9.

40 8 86
                                    


- Mmmmmmmghhff... Ah... E-Escuchad, chicos... Yo estoy de vuestro lado, lo juro- Hayden habló, al fin libre de su mordaza. Pero, no así de sus ataduras-. Yo... Yo no hice nada a esa tía- todos lo ignoraban, y Nico le dio un empujón para que siguiera caminando a través de los árboles-. Haber, sí. Estaba buenísima. Pero, cuando me di cuenta de que estaba preñada...- Nico se detuvo en el sitio, estupefacto. Todos lo hicieron. Y, Sarah se volvió hacia el chico, echando humo por las orejas.

- ¿Preñada? ¡Ella estaba embarazada, e iba a casarse, bastardo de mierda! ¡Y, es por tu culpa más que por la de nadie que ahora ambos están muertos!- le gritó, poniéndose a milímetros de su rostro. Hayden echó la cabeza hacia atrás, intimidado por la hija de Hades.

- Vale... Pero yo no sabía que estaba cogida.

- ¿Su embarazo no te dio una pista?- respondió Sarah, cortante; y Hayden se encogió de hombros.

- La verdad es que me da igual. Quería liarme con ella, y eso hice- Sarah levantó el puño cerrado para darle un puñetazo, pero Andy la detuvo con suavidad.

- Eres un cretino- lo insultó Andy-. Ahora ya no me siento mal por llevarte como a un perro sarnoso, porque realmente lo eres- Hayden sonrió con sorna.

- Ja, Ja, Ja. Me troncho contigo. Yo no la maté. Fue su novio psicópata- esta vez, fue Andy quien lo golpeó en la nariz, tirándolo al suelo.

- Ese al que llamas "psicópata" es mi mejor amigo, y el semidiós más poderoso de todos los que existen. Pero, alberga un poder demasiado grande en su interior. Uno que no puede contener del todo. Y, a veces...- Andy se detuvo un instante-. No podía controlarlo, y este se hacía con su alma y su cuerpo. Convirtiéndolo en un juguete del caos.

>>Y, ahora gracias a tí, está postrado en cama, sufriendo entre delirios porque trató de quitarse la vida al habérsela arrebatado a la mujer que más amaba. A su vida entera. A su corazón- miró a Sarah, con tal amor brillando en sus claros ojos azules, que la chica sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral. Después, volvió a mirar a Hayden-. Y, eso. Es algo que tú nunca sentirás.

(........)

- Qué conmovedor- dijo una voz femenina detrás de los seis mestizos. Estos, se dieron la vuelta y vieron a una mujer, ataviada con un vestido hecho de telarañas y sombras. Con el pelo oscuro y grasiento, y los ojos hundidos en unas cuencas oscuras y profundas como grutas.

Hayden soltó un respingo y fue a hablar. Pero, entonces, Nico lo agarró. Colocándolo delante de él, con un puñal de oro imperial apuntándole al gaznate.

- Oh, por favor, hijo de Hades. Si tu intención es la de coaccionarme, vas mal parado. Nada me importa ese chico- Hayden bajó la vista al suelo, decepcionado quizás.

- Venimos a hacer un intercambio- John dio un paso al frente, con la espada desenvainada, pero baja-. Nosotros le devolveremos a su hijo, Hayden, si usted nos da un poco de su icor divino- la diosa rió con ganas, llevándose las manos a la barriga.

- Hayden, querido. No deseo tu muerte. Pero, exigir el icor de un dios... Eso es una terrible ofensa, mestizos. Sin duda, el muy iluso de Dioniso es el responsable... Él siempre manda a sus perritos falderos a hacerle el trabajo sucio.

- Es posible, pero es que necesitamos su icor, señora- se excusó Will, con cauteloso respeto.

- Oh, ya veo- la diosa pareció considerarlo-. ¡Está bien! Os entregaré algo de mí icor...- los semidioses se miraron, aliviados, pero el juego aún no había acabado-. ...Si antes vencéis a un viejo conocido vuestro. Hiperión- sonrió con maldad.
Sarah palideció considerablemente, y dio un paso atrás, casi cayendo.

La Saeta de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora