Me encontraba caminando hacia el parque al que tanto nos gustaba ir a Yeol y a mí. Las veces que estuvimos juntos, fue maravilloso pasar el tiempo en ese lugar, tantos buenos momentos. A veces las personas presenciaban nuestras peleas, pero la mayoría de las veces miraban nuestras risas y alegrías. En ese lugar, pasamos momentos inolvidables. También recuerdo las últimas veces que había ido allí para despejarme, aunque sabía que siempre rompería a llorar como signo de la amargura que me causó que él se fuera. Lloraba recordando cuando estábamos juntos, gritaba de coraje asustando a los niños pequeños que jugaban ahí. Pero estos últimos años fui buscando la paz que siempre encontraba. El pensar en él y el saber que todo iba a estar bien me llenaba de esperanza. Aún recuerdo cuando yo todavía pensaba que Chanyeol creía que salía con Sehun. Reí. ¡Qué vergüenza pasé! Por supuesto que Sehun había hablado con él tal y como me había dicho que lo haría para remediar un poco los tantos problemas que tenía en mi vida.
Aquello me hizo sentir un tonto, pero sabía que Chanyeol conocía las intensiones de mi amigo el abogado. Porque eso fue todo lo que fuimos, amigos y nada más.
Justo esta vez, que me dirigía hacia el parque, no lo hacía para recordar los momentos tristes de mi vida tras su marcha, tampoco lo hacía para encontrar la paz que aveces necesitaba, ahora me dirigía a aquel parque para reencontrarme con el amor de mi vida.
Ciertamente dirían que soy un adulto ya para decir esas cosas, pero la verdad es que no me importa. Los cinco años de condena se terminaron y ahora mi Channie está libre, libre para amarnos, libre para formar una familia junto a mi.
Iba tan sumergido en mis pensamientos que por poco un tipo en motocicleta me lleva entre las ruedas de ésta. ¡Hay Baekhyun!
Al llegar al parque vi que tan sólo habían unos niños meciéndose en los columpios mientras otros jugaban a las carrerillas intentando moverse ágilmente aún con el helado en sus manos. Sonreí.
Justo cuando iba a caminar hacia una banca para esperar por él, sentí unas manos rodear mi cintura abrazándome por detrás. Sonreí sabiendo de quién se trataba, sentía su fuerte pecho tocando mi espalda. Entonces sentí como depositaba un dulce beso en mi mejilla y fue ahí cuando me volví.
—Quería darte una sorpresa —me dijo—. ¿Me extrañaste?
Reí.
—Bueno, si no hubieras llegado ahora ni me habría acordado —bromié haciendo que, mi Channie, diera una carcajada—. Claro que sí, bobo —le di un manotazo amistoso girándome para estar frente a frente—. Siempre que vengo aquí es por ti.
—Eso lo sé —me dijo dándome un desprevenido beso en la punta de la nariz.
Sonreí como tonto y puse mis manos en sus hombros.
—¿Del uno al diez cuánto me extrañaste? —le pregunté con voz mimada.
Pareció pensarlo un poco antes de contestar —Mmmm, un tres —respondió finalmente y yo me reí.
—Eres un tonto.
—Pero soy tu tonto.
—Mi tonto orejón —dije haciéndolo reír.
—Bueno, ¿qué le vas a dar a este orejón por no haberlo visto tan seguido estos últimos años?
—Lo que quieras —respondí con picardía.
En sus ojos ví como una idea pareció surcarle de repente. Una idea que no era lejana a la mía.
—Ya está, vamos a casa —dijo jalándome de la mano y prácticamente arrastrándome a grandes pasos.
Pero, ¿Es que estaba bromeando o algo por el estilo? Reí en mi interior sabiendo que esperaba que no lo hiciera. En verdad lo había extrañado como un loco y las ganas de tenerlo entre mis brazos crecían a cada instante.
Nos adentramos a mi departamento y apenas cerré la puerta me empujó al sofá subiéndose sobre mí y besándome con pasión. Le seguí el beso desesperado por él, desesperado por sentirlo cerca. La manera en que recorría sus manos en todo mi cuerpo, me dijo que él sentía exactamente lo mismo que yo. Podía sentir su anhelo por mí. Estaba tan sumergido en sus besos y caricias que cuando se separó ligeramente, me quedé algo aturdido.
—¿Qué pasa? —le pregunté confundido.
—Me gustaría hacer el amor contigo pero llegaremos tarde —dijo haciendo una hermosa mueca.
—¿Tarde para qué? —pregunté aún sin entender.
—Para nuestra boda —contestó finalmente y de inmediato me reincorporé empujándolo un poco.
—¿Nuestra boda?
—Si, será hoy. ¿No te parece que es un poco grosero dejar a todos los invitados esperando? Es decir, todos están ahí menos nosotros, los novios —rió y yo seguía perplejo.
—No me estás jugando una mala pasada, ¿verdad? —entrecerré los ojos con desconfianza.
—Claro que no. O, ¿acaso ya no quieres ser mi esposo? —cuestionó con el rostro lleno de preocupación.
—¿Qué? Por supuesto que sí —dije rápidamente sin dudarlo.
El me miró aliviado y en un gesto rápido me robó un beso. Beso que yo correspondí. Se levantó del sofá dándome la mano y yo le seguí.
—Tenemos que prepararnos —dijo sonriéndome de oreja a oreja.
Lo miré bien por unos segundos y entonces supe que éste no era un sueño, que todo era real y que ambos íbamos a contraer matrimonio en unas pocas horas. Al fin podría decir, que después de todos los obstáculos que hubo alrededor de nosotros, la felicidad nos había alcanzado y ahora todo terminaba aquí, seríamos felices juntos.
—Vamos —tomé su mano y correspondí a la sonrisa que antes no había podido darle, debido a mi trance.
—Mi Baek —me dijo mirándome con dulzura.
—Mi Channie.
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Y Te Fuiste → ChanBaek
RomanceAhora sé, que un amor demasiado profundo Trae un final triste. «¿Y si nos amamos de nuevo? Se que puede funcionar. Olvidemos el pasado... Por un nuevo comienzo».