Yandere Okita Souji

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Obsesión la palabra sonaba tan sucia de sus labios, pero no podía negarlo más, se había obsesionado con cierta joven.

La había visto en uno de sus recorridos por las calles de Kyoto, en un principio la había visto como a cualquiera de las otras mujeres, con las que solía acostarse y saciar su propia lujuria, pero a diferencia de las otras mujeres, solo le basto mirarlo unos instantes antes de dirigir su mirada a su compañero.

Se sorprendió al ser tan rápidamente ignorado por la mujer...eso le dolía y más a su inigualable ego.

Los días siguientes la miro varias veces yendo varias verduras en su canasta y caminando por las calles de la ciudad, había algo en ella que lo hacia querer mas de ella, no solo saber de sus acciones sino conocer los puntos débiles de su cuerpo, incluso se imaginaba como podrían ser sus curvas debajo de sueltas ropas no tan finas. Poco a poco comenzó a investigar más de ella, sabia donde vivía y su situación social.

Parecía divertido ver como el playboy estaba siendo ahora un acechador particular y se enfurecía cuando cualquier otro hombre posaba sus ojos en sus caderas, ¡no tenían derecho a mirarla! El solo podía mirarla con aquella lujuria burbujeante.

Sus ojos verdes comenzaron a tornarse cada vez más extraños, incluso sus compañeros, sabían que algo tenía porque no disfrutaba tanto del distrito rojo como antes.

Y fue cuando tuvo su oportunidad...finalmente

La joven mujer estaba barriendo la entrada de su casa, con aquella sonrisa débil mientras le brindaba un saludo cordial a los vecinos y la gente que circulaba por aquella casa, un anciano estaba sentado cerca de la puerta lo que supuso que era su padre. Cuando un hombre se acercó a los dos su celos salieron a flote.

—Buenos días pronunció dulcemente y la sonrisa de la mujer creció así como la del viejo

—Oh, kyosuke-kun que te trae por aquí, pregunto la mujer mientras paraba cualquier actividad relacionada con la limpieza del hogar.

—Mi madre ha preparado algunos bollos demás, para ustedes por supuesto... dijo rascándose la mejilla torpemente mientras miraba a la mujer delante de él, era claro que ese hombre estaba enamorado del objeto de sus afectos y le molestaba, como se atrevía.

—Oh, es muy lindo de su parte, muchas gracias...dijo la mujer antes de tomar el paquete de las manos temblorosas del hombre y dárselo el viejo que estaba sentado cerca de ella.

—Kyosuke te agradezco el detalle comento el hombre dándole una sonrisa. Dicho hombre asintió y antes de irse tomo la mano de la joven mujer entre las suyas.

—Ten un buen día...dijo lentamente, haciendo que las mejillas de la mujer se tiñeran con un color rosado. Se quedó muda antes de ver como se alejaba el ahora campesino feliz.

—Ah, es un hombre tan dulce, ¿no lo crees? Pregunto el viejo mirando el cielo, como si estuviera evitando aquella escena, para darles algo de privacidad.

—¡Otô san! Regaño la mujer al anciano que comenzó a burlarse de su hija, era tan notable que los dos jóvenes terminarían casándose. Era un amor que se había cosechado desde que eran niños.

Ya ara ese momento Okita estaba lleno de odio, los celos estaban recorriendo cada parte de su piel, en un principio pensó que la mujer estaba interesada en Harada, cosa que no era cierta. Tenía su propio pretendiente.

Bueno era momento de su aparición, caminando como si nada el capitán se acercó por la calle mirando atentamente su entorno, se detuvo frente a la pareja antes de darles los buenos días, ellos correspondieron el saludo un tanto nerviosos, eran conocidos por ser asesinos después de todo. Souji estaba frente a frente ante su "mujer" podía distinguir sus delicados rasgos.

Se giró y siguió su camino como si nada, con el constante latido de la rabia...

















—¡Otô san! ¡Kyosuke! Grito horrorizada la mujer al ver la matanza frente de ella, la cabeza de su padre y su "enamorado" estaba en el suelo, el charco de sangre era grande y el olor tan repugnante, estaba aterrorizada. Y luego miro ese traje de color azul, lleno de sangre y los ojos esmeralda llenos de satisfacción.

—¿Porque? Cuestiono mientras sus ojos se llenaban de lágrimas saladas, el hombre se acercó y acaricio su mejilla con su mano cubierta de sangre.

—No es obvio, se estaban interponiendo entre nosotros...dijo como si nada el hombre

—No hay nosotros, apenas te conozco ¡Asesino! Le grito furiosa, ah era una chica con una gran bocota.

—Guarda silencio mi amor, no quieres que corte esa lengua tuya... amenazo mientras alzaba su barbilla y depositaba con cuidado un beso en la esquina de sus suaves labios. Ella se retorció entre el terror y el asco, como se atrevía, ella golpeo con fuerza su mano antes de alejarse más.

—No tienes escapatoria...las mujeres solas pueden ser llevadas a la zona roja. No quieres eso ¿verdad? Le dijo antes de ver como sus ojos se abrían en horror, por supuesto que él no permitiría eso, ese cuerpo le pertenecía solo a él.

Le dio una sonrisa espeluznante antes de llevarla consigo...





Lo se, no he publicado el especial de navidad, que ya paso, pero se me corto la inspiración e hice este mientras pensaba como arreglar el otro :)

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