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Narra Sasha.

Habían pasado tres días desde que mi madre llegó a la ciudad.

Se puede decir que las cosas entre nosotras iban "bien". Quiero decir, no hablábamos mucho pero todo estaba bien ya que ella comenzó a llevarse mejor con Rebecca y eso es todo lo que me importaba.

Desde ese día que fueron solo ellas a merendar, a Becca le gusta pasar tiempo con su abuela.

Ella no quiso decirme de qué hablaron ese día porque dice que es un secreto entre ambas pero lo que sí sé es que desde ese día de ellas se hicieron prácticamente inseparables y eso me pone muy, muy feliz.

En cuanto a Harry, no habló con él desde ese mismo día y realmente agradezco eso.

Es un idiota y lo comprobé ese mismo día.

No podía creer lo materialista que podía llegar a ser una persona.

Si te gusta alguien o te sientes bien con esa persona no importa la cantidad de dinero o qué cosas materiales tenga.

Me cae bien Dylan y me siento bien estando con él, a pesar de que no nos conocemos mucho.

Era sábado a la noche y Dylan me invitó a una cena de compromiso de un amigo.

Al principio me negué rotundamente en ir, pero finalmente Lizzy me convenció de que debía ir.

Aún seguía insegura de ir ya que no lo conocía bastante e ir a una fiesta de ese tipo era demasiado serio y la gente podría interpretar nuestra relación de amistad como algo más pero Lizzy llevaba más media hora arreglando mi cabello y mi cara y si le decía que no iría me asesinaría.

-¿Ahora puedo mirar?-le pregunté a mi amiga ya que ella se había negado a que me viera en el espejo hasta que no esté lista.

-Espera-tomó un fijador y lo roció por todo mi cabello-Lista.

Me miré en el espejo y realmente me gustó lo que mi amiga había hecho con mi cabello y mi cara.

Tenía pequeñas ondas como si fueran naturales y mi cara la pintó de forma natural excepto por el rojo de mis labios.

-Iré por el vestido.

-Liz, me pondré la falda-señalé mi cama.

-Por supuesto que no te dejaré salir con un chico y esa ropa-ella rodó los ojos-Ahora vuelvo.

3 minutos después volvió con un vestido rojo con un gran escote. Solté una carcajada ya que ella realmente pensaba que iba a ponerme eso.

-Estás loca-le dije.

-Por supuesto que no-dijo ella-Desvistete y ponte esto.

-No me pondré eso, ¡por Dios! Tengo una hija Lizbeth y además no tengo 20 años.

-¡Tienes 23! Por Dios ¿quieres ponerte acaso un vestido hasta las rodillas?

-Claro que no pero ¿ese vestido no es muy poco?

-¿Poco? Me salio 300 dólares Sasha-se quejó.

-Me refiero a poca tela.

-No, es perfecto-me entregó el vestido-Pruebatelo y verás que te gustará.

Suspiré y asentí.

Luego de que ella me entregara un brasier para ese tipo de vestido, entre al baño de mi cuarto y me puse todo.

Como en el baño no tenía un espejo de cuerpo entero, tuve que salir al cuarto para poder ver cómo me quedaba.

Cuando Liz me vio soltó un grito.

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