Obey Us ; Clan Uchiha

❥ C A P I T U L O 03

Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen, son exclusiva propiedad de Masashi Kishimoto©

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Chapter III

A Pasos de la Perdición.

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— Te repito. En tu actual situación no puedes negarte a nada. Yo te compré, me perteneces. Soy tu amo y tú mi pertenencia. Eres propiedad ahora de Uchiha Madara.

— ¡De qué cojones estás hablando! — bramó y fue entonces cuando su cerebro empezó a rebobinarse.

Uchiha Madara.

De pronto su mente comenzó a atar cabos sueltos, recordó súbitamente ése apellido en los periódicos pero especialmente en un ticket sobre la mesa, un ticket de pago que pertenecía a su tía, en el claramente decía "Uchiha's Casino", su cuerpo tembló ante lo que su mente sugería, Madara leyó a través de sus pensamientos y soltó una cruel carcajada.

— Sé lo que piensas, Eve y estás en lo correcto. A causa de su obsesión contrajo altísimas deudas conmigo, aún sabiendo que excedía sus límites ella siguió hasta que le puse un alto, y fue cuando ella te ofreció a mí, contigo saldó su deuda. Ahora me perteneces —, espetó él sin piedad mientras esperaba pacientemente su reacción.

— Ella me vendió... ¿A mi? ¿Mi única familia? No. Definitivamente no puedo creer algo así y menos de un viejo pervertido — reprochó sin atisbo.

— Piensa lo que quieras. Y además, ¿que es ése sucio vocabulario para una jovencita? — habló con burla —, pervertido o no, puedo hacerte pasar un buen rato.

— No, gracias. Sólo paso buenos ratos viendo televisión con palomitas — bufo —, además, el secuestro es delito, señor ingenio. ¿Crees que estaré aquí por mucho?

— ¿De verdad te fias en la policía? — replicó mientras se cruzaba de brazos —, la policía UCHIHA — enfatizó en lo último.

— ¿Q-Que? — tartamudeó —. So gilipollas, corruptos!

— Te falta mucho por aprender, niña — contestó con fastidio.

— ¿Que harás conmigo? — preguntó con nerviosismo.

Arqueó una ceja ante la pregunta, simplemente lo descolocó, no lo esperó, pero sonrió para si mismo, ella definitivamente era única, la escaneó meticulosamente, era preciosa, una belleza inusual y cautivante, tenía el cabello rojo largo, unos ojos en color hiedra y una pálida piel, sus manos comenzaron a picar y continuó el análisis, un cuerpo esbelto, pechos sin mucho volumen, un buen trasero, unas prominentes caderas que gustoso estaría de recorrerlas con sus manos, una cintura pequeña, todo un deleite.
La joven se ruborizó suavemente al sentir la intensa mirada del azabache, aún en ésta situación podía ser tan inocente ¿Que más tendría ella oculto? Tenía tiempo de sobra para averiguarlo. Se acercó a ella con rapidez y ágilmente ya la tenía apresada contra la puerta.