CAPÍTULO 1: AHORA TARGARYEN, AHORA MARTELL

3.8K 240 15
                                    

Cuando era niña una bruja se fijó en mí y me ofreció un gran regalo, y una aún más grande profecía sobre mi persona:

''Pequeña niña, ahora Targaryan, ahora Martell, tu volverás a ver dragones volar, soles apagarse, leones rugir, lobos recordar, ciervos morir, y cabalgarás sobre los más fuertes caballos, no serás reina jamás, pero podrás liderar cualquier territorio importante, y nunca perderás, aunque tu vida, comenzará dentro de poco a no serte fácil.

Sin ti el verdadero rey, el más justo, el que reinará por siempre, no podría llegar a sentarse sobre el trono de hierro, mil canciones hablarán de ti, nunca te sientas inferior a nadie, y haz honor a tu nombre, a todos tus nombres. ''

Cuánta razón tenía aquella vieja bruja, recuerdo ver morir a mi madre, Elia Martel, con solo tres años debí fingir mi muerte, pues un Lanister me apuñalo, mi tio descubrió mi cuerpo, aún con vida, ordeno que me enterraran viva para que todo el mundo me creyerá muerta, recuerdo la sensación, la presión de la arena sobre la caja en la que fui enterrada, las lágrimas cayendo de mi rostro y mi boca cerrada, sin poder pronunciar palabra alguna o me descubriría a mi misma poco después, el mismo me desenterró, curo mis heridas, leves pero molestas y me envió lejos de allí, tan lejos que ni el mismo, sabría donde su sobrina viviría. La envió junto a un caballero de su plena confianza, plena confianza que no dudo en traicionar, solo tenía tres años, pero le basto para violarme y pegarme a cada momento, me tenía oculta como si fuese su más preciado tesoro, hasta que un día pude escapar, no sabía dónde estaba pero mi historia comenzaría allí, corrí por el largo desierto sin importarme nada hasta que tope con un hombre alto, fuerte y rudo que al ver mis heridas se extrañó y me abrazó como si fuera su hija, me abracé a su pantalón marrón con fuerza, llorando y este le pregunto a el caballero lo que me había hecho, en un dorniense pésimo. El caballero no se atrevió a contestar, el otro hombre se agachó y me dijo:
-No se quien eres, pero a partir de ahora serás mi hija, ningun niño debe pasar por lo que supongo que tu has pasado.-

El otro hombre se negó a que yo me fuera de sus brazos pero el otro, sin arma ninguna, lo mató en un corto y sangriento combate.

-¿Por qué me has salvado?- Le pregunté

-Tuve dos hermanas, que murieron violadas, mutiladas por un hombre como este.-

-¿Cómo te llamas?-

-Bharbo, Khal Bharbo, es como decir rey de los dothrakis ¿Y tu?-

-Rhaenys.-

-A partir de hoy serás Lakia, mi pequeña.-

Nunca había oído hablar de los dothrakis hasta entonces, pero fue entonces cuando comprendí porque cabalgaría los caballos más fuertes.

El Khal me adoptó como su hija, los otros me cuidaban, me daban regalos, me trenzaban el pelo, y me enseñaban a hablar aquella noble lengua tan barbará como respetable. Hasta entonces, mi nuevo padre no tenía descendencia hasta que mi madre, la khalessi Ashen, tuvo un hijo, Drogo, recuerdo jugar con él hasta el amanecer, contarnos historias mutuamente, yo sobre los targaryen, sobre mi vida anterior, y el sobre los dothrakis o sobre cualquier cosa que se imaginará, era un buen muchacho, honrado y noble como ninguno.

Crecí junto a él y el junto a mí, hasta que tuve que separarme de él, los Lanister me encontraron. Tywin Lanister, el mismo hombre que me había intentado matar, lo tenía allí delante, yo tenía apenas quince años, mi hermano, Drogo intento matarle, sabía quien era, yo misma se lo había contado.

-Si me toca prometo matar a tu tio, a todo Dorne, solo para verte sufrir, Targaryen.-Dijo él

Drogo dio un paso adelante y yo grité:

-No lo hagas.-Le dije a Drogo en un perfecto dothraki.

-Pero és, él.-

-Lo sé.-

-No pienso dejarte con él.-

Me acerqué a Drogo, con lágrimas en mis ojos y le dije, cogiéndole de la mano:

-Lo siento, pero si no me voy le harán daño a mi familia.-

-Yo soy tu familia.-

-Por eso mismo me voy.-

-Hash anha atihak yera salvaste?-

Asentí con la cabeza,no sabía si nos volveríamos a ver pero tenía fe en ello, al igual que él.

-No cortes tu cabello por mi, Drogo, dile a tu padre que me he ido por voluntad propia, dile que no quería veros sufrir ante el rey de poniente.-

Entonces me abrazó y marché con Tywin Lanister quien me enceró en una jaula de madera, de un carro y marchamos, viendo a Drogo, cada vez más lejos cortando su melena, sin importarle lo que yo le había dicho.

Juego de tronos: LakiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora