14. "Lo que pasa en esta habitacion.."

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Me había quedado en shock.

No podía articular alguna palabra a pesar de que quería maldecir a Ford mil y miles de veces por dejar que seguro un baboso pagará por mi, independientemente de la cantidad. Más de una vez alguien se había encaprichado con la Reina de Corazones, hombres de dinero, niños de papi y mami, políticos, simples mortales, he incluso mujeres. No importaba de que clase social vinieras o que eras, era un rotundo no de mi parte y a regañadientes uno también de Ford, no se que hizo la diferencia esta vez.

–¡Yo no estoy en venta!–Exclamé levantando me del sofa exaltada.

–Ya lo sé Emma..es solo que..

–¡No voy a acostarme o a tocar al que sea que haya pagado por mi! ¡No soy una maldita prostituta!–Interrumpí a Derek–. El malnacido de Adrien lo sabe.

–De hecho, es un show privado Reina.–Finalizó.

Solté una carcajada con carencia de gracia.

–Eso no lo hace mejor, Derek. No voy a hacer esta mierda.–Negué repetitivamente–. Debería estar ahora ayudando a Amelia allá afuera, no bailándole a un completo extraño.–Replique frunciendo el ceño.

–Lo lamento linda.–Me miró con pena–. Solo sigo órdenes.–Se justificó rápidamente.

–Lo sé, lamento haberte gritado.–Me disculpe–. Creo que deberías irte, ya cumpliste con tu recado.

El asintió dudoso para después salir del camerino.

Grite de frustración cuando escuche a mis espaldas el ruido de la puerta al ser cerrada.

¿Qué tan miserable tenía que ser ese hombre para pagar por un baile privado? Sabía que habían reglas cuando se realizaban los shows privados, pero aún así me enfada que Ford haya aceptado. El sabe que yo no estaba en venta, de ningún tipo. Habíamos discutido más de una vez por eso.

–Maldit..

Deje la maldicion hacia Ford a medias porque alguien había entrado en el camerino, era uno de los gorilas de Adrien.

–¿Qué demonios haces aquí?–Pregunte cuando esté entro como perro por su casa. Por inercia tome una bata de seda de un perchero y la coloque en mi cuerpo.

El no dijo nada, solo me tomo del brazo de una manera muy brusca, me saco del camerino y al estar en el pasillo me encarceló entre su cuerpo y la pared.

–Nadie cuestiona al jefe.–Se acercó a mi rostro–. Todos obedecen a Ford, ahora ve a tu zona de trabajo.–Ordenó cerca de mi rostro, inmediatamente su aliento choco con mi cara haciendo que me retorciera buscando establecer una distancia entre nosotros.

–Ni lo sueñes, dile a Ford que no estoy en venta y que no iré a bailarle a un viejo verde.–Entrecerré mis ojos y escupí cada palabra con odio.

El soltó una carcajada como si lo que había dicho hubiera sido un muy buen chiste, tal vez para él lo sea. Ya que prácticamente lo estaba retando alguien que ni le llegaba a la mitad de su altura.

–Ford sabía que te pondrías así, así que me permito tomar otras medidas si te ponías un poco arisca.–Se río en mi cara.

A Pole Dancer (anteriormente Pole & Sexy Dance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora