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- No, ¡no puede ser!- Sarah se abrió paso entre la gente, arremolinada en torno a algo. Vio a Evan sentado en el suelo, con los ojos fijos en algún lugar muy lejos de allí. Will le pasaba un brazo por los hombros, tratando de animarle sin éxito. En el otro extremo del círculo estaba George. La gente lo miraba con recelo y odio en sus ojos, y Sarah se preguntó porqué.

Pero, la razón estaba muy cerca. Yacía en el suelo, tapada por una sábana dorada. La hija de Hades se acercó, tambaleante y, arrodillándose junto al cuerpo, retiró la sábana. Al ver allí a su mejor amiga, con los ojos cerrados y un hilillo de sangre corriendo por la comisura de sus labios, gritó.

Gritó con tanta fuerza, que la tierra bajo sus pies se estremeció-. ¡GABRIELLA!!¡¡¿¿QUIÉN HA SIDO!!??- todo el mundo se apartó de Sarah unos pasos. Todos menos George Connor, que sin embargo no levantó la mirada del suelo para mirarle. Sarah lo comprendió.
Y, se abalanzó sobre él.

- ¡¡Has sido tú!!- le gritó, fuera de sí misma-. Maldito bastardo, ¡¡has matado a tu novia!! Has matado a tu...- fue a decir, pero se detuvo. George la había cagado hasta el fondo. Pero, no le diría acerca de la segunda vida que había arrebatado. Lo golpeó en la cara con fuerza, y lo hubiera hecho de nuevo, de no ser porque Nico apareció por detrás de ella y la detuvo-. ¡Suéltame, Nico! ¡¡Voy a matarle!! Se lo prometí... ¡¡Prometí que lo mataría si le hacía daño!!

- No pierdas el tiempo. Connor ya tiene suficiente castigo- aseguró, mirándolo con desdén. Y, no se equivocaba. George lloraba ahora, pero su rostro era pétreo. Se llevó una mano a la mejilla enrojecida y miró a Gabriella, tirada en el suelo como despojos.
Después echó a correr hacia su cabaña, en donde se encerró:

- Will, ve con él. No vaya a hacer una tontería- Quirón dirigió una mirada de pena al cadáver yaciente, y luego al hijo de Apolo, que asintió y corrió tras  el rubio.
Andy llegó entonces, y confuso, miró a su alrededor.

- ¿Qué ha pasado? ¿Quién...?- comenzó, pero se detuvo al ver a Evan llorar y una pálida mano salir de debajo de la tela dorada-. ¿Gabri? Oh mierda...- maldijo, y se llevó las manos a la cabeza. Seguidamente, se acercó a Sarah y ella se refugió en sus brazos, temblando-. Lo siento, mi amor...- la abrazó con fuerza, mientras ella lloraba desconsoladamente.

- Está bien, mestizos. Se acabó lo que se daba- el señor D dio unas palmaditas, para alejar a los semidioses arremolinados alrededor de la horrible escena. Después se agachó y alzó a Gabriella entre sus robustos brazos.

- ¿Qué va a hacer con ella?- preguntó Nico, con un nudo en la garganta.

- Le daremos un enterramiento en el lago, como su padre hubiera querido para ella- Quirón le puso una mano en el hombro al hijo de Hades, que asintió y soltó un largo suspiro.

- Evan...- Sarah llamó al semidiós cuando este se levantó, como un muerto en vida. Dio un paso hacia donde su amada hermana gemela estaba, y después se desplomó hacia atrás. Afortunadamente, Nico se transportó por las sombras hasta él y lo agarró antes de chocar contra el suelo.

- Lo llevaré a su cabaña- informó a todos y, seguidamente, se lo cargó sobre el hombro. Desapareciendo de nuevo en la oscuridad.

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- Esto no tenía que pasar... No aún- Quirón se pasó las manos por el escaso cabello de su cabeza.

- Mejor ahora que dentro de unos meses...- El señor D agarró su daga de plata y, sin titubear un ápice, abrió el vientre de la aún caliente muchacha. Con sumo cuidado, cogió al pequeño feto de su interior. Este, era del tamaño de un cachorro de gatito, pues aún le faltaba mucho por formarse.

Sin apenas hacer un gesto, un vórtice se abrió ante él. Allí dentro, en ese espacio pequeño y caliente, metió a la criatura que, aún y pese a todo, seguía viva.
Después, se volvió hacia Quirón:

- Bueno, una parte del trabajo ya está hecha- dijo, limpiándose la sangre coagulada de las manos, sin repelús. El centauro puso los ojos en blanco. La falta de tacto del dios del vino no tenía parangón.

- Era una chica maravillosa, Dioniso- dijo, con la voz ronca.

- Y, seguirá siéndolo. Si funciona nuestro plan...

- Si Zeus no hubiera...

- Pero, lo hizo. Ya advirtió al chaval. Pero, Connor es igual que él. Un cabezota estúpido...- un trueno sonó fuera, y Quirón advirtió al señor D con la mirada-. Mira, viejo amigo. Ambos sabíamos que esto pasaría. La chica estaba destinada a morir a manos de mi desafortunado hermano menor. Y, nada podíamos hacer al respecto.
Pero, Oakles no podrá cumplir su destino si está muerta. Y, tú sabes que su futuro no reside entre el de sus amigos mortales. Los dioses no tienen ningún plan para Connor, pero sí lo tienen para la niña. Siempre lo han tenido- Quirón asintió a su pesar.

- Sí, sí. Ya lo sé. Pero, de igual manera me parte el corazón ver a su hermano así, a sus amigos... Es una catástrofe- Dioniso le dio la razón.

- Me caía bien... Era de las pocas que me hablaban con respeto.

- Saldrá bien- aseguró Quirón, convencido-. Llamaré a los semidioses.

La Saeta de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora