Narra Derek- Donde guardas tus llaves.- suspire.
Llevo media hora tratando de encontrar las llaves de su casa en su mochila, pero las tiene bien escondidas.
No puedo creer que siga dormida. Ya estaba anocheciendo y el sol se ocultaba. Una luz brillante me deslumbró un poco. Era pequeña, pero capto mi atención así que decidí ver que era.
La llave.
La tenía escondida en una maceta. Bendita maceta.
Abrí la puerta y le volví a cargar en mi espalda. Subí las escaleras y cuando entre a su cuarto, espere encontrarme con un mundo rosa, lleno de arcoiris y ponis. Pero para mi sorpresa, era un cuarto común y corriente, sin pósters de bandas de chicos, sin muñecas, sin rosa. No parecía el cuarto de una chica.
Casi la aventé en la cama. Ella se inmuta.
Di media vuelta para salir de su cuarto.
- Las plantas no...
Esa vocecita fue la que me detuvo.
Mire sobre mi hombro -¿Hablas dormida?- ahi, se me ocurrió una idea maravillosa.- por qué no molestarte.- sonreí pícaramente.
Me acerqué a la cama y me hinque al lado de donde estaba dormida.
- Quien no deja tus plantas.- susurre.
- Alberto...
- Por qué no deja tus plantas.- susurre.
- Las está regando, solo yo puedo regarlas...- esto es genial.
- Y por que sólo tú.
- Porque eran de mamá...
- Y dónde está mamá.- no pude evitar soltar una risa entre dientes.
- Muerta...- abrí mis ojos como platos. Creo que es suficiente.
Me levante y baje las escaleras, tome mi mochila y sin pensarlo dos veces salí por la puerta.
Mientras caminaba por la calle tan solo iluminada por las luces.
- No, solo estaba soñando. No es verdad.- pero, por qué siento que si lo es.
Continúe con mi camino, cada vez menos pensando en eso.
- Hola niño.- me detuve al ver su presencia.
- Cuánto sin verlos idiotas.
- Lo mismo digo. ¿Y tú hermana?
- Feliz de que la dejaste en paz.
- Mmm.
****
- ¡Dios, que te pasó en la cara!
- Solo es un rasguño en la cara mamá.- se acercó a mí y toco mi herida.- au.
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Sempre al tuo fianco ||1 temporada (En edición)
RomanceDerek, Rebeca; una pareja que como todos, al principio pensaban que cada quien era diferente al otro, que no se entenderían, que no llegarían ni a la amistad. Pero su pasado melancólico les hizo entenderse mejor. Comenzaron una vida de enamorados pe...