. Quirón lo soltó de manera poco suave y este cayó de rodillas al suelo.

- Mmmffffghh- balbuceó, rojo de ira.

- Aquí tenéis al verdadero asesino de la hija de Poseidón. Llevadlo ante su madre e intercambiadlo por un poquitín de icor- rió Dioniso.

- Nosotros no funcionamos así- dijo Sarah, pese a que estaba asesinando al chico con la mirada-. Es un mestizo como nosotros. No podéis tratarlo así.

- Eres noble, Higgles.

- Heighs.

- Lo que sea- el dios despechó a la chica con la mano-. La cosa es que no tenéis que hacerle daño, aunque el niñato se merezca que lo convierta en delfín.

- Quiere que lo usemos como a un objeto en venta...- los ojos de Nico brillaron. Se adelantó y levantó a Hayden del brazo. Will puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

- Vamos...- todos se encaminaron hacia el portal abierto. Incluso el hijo de Némesis, arrastrado por Nico.

- Aguardad- Quirón habló y ellos se dieron la vuelta-. Deberías estar de vuelta para el anochecer. El portal se quedará abierto en el mismo sitio. Los semidioses asintieron, preparados para cumplir su cometido-. Tened cuidado- pidió además el centauro, preocupado por sus chicos. Sarah sonrió débilmente y, entonces, cruzaron el portal.

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- N-No... N-No... No pue...de ser... Y-yo no haría eso... Q-Qué he hecho...- George movía la cabeza, con los ojos cerrados con fuerza. A su lado, sorprendentemente había alguien. El señor D. Le tomó la mano con la suya, dándole un suave apretón.

- No sufras, hermano- lo llamó, con una ternura extremadamente inusual en él-. La recuperarás- siguió, casi en un susurro.