Horas llanas.

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De pie frente al escritorio, tragada por las horas yermas, por los segundos estancados, los días nublados.

Respiro, hay una cárcel en mi pecho, mis dedos garabatean sinsentidos.

Miro la nada, soy la nada.

A veces la vida es tan confusa, como si estuviera viendo todo a través de un parabrisas empañado, con la lluvia resbalándose por el, cómo una acuarela escurrida, como aquellos sueños difusos, confusos, así como abrir los ojos debajo del agua, justo así, cómo si caminaras entre la niebla de estas horas yermas, por siempre muertas.

Vida y obra de una loca desquiciada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora