Saito Hajime

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"Un hombre realmente valiente siempre conserva su ecuanimidad, jamás reclamo su sorpresa, nada altera el equilibrio de su espíritu.Se mantiene frío en el calor del combate, en medio de las calamidades mantiene la armonía de su alma. Los terremotos no lo impresionan, se ríe de las tormentas"*





Si tan solo todo pudiera permanecer tan perfecto como la pintura....miro detenidamente las pinceladas y los trazos oscuros. Ella estaba enamorada de Saitou, si bien era cierto que apenas recibía atención del hombre no podía evitar sentir que algo estaba mal. Era conocido para los integrantes de su familia la consumación de su matrimonio con el hombre, en un principio ella misma renegaría, pero poco después cayo profundos ojos azules. Podría ser comprensible por el hecho de que nunca había estado tan cerca de un hombre que no fuera parte de la familia, su virtud estaba antes que nada.


Su padre en uno de sus viajes como gran señor se había encontrado con el hombre moribundo en el campo de batalla, en un principio dudo sobre si ayudar o no al traidor, había muchas cosas en juego. Sin embargo su templanza y bondad le llevo a poner con cuidado al hombre detrás de el en el caballa y llevarlo a una villa cercana donde con ayuda de una curandera logro salvar su vida.

Quizás algunos pensarían, que la mejor opción era llevarlo a su residencia, pero el no quería correr riesgos con uno de los poderosos capitanes de Shinsegumi. La anciana curandera estuvo pegada al lado del samurái varios días hasta que el hombre cogió un color mas saludable. El señor feudal se quedo en el lugar a pagar por los servicios de la mujer y mirar la evolución del traidor.

Mientras el guerrero se recuperaba el hombre mayor había estado haciendo investigaciones sobre el chico, datos extraños y algunos verdaderamente sorprendentes de la ascendencia del ex capitán. Sus ojos brillaron cuando supo de algunas curiosidades del hombre, el iba a servir como un marido para su hija...


Si bien la historia del encuentro de su padre con el de su marido no era la mas feliz, sabia que las cosas habían sucedido así por que el destino les guardaba grandes cosas









*Frase extraída del libro Bushido: El código samurái de Inazo Nitobe

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