18 ¿cómo puedo dejar de quererte?

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Kouha luchaba contra la esposa que rodeaba su muñeca, y muy firme se encontraba en su otro extremo en el sofá. Se había resignado y relajado en el sofá, pensando cual mas podría ser su opción.

Estúpido se sentía, siendo la damisela en peligro. Soltó un gran suspiro y se acomodo en el sofá, al menos tenia que admitir que estaba cómodo.

Podría haber estado atado, con los ojos vendados en una silla. En un horrible lugar húmedo... que imaginación tenia, era muy creativo. Rio un poco para si mismo, y volvió a mirar su mano.

—¿qué más puedo hacer? —miro su entorno, quizás esto podía ser como Saw y la llave estuviese en algún lugar que le pudiese arrancar un brazo. Ok, demasiado tiempo para si mismo le hacia pensar cosas así, le gustaba bastante esa película, si, si... debería volver a verla, era lo único que ocupaba su cabeza.

Y como un pajarito se fue di variado en pensamientos sobre películas que, debía volver a ver.

La puerta sonó, y se tenso. ¿quién podría ser? ¿su secuestrador? Si... claro que si, debía ser el... comienza el juego. Fue lo único que pensó.

Una hermosa mujer cruzo por la puerta, lucia seria, bastante asustada, miro hacia atrás y cerro la puerta tras ella.

—tengo que hacer esto rápido, antes que mi esposo se percate que no estoy.

Llego hasta su ubicación y rompió la cadena de la esposa con una herramienta, no cruzo mirada alguna con el Ren, que la miraba sorprendido.

—¿quién eres?

—eso no importa... ahora sal rápido de aquí, si mi esposo te encuentra, tendrán mas problemas. Debí haber previsto esto antes.

Kouha se puso de pie, y un momento extra se quedo mirándola.

—gracias. —y corrió hacia la puerta, escapando del lugar.

Paso rápidamente por el pasillo, creyó escuchar una voz conocida, un escalofríos le recorrió por todo su cuerpo y salió corriendo por la salida de servicio.

.-.-.-.-.-.

—¿dónde estuviste todo este tiempo? —le acariciaba el rostro.

Kougyoku seguía en silencio, sin aliento. Su sorpresa era grande, se podía esperar cualquier cosa, menos esto. Tomo su mano vendada, dolía.

—¿kougyoku?

—he estado trabajando aquí...

—si no te querías casar... solo tenias que decírmelo...no huir.

Fijo su mirada en él, el rubio. Sentía que había pasado una eternidad desde la ultima vez que lo había visto. Y si, había pasado tiempo, no una eternidad... pero si tiempo.

Creyó, que los sentimientos por él, se había acabado, pero... aun estaba ahí.

Alibaba la abrazo, y ella, aun no sabia como reaccionar, la guío hacia la cama, y la empujo, dejándola caer; colocándose sobre ella.

—te he extrañado tanto... —se inclino a ella, besándole el cuello, disfrutaba del aroma de la mujer que tenia ahí. De la mujer que iba a ser su esposa.

—no, Alibaba... —le murmuro. Intentaba empujarlo con su mano, pero le dolía demasiado para hacer mas presión.

El intensificaba sus caricias cada vez más, se nota que la había extrañado, todo este tiempo.

—déjame quitarte esta ropa extraña... —levanto su chaleco, y ella lo detuvo.

—no... no lo toques... —lo empujo con una de sus manos, la que aun estaba bien. Tenia recuerdos, de aquello que prefería olvidar, con referente a él.

Huyendo del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora