Memoria

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Las noches siguientes no fueron diferentes. Vivía luchando contras las terroríficas alucinaciones que no le dejaban pegar el ojo.

En ocasiones entraba a la cueva y con cada nuevo paso que daba dentro, menos miedo le tenia. Comenzaba a entender como funcionaba ese lugar, era como una pesadilla que jugaba malos trucos incluso a la mejor memoria, pero solo tenia que evitar mirar hacia atrás y no se perdía, la cueva por su misma en algún momento le dejaba regresar a la entrada.

A veces encontraba habitaciones con jaulas, similares a las que habían en la "habitación" del globo, algunas se veían destruidas y muy antiguas, imaginaba que eran de mucho antes de la "edad oscura", posiblemente fueron el hogar de las primeras sombras, aquellas contras las que lucho Pitch, quien ignoraba la presencia de Jack. Tampoco era como que tuviera que ponerla atención, siempre que Jack se metía era porque Pitch no estaba. El coco abandonaba su refugio casi todos los días, dandole la oportunidad al menor de curiosear todo lo que quisiera.

Hubo una ocasión especial, Jack entro como siempre que Pitch no estaba y comenzó a recorrer los interminables pasillos, como había hecho muchas veces antes, solo que no esperaba ser atacado por las pesadillas. Los potros llegaban de todas las direcciones, pero no tuvo problemas para desacerse de ellos, con Pitch debilitado, ellos también lo estaban. El unico problema es que había dejado evidencia de su presencia ahí.

La arena congelada estaba por todas parte y no había tiempo para eliminar la evidencia, así que solo salío volando, esperando que se derritiera antes de que Pitch volviera, pero no alcanzo a salir cuando el otro ya venia llegando.

Quedo helado cuando se encontraron frente a frente, tenia que dar una explicación y salir de ahí lo más pronto imposible. Balbuceaba sin saber si tenia miedo o algo similar, pero Pitch paso a su lado como si no le viera. Por un momento temio que fuera invisible para otro "espiritu", pero realmente no era el caso.

Pitch se veia cansado, derrotado por algo más que solo no haber recuperado su gloria de la "edad oscura". Siguio sus pasos, adentrandose en pasillos que nunca antes había visitado y aunque sabia que no tenia que estar ahí, sentía algo de preocupacíon. El saber tanto del pasado y las palabras de madre naturaleza, habían hecho que pensara diferente sobre Pitch.

El recorrido termino y el mayor cayó rendido en su cama, esa habitación se veía diferente a todo lo demás, seguía siendo igual de oscura, pero parecía casi sacada de un cuento antiguo, tenía ese estilo que Jack imaginaba que debió existir en el espacio durante la "edad dorada". Observo cada curioso detalle en las molduras de las pareces y los muebles, estaba tan absorto en lo increíble que era eso, que por poco no noto que Pitch estaba durmiendo y parecía tener una pesadilla. Era un poco irónico que el rey de las pesadillas temiera de una, pero entendía perfectamente lo desagradable que era.
Vio que sobre el velador estaba el poco de polvo de sueños que le había dado noches atrás, no se veía como si lo hubiera usado.
No quería pensar que quizás Pitch se auto castigaba al dejar que las pesadillas lo devorarán, así que tomó un poco y como hacía Sandman, dejo que la arena cayera sobre sus párpados y elevará los buenos sueños.

Una suave y alegre risa invadió la habitación. Era madre naturaleza, pero mucho tiempo atrás, cuando solo era Emily Jane.
La pequeña niña iba sobre los pies de su padre, bailando juntos mientras reían y contaban el ritmo de un alegre vals. Ese parecía ser un buen sueño.

Jack salió de ahí y se quedó en los alrededores ahuyentando a las pesadillas hasta que se hizo de día. Estaba cansado y sus noches sin dormir aumentaban.

Fue con North, pero no quería hablar con él, quería escuchar un poco más de la historia con aquel curioso libro mariposa. Su decepción fue grande cuando le dijo que no tenía nada más que contarle, quizás Sandman podría narrarle algo más, algo que él no supiera o podía preguntarle directamente a madre naturaleza, o al príncipe lunar; como le llamaba el libro. Habían muchas personas que sabían del pasado y podían satisfacer su curiosidad, pero Jack no quería hablar con ninguno de ellos.

Pasó largas horas escuchando de nuevo la historia, fascinado como un niño pequeño, curioso. Escucho una y otra vez la historia del pasado hasta que fue momento de volver al trabajo. Vigilar a Pitch no era su única tarea.

Como guardián, tenía más tiempo libre que los otros, pero aún así tenía que cumplir con su deber, así como los demás de ocupaban de lo suyo. North se preparaba todo el año para navidad, conejo siempre tenía problemas en su madriguera y trabajaba exhaustivamente en la experimentación con chocolate y colores. Sandy y Tooth trabajaban todas las noches. El poder de madre naturaleza siempre estaba presente, así que el invierno llegaba estuviera o no él cerca, su labor se basaba más en hacerlo divertido. Eso le daba mucho tiempo libre aún cuando repartía diversión no sólo en invierno.

Por algunos días estuvo sin ir a la cueva de Pitch, hacia su trabaja como siempre  y de vez en cuando se encontraba con niños que creía en él, jugar con ellos y escuchar sus risas le hacían recodar el sueño de Pitch. No se podía imaginar cómo se sentía estar tan cerca de lo que había perdido y no poder tenerlo de regreso. Entendía perfectamente lo que era una pérdida y había ganado muchas cosas, como buenos amigos y grandes recuerdos. Sabía lo que era una pedida, pero estaba lejos de comprender lo que significaba, vivirla todos los días.

Al preocupado, volvió a la cueva de Pitch, adentrándose sin confirmar si es que el coco seguía a dentro o no. Recordó una vieja canción y la modificó un poco mientras entraba.

-Juguemos en la cueva, mientras el coco no está ¿¡Coco esta!?- termino exclamando y quedándose quieto mientras esperaba una respuesta y se adentraba más y más cantando lo mismo.- ¿¡Coco esta!?

-Si Jack, si estoy ¿qué es lo que quieres?

La sombra apareció de pronto, haciéndole saltar del susto.
No pudo articular palabra en ese momento, Pitch estaba frente a él con esa sombría e imponente presencia, que se veía opacada por su suave expresión de curiosidad.

Ok, es corto lo sé. Últimamente hago muchas cosas y salgo mucho, el mundo fuera de mi computadora de pronto se volvió interesante.

El deseo de la NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora