17.- Locuras.

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Locuras.

Era de mañana, y hacia mas frío que nunca, como era posible que el invierno estuviese tan crudo en esta ocasión. Se encontraba desnudo sobre la cama, con su brazo envolviendo a la mujer que dormía en su pecho, kougyoku. Era obvio que, esto iba a terminar así, ninguno de los dos estaba en las mejores condiciones, como para no caer ante la tentaciones del otro.

—por que siempre despiertas tan temprano... —se quejaba la mujer, acercándose mucho mas a el. La cubrió con la frazadas y se abrazo mas a ella, con sus ambos brazos.

—hace frío... por eso desperté...

—contigo nunca esta frio... —se aferro a el, y se hundió en su pecho, no abría sus ojos; solo disfrutaba el dulce momento que ahora tenían los dos.

El estiro uno de sus brazos, sobre las frazadas y tomo el celular que usualmente manejaba kougyoku, que era en si, su propio aparato. Vio los mensajes, evitando que ella pudiese leer algo que no debiese, vio un mensaje de Hakuryuu que se encontraba en blanco.

Especialmente, ese mensaje le llamo la atención. ¿un mensaje en blanco?

Volvió a fijar su mirada en kougyoku, su respiración era tranquila, pacifica; le pesaba realmente molestarla, para levantarse. Intento hacer lo que pudo con su única mano libre; con el teléfono a su disposición.

¿qué rayos le pasaba? Desde cuando que...

—vieja bruja... debemos levantarnos. Hay problemas.

Ella se levanto suavemente, y se se acerco a su rostro para besarlo por sorpresa. Tomo lo primero que encontró en el suelo, el chaleco gris de Judal y se lo coloco. No dijo nada, la vio levantarse, luego de eso.

No podía evitar que sus ojos se fueran a ella, viéndola caminar delante de el, ver levemente como se exponía algo que realmente le gustaba mirar de ella. Una sonrisa perversa se formo en sus labios, mirándola pasar; le gustaba, y eso no podía negarlo; ni quería hacerlo tampoco.

Le sabia mal en lo mas profundo, el sentir que la usaba quizás, para no pensar en Serendine; pero igual tenia que admitir que se la pasaba bien, con todo lo enojado que siempre lo hacia sentir.

Sintió el aroma al agua caliente, que provenía de su baño privado en su habitación

Se puso de pie y camino tras ella, dejando el celular de lado. Había decidido que quería disfrutar de la mañana.

Bajaba las escaleras revolviendo su húmedo cabello, que llevaba suelo y levemente enmarañado, inmediatamente noto, todo estaba igual que la noche anterior, nadie había llegado. Le parecía extraño, pero en realidad. El vivía solo... sin ellos en general, era como haber recuperado su casa.

Llego a la cocina y prendió de pasaba la cafetera para servirse un expreso, de aquellos que necesitaba por la mañana. Tenia un cierto placer al notar que no había nadie mas...

Vio bajar a kougyoku por las escaleras, sonrió, le gustaba verla en su casa, tan natural y, aunque llevaba ropa de el, se veía muy linda igual, el sonido de la cafetera le aviso que ya estaba listo, volteándose al servir el café.

—hoy... tengo que ir. Las ultimas fotos de la campaña... luego... —dijo algo indecisa.

—veras a tu ex prometido... —llevo la taza a su boca, mirándola.

—si... —camino hacia el, colocándose frente, tomándole la mano libre, entrelazando sus dedos.— ... te uhm... Judar.

El le sonrió, divertido, arqueándole una ceja.

Huyendo del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora