Obey Us ; Clan Uchiha

❥ C A P I T U L O 01

Naruto — Masashi Kishimoto©
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« La vida es como un casino en Las Vegas  y el destino se acaba de vestir para ir a la fiesta »

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—Ni lo pienses, Ino —musitó burlona una joven de finas facciones con el móvil en mano.

—¿Porqué? —refutaba la rubia al otro lado del teléfono —¡Tu culo va a ser mío por los próximos seis años! ¿no es motivo de alegría?

—Vale, vale... Tú ganas —contestó entre risas —Bueno, te veo mañana —.colgó.

Eran prácticamente las 16 p.m cuando Eve Watanabe de dieciocho años salía de la universidad a la que asistía desde hacia cuatro meses.

¿Eve?
Sí, su padre era un irlandés errante que terminó varado en Japón y su madre una refinada mujer japonesa de una conocida Okiya en los suburbios de Kioto, el amor más extraño que había conocido hasta ahora ya que su padre era de todo menos refinado. Él quería que su princesa tuviera un nombre original, que resaltara entre la multitud de ojos rasgados y piel amarillenta como él decía, además de que heredó no solo el color del fuego en el cabello como su padre, y el color hiedra en ese par de ojos que hacían juego exquisito con su pálida piel, sino tambien fuego en las venas, pero fue su madre quien la educó exhaustivamente para formar a una fina y educada niña japonesa, y lo es, en cierto modo, pero como dicen la sangre irlandesa es poderosa, aunque no la pasó muy bien debido a las burlas que recibía por causa de su inusual cabello y el color de sus ojos, parte de su niñez y pre-adolescencia se las pasó golpeando niños, aunque tuvo que aprender a controlarse debido a que su madre un día moriría de un infarto a causa de ella y de su padre ya que éste la alentaba, desde entonces guardó su lado irlandés bajo los coloridos y delicados kimonos que vestía en los tanabata.

Sus estudios secundarios recientemente culminados y éste año comenzaba a seguir la carrera de medicina en Tokio, ilusionada más que nada pues se había mudado del pequeño pueblo de Konoha con sus sueños en sus maletas de ser una gran doctora, acudió a su única tía que vivía ahí pidiéndole asilo en lo que culminaba su carrera o por lo menos hasta que encontrase un empleo de medio tiempo y ayudar con los gastos en casa ajena.

Sus padres habían muerto hacia un año y venía con el corazón cargado de todos los dolores al convertirse en una persona solitaria.

Suspiró con pesadez mientras guardaba el móvil en su mochila, caminó unos cuantos metros cuando sintió la impresión de ser observada, giró la cabeza tratando de afinar la vista, al no notar nada extraño se encogió de hombros y resoplo, el no haberse devorado el pancake que Hitomi le había ofrecido definitivamente le estaba pasando la factura.

—Se veía tan deliciosa —gimoteo —Estúpida modestia.

Ella continuó su camino mientras una figura la observaba detenidamente desde un callejón, sumido en las penumbras.