9.

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Yoongi

-Déjame en paz -aparté su mano de un tirón y comencé a caminar más rápido.

-¡Espera! ¡Yoongi, por favor espera! -gritó mi nombre y sonaba tan estúpidamente bien con su voz, tan dulce saliendo de sus labios.

-No -dije sin mirar atrás, no necesitaba más esto. No lo quería más.

-No hagas esto -corrió a mi lado y volvió a coger mi brazo, me giré a observarlo con el ceño fruncido, intentando retener mis lágrimas sólo para mí, Hoseok no merecía saber que había llorado por él. No.

-Suéltame -exigí.

-Hyung...

-Tú buscabas que esto sucediera -miré al suelo unos segundos para contenerme a mí mismo y volví a fijar mis ojos en los suyos-, está sucediendo así que... no hagas que esto duela más de lo que debería -tragué saliva y le dediqué una mirada a su mano en mi brazo, tiré de mi brazo y alejé su mano no queriendo alejarla realmente. Deseaba su tacto, un beso y un "Todo está bien", pero nada estaba bien.

-Si me dejas explicarte yo puedo... -negué con la cabeza y le di la espalda. Nada explicaría que acababa de verlo besarse con él.

-¿Realmente crees que lo solucionarás con una explicación? -me reí sintiendo dolor con cada carcajada, sintiendo como las lágrimas caían con descontrol- No seas ridículo Hoseok

-Yo... -se frenó a sí mismo y escuché un sollozo, más no me giré, sólo me deleité con el sonido de su llanto, con saber que no era el único- Lo siento

Cubrí mi boca con mis manos evitando a toda costa emitir sollozos y caminé lo más rápido que mis piernas me permitieron, no dejaría que Hoseok volviese a verme. No permitiría que un... mocoso, sí, un estúpido mocoso destruyese mi vida, no lo permitiría, no.

Llegué a casa y subí a encerrarme en mi habitación como si de un adolescente se tratase. Había terminado con Hoseok, ya no eramos nada, sólo un recuerdo.


-Hey, perdón por la intromisión -abrí levemente uno de mis ojos para fijarme en quién mierda se había atrevido a entrar a mi casa, a mi habitación, sin siquiera avisarme. Se trataba de Jimin.

-¿Qué haces aquí? -murmuré con la voz ronca, sintiéndome apestado, débil, inútil.

-¿Acaso no puedo visitar a mi mejor amigo? -sonrió.

-Jimin... -bufé, él rodó los ojos aún con su sonrisa en el rostro y se tomó la libertad de tomar asiento en mi cama, junto a mis pies.

-Me tienes preocupado, no has ido a la universidad en toda esta semana -suspiró-, Jin hyung también está preocupado, más aún por tus calificaciones, sabes que no puedes bajarlas demasiado -acarició suavemente mi espalda.

-Lo lamento -murmuré, sentí como su mano se tensaba sobre mi espalda. Sí, hasta yo me sorprendía de pedir disculpas por algo tan estúpido si apenas me disculpo por algo que pasa a ser demasiado grave. Faltar a la universidad no era grave.

-Bien, eso fue... bien -carraspeó su garganta-, te he traído los apuntes de las clases porque la otra semana entramos con exámenes, Yoonie -asentí- y... ¿Qué sucedió? ¿Estás enfermo? Realmente necesito saber qué es lo que está sucediendo, hyung

Suspiré y volvía a cerrar los ojos, abrí la boca e intenté explicarlo, realmente intenté poder decirle que ocurría, por primera vez en demasiado tiempo necesitaba contarle mis problemas a una persona, y estúpidamente me sentía encantado de que se tratase de Jimin, pero no podía. No podía tocar el tema sin llorar.

-Yoongi... -murmuró y se levantó de mi cama, mi corazón se aceleró al sentirme solo, pero Jimin no me estaba dejando. Jimin apareció frente a mí, sentado en el suelo, sujetando mi mano para darme fuerzas- Dilo, lo necesitas, liberalo todo -sonrió-. Yo, Park Jimin, estudiante becado de la universidad, estudiante del arte, hijo único de padres divorciados,mejor amigo de este arrogante llamado Min Yoongi y bailarín dedicado de una academia semi profesional prometo solemnemente guardar todos tus secretos, todas tus penas y estar para ti por siempre, ¿recuerdas? -sonreí sin poder evitarlo, sonreí por primera vez en mucho tiempo, sonreí porque realmente me sentí feliz en esos momentos, levanté mi mano frente a su rostro.

-¿Jura usted lealtad? -lo infantil no iba conmigo, eso es seguro. Pero jamás olvidaría este ritual tan nuestro, y me sentí tan estúpidamente mal y culpable por tratar tan como mierda a Jimin todo este tiempo.

-Yo juro, yo prometo -respondió poniendo su mano sobre su pecho, pero unió su mano libre con la mía alzada, entrelazando nuestros dedos.

-Jimin...

-No mal pienses idiota -rió-, sólo estemos así... Bueno, te escucho

-Yo... -mis ojos empezaron a picar-, me siento tan mal -comencé- Lo siento por ser un idiota contigo, lo siento por tantas cosas, por ser como soy. Nunca he querido dañar a nadie y he tratado con tantas fuerzas mantenerme alejado del mundo y... y él quiso mostrarme un nuevo mundo, él... Jimin, él me conquistó como nadie nunca lo había logrado. Él me enseñó el mundo con colores y aquello que para mí era tan simple él lo pintó de otra forma y le dio vida y entonces de pronto... de pronto él... -las lágrimas brotaron de mis ojos y no podía seguir, no podía hablar. Pero la mano de Jimin estaba presionando la mía, él seguía ahí y me sonreía esperando con paciencia- Yo lo destruí todo, porque fui un idiota que se dejó encantar, Jimin -sollocé-, yo lo quise tanto... lo quiero tanto que le creí, le entregué mi confianza, puse mi alma en sus manos y él al verla seguramente pensó que era un juguete nuevo, porque de otro modo no me explico cómo fue que jugó tanto conmigo -y rompí en llanto- ... Lo hubieses visto, Jiminie -sonreí con las lágrimas bañando mi rostro y los sollozos intentando escapar- Se veían tan bien juntos, se besaban como si el mundo se les acabase y yo estaba ahí -sorbí mi nariz y fijé mis ojos en los de Jimin-, yo estaba ahí Jimin ¿Y sabes qué es lo peor de todo? Que yo quería eso, yo era el novio y estaba envidiando al amante... -"amante", mi pecho dolió-, soy demasiado idiota ¿Verdad? Me dediqué a querer a alguien que no era para mí, me enamoré ciegamente de alguien que yo sabía que jamás me pertenecería -sentí los dedos de Jimin recorrer mis lágrimas en un vano intento por secar mi rostro.

-Estoy aquí, hyung -susurró y cerré los ojos para evitar saber a través de sus ojos lo ridículo que me estaba viendo en estos momentos.

Desperté agotado, sin saber en qué momento me había dormido; y me sorprendí cuando noté la presencia de Jimin frente a mí, dormido en el suelo, sosteniendo mi mano.

-Hey, despierta -tiré de su mano algo brusco y se removió haciendo muecas- ¡Jimin! -grité asustándolo.

-¡No es necesario gritar! -gritó molesto y alcé una ceja.

-¿Y por qué lo haces?

-Vaya, has despertado de humor -sonrió, le devolví la sonrisa y asentí.

-Bueno... algo así -suspiré- lamento lo de ayer -encogió los hombros y soltó mi mano.

-Son cosas que pasan, ya me estaba asustando porque nunca te había sucedido, comenzaba a creer que realmente no tenías corazón -se burló y fruncí el ceño-, bah, has vuelto -rodé los ojos y me senté.

-¿Quieres comer algo? -bostecé.

-¿A las cinco de la madrugada? No, gracias -fruncí aún más el ceño y observé la pantalla de mi celular para confirmar la hora. Fue una mala idea- ¿Qué sucede? 

-Él... -mordí mi labio inferior- dice que está afuera

-¿Qué? -frunció el ceño y me quitó el celular de las manos. Mi humor se había desvanecido, los sentimientos de ayer habían florecido en apenas segundos y como un estúpido niño al que le quitan un dulce, sólo quería llorar.

-¡Oppa! -escuchamos a Minah gritar desde la escalera- ¡Oppa, te busca Hoseokie! 

-¿Por qué ella no está...?

-No le he dicho nada -murmuré secando una lágrima, Jimin suspiró y se puso de pie- ¿Qué harás?

-Voy a ayudarte con ese mocoso de mierda -hace mucho que no veía a Jimin tan molesto y serio.

Y francamente eso me provocaba escalofríos hasta a mí.

Let me knowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora