15.LA LUZ DE SUS OJOS

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  ¡Era tan injusto! ¿Qué había hecho de malo? Sí, había arriesgado su salud, ¡pero ya estaba bien! ¿Cuándo había perjudicado al clan? Además, estaba convencido de que el conocimiento de Frank acerca de la existencia de su especie no era ningún problema. Aunque se lo contara a alguien, ¿quién le iba a creer?

  El vampiro volaba en pleno día mientras en su cabeza retumbaba el ritmo de la ira.

¿Cómo era posible que sentir fuera "peligroso"? Entonces recordó su vida pasada. Era cierto. Si era un vampiro era porque una vez habían sido justo sus sentimientos los que le habían vencido. No había podido soportarlos y le habían conducido a llevar a cabo lo que ahora le parecía una estupidez.

Pero esos sentimientos que acabaron con él no tenían nada que ver con lo que sentía ahora. El motivo de su suicidio había sido el desconocimiento de la felicidad. La ignorancia de la autoestima. Estaba completamente seguro de que nunca llegaría a experimentar ninguna de esas cosas y hasta había llegado a dudar sobre su posible existencia.

  Con Frank era distinto. Frank le hacía ver que valía para algo, que no era un inútil. Puede que su mayor talento no fuera nada del otro mundo, pero a la vez le hacía feliz a él también. Ese talento era el don de hacer sonreír a aquel chico tan especial.

Frank le había hecho recordar qué se sentía al estar vivo y le había enseñando a no asociar eso con algo negativo, como si fuera la condena de la que había tratado y conseguido escapar.

  Gerard fue arrancado de sus pensamientos a manos del intenso dolor que le provocaba su espalda quemándose bajo el sol del mediodía.

Sabía donde se dirigía. Tenía que aguantar, faltaba muy poco para llegar.

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  Después de otro día de clase sin lograr concentrarse un solo segundo, Frank se dispuso a realizar la misma rutina que había seguido desde la desaparición de Gerard.

Aunque el pesimismo predominara y las probabilidades eran muy escasas, cada día después de clase sentía la necesidad de volver al parque donde había visto a su querido vampiro por última vez.

La intensidad alivio y la inmensa alegría que sintió cuando por fin lo vio sentado tranquilamente debajo del pequeño limonero del parque fueron incomparables a cualquier cosa que hubiera sentido antes. Con lágrimas en los ojos corrió hacia él, saltó a sus brazos y besó sus fríos labios.

Eso era tan solo lo que deseaba que pasara. Sí tenía dos burbujas de agua ocupando sus lagrimales, pero era porque se acababa de quebrar otro pedacito de esperanza. Gerard no estaba allí.

  Frank estaría toda la tarde y noche solo en casa, así que no hizo nada más que observar el techo de su habitación mientras lloraba desconsoladamente y gritaba con el rostro hundido en la almohada.

Al final su tristeza acabó meciéndole hasta el sueño.

  Ni siquiera cenó. Se tumbó de lado y fijó la vista a la ventana de su habitación esperando cualquier signo de que Gerard estuviera allí.

VAMPIRES WILL NEVER HURT YOU (Spanish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora