8.-Experta en huir

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La pelirosada estaba dando vueltas en lo que era una sala de espera, aterrada y muerta de nervios. No sabia como había llegado ahí, pero ahí estaba. Fue el primer lugar en el que pensó cuando vio que se había quedado inconsciente en el asiento.

Mordía sus uñas como una desquiciada, estaba mal, mas que mal. Pero ahora era el hombre tras los mensajes el que estaba peor, por su culpa... por su imprudencia.

—¿es su esposa? Ya puede entrar... —le dijo una recién llegada enfermera.

—si... —dijo tímidamente, había mentido para que la dejaran quedarse ahí y lo dejasen verlo.

Aprovecho el alcance de apellidos que tenían para que creyeran que así era, no imagino que sería tan fácil.

—que astuta... señora Ren... —dijo él, apenas sintió que la enfermera cerro la puerta tras ella y quedado solos, riendo, desde la cama. Le sonreía de mala manera, se notaba que de todas maneras estaba enfadado. Y si claro que lo estaba... todo esto había sido una locura...

—perdón...

se acerco a la cama y se sentó junto a él, dejando un vaso de agua sobre el escritorio.

el suspiro resignado, e intento bajarse de la cama, apoyando ambas manos en la cama dándose impulso con ellas, deteniéndose a respirar un momento mas por el dolor que le provocaba.

—tenemos que irnos...

—tienes que descansar... –lo sujetaba ella, no quería que se lastimara más.

—yo estoy bien... —dijo con calma, evitando que viese atreves de él.

Era tan extraño hablar con él de esta manera, era difícil de llevar, no lo entendía, y la ponía loca que le dijese toda las cosas a medias, se sentía alterada y no sabia como llevar ninguna situación en este momento.

—dile a la enfermera, que quieres llevarte a tu esposo a casa... —le susurro al oído, aprovechando la distancia que tenían.

Se sonrojo por los nervios de tenerlo tan cerca alejándose, todo era demasiado extraño, verlo le parecía extraño sobre todo, lo miro sorprendida, quedándose sin palabras.

—hace una hora era soltero y paso que; quede inconsciente y ya te casaste conmigo... que rápida eres mujer... —se burlo, haciéndole un mohín y sonriéndole perverso.

—qu-que desagradable... yo solo quería...

—aunque no es mala idea...—se quedo pensando un momento mirándola— pasamos como pareja y me hacen menos preguntas... —se puso de pie y se apoyo en ella— ahora sácame de aquí, no estamos seguros...

—me podrías explicar... de una vez por todas...

—lo haré... pero ahora tengo que mantener segura a mi esposa... y no es aquí... —con todas sus fuerzas se puso de pie, y la uso a ella como soporte.

Sabia y sentía como él se burlaba de ella cada vez que la trataba de esposa, no era la mejor idea que había tenido.

Pero...

ella aun llevaba la sortija de compromiso de Alibaba... jugo con ella un momento pero decidió dejarla puesta en su dedo.


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—¿estas seguro que este lugar es mas seguro que tu casa?

Huyendo del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora