Poema sin nombre.

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Cómo tatuados en el interior de mis párpados, los errores del pasado continúan sin ser olvidados.

Metidos bajo mi piel, escondidos entre mis dientes, los temores de un futuro incierto decorado de muebles rotos y arpas desafinadas.

La desesperanza viene otra vez de visita, con su sombrero adornado de flores marchitas, con su voz de violín sepia, vieja y extraña; no quiero abrirle la puerta.

Las gotas incesantemente cayendo, la espiral de mis rizos malditos junto con la inagotable tormenta de un caracter poco sosegado .

Llegará el otoño, con él, el rojo y el anaranjado, más el azul nunca se irá, el azul del que están hechas las torres de mi palacio memorial, permanecerán siempre, ocultos en los confines de la palma de mi mano, justo en el fondo de mis lagos oscuros y cansados.

Vida y obra de una loca desquiciada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora