Narra Rebeca
Hoy se irá Albert. Dice que tiene que mudarse a España.
Estoy realmente molesta con el, nunca me lo consulto. Jamás me dijo si estaba de acuerdo.
- Ya me voy Rebeca.- termino de subir su pequeña mochila azul al auto, con un pequeño empujón.
No me esforcé en mirarlo.
- Vamos, no me despidas así.- el delgado y pequeño Albert, camino hacia mi estrechándome entre sus diminutos brazos.
- Te iras. Nunca volverás.
- Claro que no.- tomó mi rostro.- te juro que regresaré a tiempo- y con una sonrisa estrujo mis mejillas.
- ¿Lo prometes?- le mire con lágrimas en los ojos.
- Si.- sonrió.- nos volveremos a ver antes de que te des cuenta.
- ¿¡En serio?!- mi rostro sonrío de emoción.
- ¡Si!
5 años después
- Bendita la hora en que se te ocurre prometer en vano amiguito.
- Hija, ¿podrías ir y decirle a tu padre que ya venga a cenar?
- ¿Tengo que ir?- me fulminó con la mirada.- ok ok.
Tome mi celular de la mesita y con un empujón levante mi cuerpo del sillón.
- No te entretengas.
- Si, si.
Camine a la puerta, para luego abrirla y dirigirme a la panadería.
Después de algunos minutos observando el cielo, me percaté que ya había llegado a esta y entre.- Papá.- lo llame.
Repetí la misma palabra durante unos segundos buscando el lugar donde se encontraba ese viejo.
- Al parecer ya regreso.- salí del edificio.
¿Por qué papá es dueño de una panadería que cierra tan tarde?
A quien se le ocurriría comprar pan a las 8 de la noche.Una pequeña piedra se cruzó en mi camino y opte por empezar a patearla de poco en poco como un balón.
Al levantar mi vista, una pequeña niña estaba ahí. Sus grandes ojos observaban en otra dirección, y mire atrás para ver a donde se dirigía su vista.
La repisa llena de pan.
Ahora que lo pienso, su ropa está desgastada.
Me acerqué a ella.
- ¿Tienes hambre?- asustada me miró sin responder mi pregunta.- ven.
La tome de su mano y camine de nuevo a la panadería. Entre por la parte de atrás, donde papá siempre guardaba una llave de repuesto escondida en la maceta, abrí la puerta y sin pensarlo tanto tome varios de los panes que sobraban de hoy para dárselos a ella.
- Ten.- se los entregue con una sonrisa. Ella me devolvió el gesto salió corriendo contenta.
Al menos no quedará en mi consciencia.
Cerré de nuevo y camine a mi casa.
"- No te entretengas."
- Ya veo mi futuro.- suspire.
Estaba agotada y ni siquiera se porque.
Llegue a la puerta y la abrí, no escuche sonido alguno. Ni una plática, ni una risa, ni una queja.
Eso es extraño.
Crucé el pasillo para entrar a la cocina.
El espectáculo ahí mostrado jamás lo espere.
Mire el rostro de mi padre. Sus ojos mostraban furia, decepción, tristeza...
Mire, ya no el rostro, si no el cuerpo de mi madre. Estaba en el piso, con ciertos moretones y una herida en el cráneo. No se observan directamente por su largas cabellera.
- Que...le hiciste...- comencé a enojarme.- ¡Que le hiciste!
Lancé mi cuerpo a donde ella estaba para intentar que abriera
los ojos.- Ma-ma...- comencé a sacudirla; asustada repetía su nombre. Pero mis esfuerzos eran en vano.
- Su engaño...- gire bruscamente mi cabeza para observarlo. Él seguía con un gesto desconocido para mis ojos.
Levantándome del suelo, me acerqué a el mirándolo a los ojos, obligándolo a que lo hiciera.
- ¡¡Que le hiciste!!- fijó su mirada en mi; su expresión cambio, ahora sería una de tristeza más que enojo. Percatándose de lo ocurrió, comenzó a hablar, o intentar hacerlo.
- H-hija, yo—
- ¡Que el hiciste a mi mamá!- enojada y sin ninguna otra cuestión en mi cabeza grite.- ¡Maldito monstruo!
Tome mi celular y llame al número de emergencias. Mi mama no respondía y mi papá había cometido la peor atrocidad en el mundo entero.
Comencé a llorar precipitadamente ya que las peores ideas curzaban por mi mente...la peor era la muerte de mi madre, y esa fue exactamente la que se cumplió...
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Sempre al tuo fianco ||1 temporada (En edición)
RomanceDerek, Rebeca; una pareja que como todos, al principio pensaban que cada quien era diferente al otro, que no se entenderían, que no llegarían ni a la amistad. Pero su pasado melancólico les hizo entenderse mejor. Comenzaron una vida de enamorados pe...