Epílogo

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—¡Va a despertar! estén listos, alguien dígale al estúpido de Mo que se apure.

—Sí señor señor—dicen unos de los reclutas que vinieron después de mí

Juntos estamos encantados de trabajar en atraer a un nuevo recluta, pasados los años hubo un par de arreglos en el lugar para que se vea más atractivo para los nuevos. Una de las paredes está llena de colores psicodélicos, es genial. Pero la molesta humedad y la sangre goteante siguen intactas.

—Acá estoy, manos a la obra, el nene abrió los ojos.

— Llegas dos minutos tarde Mo. Ahora hablenle todos a nuestro amiguito, saludenlo.

—BUENOS DÍAS COME MOCOS, TENEMOS HAMBRE.

Después de todos estos años, no puedo decir si mi decisión fue la correcta o no, aunque quedé en la historia con un gran logro: ¡toda mi información sale en Wikipedia! Algo que siempre quise, dejar mi marca.

Quizás Mo se equivocó al decirme que acá viviríamos por siempre, ya que esto se parece más al infierno que a la vida, pero da igual ¿a quién le interesa vivir?

Este infierno se convirtió en mi hogar, estoy cómodo, solo un extraño sentimiento de pena me recorre cuando los demás niños se meten debajo de la cama, o el ver como caen en nuestros juegos con sus mentes, pero no por ese sentimiento de pena me quedo atrás.

Soy como el líder, el líder de este infinito viviendo vidas distintas, algo que le quita el aburrimiento (si es que alguna vez hay algún tipo de aburrimiento).

Sólo puedo decir que este no es el fin, es un fin-de-todo encerrado en un infinito. Y si seguís teniéndole miedo al monstruo debajo de tu cama, o al monstruo que habita en la oscuridad, créeme, el monstruo que está en tu interior es mucho (más de lo que imaginas) peor.

"El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en un monstruo. Y si miras fijamente durante mucho tiempo a un abismo el abismo también te mira a tí."
—Mark Twain

De el monstruo que vive en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora