Kyuujyu Amagiri 4

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Los meses habían sido largos desde que Amagiri se había ido a luchar contra los rasetsus, justo como se esperaba ella y su abuelo se habían quedado a realizar diligencias en su hogar, el viejo demonio había obtenido nuevamente su lugar como patriarca mientras amagiri se marchaba, no estaba tan feliz porque al parecer la pareja no había concebido antes de que él se fuera y eso lo molestaba.

Nadie podía predicar el final de la guerra y los victoriosos pero le tomo más de un mes aceptar que quizá esa decisión había sido la correcta, dejar a una mujer sola era una pena muy grande y normalmente se requeriría una muerte por honor, no eran bien vistas las mujeres viudas.

Y así como las estaciones comenzaban a cambiar y a realizar estragos sobre la abundante vegetación él también se había marchado a hacer diligencias sociales y políticas, podría tener lazos con mucha gente, desde traidores hasta los supuestos "héroes".

La casa había quedado al mando de la joven demonio, por supuesto que con el basto dinero recaudado por generaciones, el hogar requirió mejoras que pasaron desapercibidas por la mayoría de la gente que estaba aterrorizada por la guerra, pero viviendo en una zona lo suficientemente alejada y siendo un oni, no había tantos problemas, algunas de las mejoras, eran los grandes jardines y la extensión de sus tierras.

Habían optado por la construcción de un onsen privado en los jardines, algo no tan ostentoso pero lo más tranquilo. La mujer se había encaprichado con dicho lugar pues juraba que sería en un futuro un lugar muy cálido para pensar sobre sus siguientes acciones.

Y así como el filo de las katanas rebanaba los cuellos de sus enemigos y la sangre salió a en cantidades escalofriantes, el agua caliente se deslizaba sobre su tersa piel, había decidido meterse en su pequeño paraíso mientras el abuelo se encargaba de los asuntos sociales.

El vapor se filtraba por todo el espacio y la abundante vegetación protegía a la joven mujer de las miradas indiscretas, se acercó a una orilla y tratando de obtener la mejor posición posible, la mujer recargo su cabeza y los largos mechones húmedos de su cabello en la piedra húmeda, estaba de espaldas a la entrada de onsen y se quedó allí pensando, hundiéndose en su mundo.




El cansado hombre por fin vislumbro su hogar, parecía tan diferente y se sorprendió de la adquisición del viejo oni, que había extendido sus tierras y ahora podría jurar que su nuevo hogar era casi del tamaño de la mansión de chikage, tal vez un poco más pequeña, pero estaba rodeada de un espeso bosque que la protegía.Sonrió al pensar que por fin se había librado de muchas cosas, era libre de Chikage, su servicio había llegado a su fin y podría establecerse por fin, había logrado mantenerse fuerte contra los adversarios pensando en su joven y delicada esposa.

El solo hecho de pensar en ella lograba que ciertas partes de su cuerpo se despertaran, pues habían sido largos meses desde que no había tenido contacto físico con nadie....

Luego de presentarse ante el antiguo patriarca que estaba anonadado con su presencia y algunas cuantas historias. El finalmente estaba en casa y al no notar a su mujer, comenzó a preocuparse, sus ojos denotaban intranquilidad y el viejo sonrió un poco.

—Puedes encontrarla tomando el segundo corredor y girando a la derecha. Dijo finalmente mientras tomaba su sake y le dirigía una mirada llena de diversión. El viejo demonio también estaba harto de la tensión entre esos dos.

Amagiri asintió antes de seguir las instrucciones del viejo, ese corredor tendría que ser nuevo porque no lo recordaba, sus fosas nasales comenzaron a reconocer el olor tan característico de las aguas termales, ¿enserio habían decidido tener un onsen?

Se detuvo frente una puerta corrediza y sin pensarlo dos veces la abrió, solo para ver las ropas de su mujer bien dobladas y otra puerta que lo separaba de ella, decir que la emoción no recorrió su cuerpo era algo tonto, así que sin esperar más, el mismo se decidió dejar las suyas y las doblo con cuidado a lado de las de ella.

Al abrir la puerta que lo separaba de su mujer, noto el vapor que emanaba de ese lugar y como parecía que la naturaleza lo ocultaba, pensaba que había sido un lugar dentro de la casa, pero ellos habían querido algo más natural.

Por supuesto que antes de entrar al gran manantial había lavado su cuerpo antes de sumergirse en el tentador y acogedor calor de las aguas minerales que calmaban su cuerpo. Mirando a su alrededor, trato de encontrar a la joven, o preguntarse más bien si había sido engañado por el vil anciano, pero la ropa y el olor era único así que no podría mentirle. Se movió un poco antes de verla, la espalda descubierta y apenas algunos mechones de cabello pegados a ella, podía admirar aquellas curvas de las cuales había sido privado durante tanto tiempo.

Se acercó de manera lenta tratando de que sus acciones no levantaran a la mujer, podría mirar con lujuria aquellas caderas que soportarían a sus hijos. Bueno no podría negar que estuviera listo para dar ese pasó.

Finalmente él se acercó y envolviendo su mano en su delgada cintura y acercándola a su pecho fuerte, logro que la mujer se moviera asustada.

—Tranquila soy solo yo...hablo en una voz ronca ya nublada por el deseo

Ella sonrió y se giró antes de abalanzarse literalmente sobre el pese a que él estaba cansado sobre los eventos de la guerra podía sostener a la mujer fácilmente

—Pensé que no volverías le dijo tristemente antes de acercarlo a su rostro y besar aquellos labios que había ansiado tanto.

El correspondió ese beso lleno de pasión y anhelo, sus manos jugando con su tersa piel y bajando un poco mas.Finalmente cuando el aire faltaba en sus pulmones ella se separo

—Te extrañe tanto, el abuelo dijo que podía que no regresaras... confeso mientras se recargaba contra su fuerte pecho.

—Ese anciano nunca me tuvo fe... respondió antes de abrazarla fuertemente, temiendo que se marchara, que fuera solo una alucinación cerca del final de su vida, que realmente estaba muerto en el campo de batalla.

—El no confía en nadie... le dijo en voz baja y fue ese instante un tanto lucido que noto su desnudez y que ambos estaban juntos en la fuente. Su rostro comenzó a tornarse carmesí.

—Estas bien, pregunto el asustado mirando como la mujer adquiría un color carmesí

—Si...es solo...nosotros...desnudos... logro decir antes de alejarse un poco dándole la espalda

Se rio ante su actitud y acercando rápidamente para que su espalda chocara contra su pecho y cierta parte de su anatomía rozara sus caderas. haciéndole notar su evidente estado.

Ella se sonrojo aún más era tan impropio.

—No puedo más...le susurro en el oído con voz ronca mientras su áspera mano comenzaba a bajar a sus muslos.

Para una bienvenida ella había logrado superar sus fantasías, su cometido principal se realizó y ahora podían descansar en los brazos del otro sobre el cálido futon de la recamar principal, pues habían mudado sus actividades a otra estancia más privada...








Y así como la guerra término y la instauración de un nuevo shogunato se logró, los onis habían logrado procrear una mezcla inusual pero aun fuerte. 





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