Día blanco

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Las emociones estaban a flor de piel, podía sentir como los latidos de su corazón aumentaban mientras salía de su casa con la caja de chocolates en su mochila, estaba asustada, nerviosa, curiosa tal vez emocionada.

Había pasado toda la noche anterior perfeccionando su trabajo y había dejado algunos de sus experimentos fallidos en la cocina, quizá su hermano menor ansioso los comería, no eran lo suficiente malos como para matar a alguien, solo no eran lo sufrientemente perfectos para él. Quería sorprenderlo, que sus ojos verdes se abrieran al probar el primer bocado y quizá tal vez este año tuviera la oportunidad de dárselos.

Los años pasados había sido demasiado difícil entregárselos, así que quien terminaba por comerse el dulce era su propio hermano, algo crítico. Pero no volvería a pasar nuevamente esta año tendría el tiempo suficiente para dárselos.

Mala idea parecía que los profesores estaban en contra de la entrega de chocolates porque su propia vida no era lo suficientemente feliz decidieron que la de sus alumnos tampoco lo seria, agotada y con la mano cansada de escribir tanto y tan rápido suspiro mientras se alegraba que la hora del almuerzo comenzaría, ahora solo necesitaba correr a encontrarlo antes de que lo rodearan.

Tomo de su mochila su almuerzo envuelto en un lindo pañuelo lila y por último el objeto de su trabajo intenso la caja rectangular en color azul con un moño rojo.

Salió a toda prisa del aula como un cohete, girando directamente donde pensó que lo encontraría y para su sorpresa ya estaba el grupo de chicas rodeándole, con gritos llenos de fanatismo y molestas voces más agudas de lo normal, le pedían que recibiera sus chocolates, él tomaba algunos y les guiñaba el ojo. Estaba demasiado lejos para dárselos, así que cuando el comenzó a moverse y con el su propia nube de fans no esperaban que sus corazones se rompieran en mil pedazos...

El grito cuando vio a cierta castaña de nombre Chizuru, de inmediato los celos hirvieron en todas y ella solo miro no negando que su propio corazón de apretaba dentro de su pecho.

El de cabello castaño rojizo tomo entre sus manos el rostro de chizuru y beso su mejilla, las fans se congelaron y algunos chocolates cayeron al suelo destrozándose en el proceso.

Ella abrió amplio los ojos y aprovechando su lejanía tomo sus cosas y se marchó sin una parte de su corazón, fuera de ese sitio todo parecía normal, las chicas daban chocolates a sus senpais mientras otras lloraban por el rechazo, esta vez había cambiado todo y el año siguiente era ya inútil que trabajara en los chocolates, él lo había dejado claro, ante sus bellos ojos Chizuru estaba sobre todas las demás, inconsciente del tiempo la campana toco justo cuando sus propios pies la llevaron a su aula, estaba agradecida que la susodicha fuera del otro salón, porque no estaba segura de hacer frente a ella, luego de que su corazón se había roto.








Camino lentamente luego de que sonara la campana preguntándose si en esta ocasión su hermano le daría más de ocho a sus chocolates. Se rio mientras sostenía la caja, no parecía la mejor idea llevarlos de regreso a casa, quizá solo debería tirarlos. Camino hacia el bote de basura, mirando a su alrededor para comprobar que no había nadie y justo antes de que los tirara una mano la detuvo.

Ella miro asustada al hombre que sostenía su mano

-S...Sensei dijo sorprendida por la acción del hombre

-Estaba tirándolo en el deposito equivocado señorita dijo el hombre fríamente con su rica voz

Ella se sonrojo por su estupidez y susurro un lo siento

-No se ve bien, yo tirare esto por usted. Agrego el hombre más alto mientras le quitaba el paquete de las manos

La joven estaba a punto de reñir contra el Hijikata sensei pero se mordió el labio antes de reprocharle algo, murmurar una disculpa y alejarse apenada.



El dicho maestro de ojos violetas miro como la mujer se alejaba y pese a que no le gustaban las cosas dulces se llevó la caja, escondiéndola de las miradas indiscretas de sus compañeros y los pocos alumnos que podrían quedar.

Hijjikata solía enterarse de todo los días blancos y el mismo había visto la escena que se llevó acabo frente a sus ojos y no pude evitar sentir simpatía por la chica que había huido luego del alboroto con una mirada triste, el mismo había sentido que algo en él se moría al ver que la morena en la que tenía sus ojos puestos estaba con el rompecorazones.

Con algo de orgullo y como un caballero espero a la chica, vigilándola como un acosador, estaba seguro que tiraría el paquete de chocolates. Y sin más su oportunidad se presentó.

Cuando tomo su mano no pude evitar disfrutar la sensación de su delicada mano en sus manos mas ásperas, podía imaginar....Bueno esos pensamientos eran impuros y el jamás rompería las reglas, aunque ya lo había hecho.




El pequeño hermano estaba en la puerta esperando la llegada de su hermana con la mano estirada esperando ansioso el chocolate

Cuando el paquete no llego a sus manos alzo la vista un tanto molesta

- ¿Acaso si lograste dárselo? pregunto algo conmocionado

-Algo así... dijo ella antes de pasar de largo.

El menor frunció el ceño antes de desaparecer en la cocina.


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