Capítulo 8: El día que te conocí

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En el capítulo anterior

La mano izquierda de Hizashi recorría la espalda de Hinata, bajando hacia su trasero, acariciándolo con fuerza para detener los inútiles movimientos de su sobrina

–N-no... m-me lastima –y en ese momento todo paró

-¿Quieres saber lo que realmente lastima? Lastima que una inútil como tú sea la heredera de la Academia. Lastima que el estúpido de mi hermano por haber nacido primero haya sido elegido como heredero de la Academia y la historia se repite contigo ¡ESO ES LO QUE REALMENTE LASTIMA!

Trataba de mostrar una sonrisa, aunque por dentro se sintiera morir, estaba convencida que su ángel la salvaría. Aun cuando pasaran miles de años, Hinata nunca olvidaría la vez que conoció a ese peculiar niño del cual estaba profundamente enamorada:

~~

(Flashback)

"-Hasta aquí el entrenamiento, Hinata eres muy débil para hacer este tipo de cosas... me siento decepcionado, tu hermana menor te venció en este insignificante encuentro

La pequeña Hinata salió corriendo del salón sin dirección alguna

-¡Hinata-sama!

Se oyó el grito de Hyuga Ko, un joven de 17 años que se encargaba del bienestar de su familiar. Hinata corría sin mirar hacia dónde se dirigía, lo que provocó chocar con tres jóvenes, debido a este accidente a uno de ellos se le cayó su cono de helado

-Oye tú –exclamó uno de los chicos después de que Hinata fue llevada sin esfuerzo alguno a un lugar donde nadie pudiera verlos-

-L-lo siento

-Ey ¿es una chica Hyuga? ¡Sí tiene esos ojos! -dijo con desprecio uno de los chicos

-Debe ser prima de Neji

-Probablemente también sea una engreída de lo peor

-Piensa que es mejor que nosotros porque su familia es dueña de la Academia de Artes Marciales y todos ellos son los mejores en artes marciales

-Y-yo no soy así –se defendió la pequeña Hyuga

Intentó escapar pero uno de los chicos se lo impidió tomándola fuertemente de su brazo –Oye tú

-¿Tratas de huir sin decir que lo sientes? ¡Qué idiota eres!

-¡No dejes que se escape! –dijo un chico mientras que otro la empujó haciendo que cayera al pasto

-Oye, di que lo sientes

-Sí, discúlpate –decían con aires de superioridad ¿nadie le había enseñado a estos chicos ser respetuosos con las mujeres?

-¡Di que lo sientes, rápido!

-Lo siento –dijo en un pequeño murmuro

-No es suficiente ¡Dilo como si realmente estuvieras arrepentida!

-¡Discúlpate! –gritó uno

-Lo siento, lo siento –decía entre llantos- lo siento

-Ya basta –se escuchó por parte de un nuevo chico-

-¿Qué quieres?

-Ey, es uno de esos chicos, los que siempre andan haciendo bromas por la Aldea ¿cómo es que tus padres te soportan? –los tres chicos empezaron a reír

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