Capítulo 17

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En el capítulo anterior

Y-yo, también soy una Hyuga También pertenezco al clan... ¿sabes lo que significa? Yo también me puedo defender... ¡También te puedo atacar! Así que no te acerques

El chico sentía correr la rabia, coraje, enojo por sus venas. La joven gritaba, lloraba mientras era golpeada por su tío, el hombre con la misma cara de su padre. El hombre disfrutaba de su deliciosa sobrina, era como ver a Mirai en los ojos de Hinata.

–Na... ru...to –se logró oír de Hinata. El chico le dedicó una mirada, tenía que volver por ella, debía cumplir su promesa de salvarla pero ese hombre se acercaba.

-Lo siento

-¡Te conviene mantener la boca cerrada Uzumaki!

~~

"Lo siento, Hinata. Lo siento, Hinata. Lo siento, Hinata. Lo siento, Hinata" no había otras palabras presentes en su mente después de semejante acción. Este lugar lo conocía, no estaba más que en el baldío cerca del basurero a las afueras de la aldea; podría llegar a casa antes que sus padres, podría tomar un baño y olvidar todo esto, podría ser el cobarde que no cumplió su promesa y dejó a su amiga abandonada...

¿Acaso era un sueño todo lo que estaba viviendo? ¡Sí! Podía despertar en cualquier momento, ir a los Condominios Hyuga y ver que Hinata estaba a salvo, nada de esto había pasado, ¿verdad?

No, no era un sueño, la triste realidad era que lo vivido recientemente sí había sucedido. Todo había sido tan real como el mismo momento en el que él decidió no ir a la estación para reportar el acontecimiento que acababa de presenciar.

-¡Naruto! –Su madre lo recibió en cuanto este entro a su casa- ¿Dónde estabas? ¡Llegamos hace quince minutos y no estabas aquí! Pero que...

-Hijo ¿Qué te pasó? –claro que sus padres tenían que preguntar porque carajos su hijo estaba repleto de lodo y parecía que durmió en el basurero

-Yo... me caí en la patineta, muy feo

-¿Estás bien? Hijo, no tienes algo –ahí estaba la preocupación de su mamá haciéndose notar- ¡Te dijimos que te quedaras en casa dattebane! ¿Por qué nunca nos haces caso? –era increíble como Kushina Uzumaki cambiaba de humor en un segundo a otro

-Lo siento dattebayo –las lágrimas querían caer del rostro de Naruto. Lamentaba el haberles desobedecido, lamentaba el haber dejado a Hinata sola, lamentaba haberla abandonado- Lo siento, en serio lo siento

Lamentaba el momento en el que permitió que la cobardía se apoderara de él.

-Tranquilo Naruto –intervino Minato- ¿Te lastimaste? –el negó- ¿Te duele algo? –Otra vez negó- Ve a darte un baño y descansa –y eso hizo-

-Deberías dejar de complacer tanto a tu hijo, dattebane

-Entre tantos regaños que le das, debería ponerme de su lado ¿no crees? –le dedicó una cálida sonrisa a su bella esposa- además solo se cayó de la patineta, no es como si hubiera pasado algo mayor a eso.

.

Eran diez y media de la noche, hace veinte minutos que Hiashi junto con su hija menor habían llegado a su casa y no había rastro de Hinata

-¡Hinata! –Se escuchaba por parte de los dos mientras recorrían la casa, el patio y la Academia- ¡Neji-niisan! ¿Has visto a mi hermana?

Neji repasó su día buscando rastro de Hinata –Ahora que lo menciona Hanabi-sama, no he visto en todo el día a su hermana

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