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Caminó detrás de la enfermera Kinney por el largo pasillo del centro de rehabilitación donde se encuentra Carlos, una pequeña sonrisa se forma en mi al saber que lo veré de nuevo.

—Como te lo dije la vez pasada, no le quites la camisa de fuerza, aunque él te lo pide —la enfermera Kinney abre la puerta y yo rápido entro.

Veo a Carlos sentado frente a mí, el recuerdo de aquella vez en donde Carlos poseído por Progenito me ataca llega a mí.

—Daniel, has venido a visitarme —susurra Carlos un poco confundido.

—Claro, ¿Por qué no lo haría? —le preguntó, mientras me siento en la silla.

El me mira fijamente, luego señala hacia fuera de la pequeña habitación, Isabel y Mauricio se encuentran hablando con la enfermera Kinney.

—¿Quiénes son ellos?

Respiro profundamente, observó a Carlos y puedo notar tristeza en su rostro, algunas lágrimas caen por mis mejillas, yo rápido la limpio.

—Es mi nueva familia, me han adoptado —mencionó en voz baja, lo más bajo que puedo hablar.

Una sonrisa se dibuja en el rostro de Carlos, puedo notar que evita llorar, algunas lágrimas en sus mejillas lo delatan.

—Felicidades Daniel, te mereces eso y más, en cambio yo, nadie, nunca me querrá, sólo mírame soy un monstruo.

Carlos limpia las lágrimas que resbalan por sus mejillas, yo lo miró fijamente. Aquel día se salvó de morir en nuestra casa, Progenito lo salvó poseyéndolo, pero Carlos ya estaba demasiado herido, la enfermera Kinney dice que se salvó de milagro, sólo que no fue un milagro, fue Progenito.

—Yo te quiero Carlos, siempre te querré.

—Daniel tienes que decir que ves a Progenito, tengo que salir de aquí, ya no puedo seguir aquí —Carlos me mira frunciendo el ceño.

—Pero si lo digo, ellos van a encerrarme, dos semanas en ese lugar fueron suficientes, yo no quiero regresar, lo siento —me levanto de la silla y retrocedo hasta la puerta, Carlos me observa con lágrimas en los ojos.

Miró a la enfermera Kinney, ella se aproxima a la puerta, volteo a ver a Carlos por última vez.

—Vendré cada semana, para que no te sientas solo —le hago señas de adiós con mi mano.

—Daniel, dile a Progenito que me asesine, ya no quiero vivir.

La puerta se abre y por ella salgo de prisa, me acerco a Isabel y Mauricio que me miran sonrientes. Les doy un fuerte abrazo, ya que ellos aceptaron traerme aquí a ver a Carlos.

—Gracias, puedo preguntarles, ¿Qué les dijo la enfermera Kinney? —les preguntó angustiado.

Isabel y Mauricio se miran entre sí, luego ven a la enfermera Kinney entrar por una puerta, al final me miran a mi sonriendo.

—Ella dijo que Carlos está mejorando, que pronto podrá salir, pero que no tendrá quien lo reciba —Isabel dice, mientras me abraza.

Los tres caminamos hasta la puerta del lugar, nos dirigimos al auto donde Tony nos espera.

***

El auto se detiene frente a una enorme casa, miró fijamente por la ventana del auto.

—¿Aquí viven? —preguntó realmente sorprendido.

—Aquí vives de hoy en adelante —Mauricio menciona saliendo del auto.

Isabel, Tony y yo también salimos del auto, nos dirigimos a la gran casa, puedo notar lo felices que están Isabel y Mauricio.

—Daniel te tenemos una sorpresa, ven.

Me acercó un poco confundido hasta Isabel, ella coloca sus manos en mis ojos y me hace caminar. Ella me va indicando por donde caminar, una enorme sonrisa dibuja mi rostro, no puedo evitarlo estoy feliz, algo que Progenito no quiere que sienta, felicidad.

Escucho que una puerta se abre, escuchó que Mauricio cuenta del uno al tres y luego quita sus manos de mi rostro. Abro los ojos lentamente y veo hacia enfrente, Sam, Grace, Nadia y Ángel me observan sonriendo.

—Daniel esta sorpresa fue idea de Tony, él quería conocer a tus amigos, ¿Estas feliz? —me pregunta Isabel sonriendo.

Asiento con mi cabeza, mientras me acerco a ellos y les doy un fuerte abrazo, sé que nos vimos hace algunos días, pero estoy feliz de ver a quien quiero hoy.

—Daniel, bienvenido a tu nueva familia —grita Nadia feliz.

—¿Nos presentarás a tu nuevo hermano? —pregunta Grace emocionada.

Volteó y veo a Tony sonriendo junto a Isabel y Mauricio. Asiento con la cabeza mientras caminó hasta él, tomó su mano y lo acercó hasta mis amigos.

—Grace, Ángel, Nadia, Sam, les presentó a Tony Suarez, mi nuevo hermano, que será su nuevo amigo.

Los cuatro se acercan y le dan un fuerte abrazo a Tony, luego Tony corre hacia las enormes escaleras.

—¡Vamos síganme! Conozcamos la nueva habitación de Daniel —Tony grita, mientras sube las escaleras.

Volteó y veo a Isabel, ella asiente con la cabeza indicando que podemos ir, todos corremos subiendo las escaleras de prisa, siguiendo a Tony, veo que entra por una habitación y nosotros detrás de él.

Abro los ojos del asombro, no puedo creer que esta sea mi habitación, está demasiado grande, juguetes, televisión, muchas cosas por donde sea.

—Anda, vamos a jugar —Tony toma mi mano y me hace entrar a la gran habitación, que ahora me pertenece.

Miró a todos jugar, recuerdo las palabras de Carlos, "Dile a Progenito que me asesine" No puedo ser feliz si Carlos está sufriendo dentro de ese centro de rehabilitación.

—Vamos Daniel, ¿Qué esperas? —Sam sonríe, mientras salta encima de mi nueva cama.

Yo me acerco a un sofá que está cerca y tomó asiento, mientras todos juegan alrededor mío. Me pongo de pie y caminó hacia la ventana, veo por ella, la vista es increíble.

—Daniel, ¿Estás bien? —me pregunta Grace acercándose a mí.

—Sí, es sólo que extraño a Flor y espero que Carlos pueda salir de rehabilitación —miró a Grace y ella me da un abrazo.

Ella se separa de mí, mira por la ventana mientras trata de hablar, parece ser que no puede decir lo que quiere.

—Yo también extraño a Diego, te entiendo perfectamente —ella menciona en voz baja.

***

Caminó por los alrededores de mi habitación, es de noche todos se han ido y ahora tengo que dormir.

Me dispongo a ponerme la pijama, siento un pequeño ardor en el brazo y rápido recuerdo la herida. Caminó hasta mi maleta, aunque parece que no la necesitaré, la colocó encima de una mesita y la abro, busco en toda la maleta, hasta que encuentro el cuchillo.

La puerta se abre y rápido colocó el cuchillo en la maleta y corro hasta la cama donde me acuesto y tapó con la cobija. Isabel y Mauricio se acercan a mí, me dan un beso en la frente, yo sonrió un poco.

—Buenas noches Daniel Suárez —Isabel y Mauricio se alejan por la puerta, yo me quedo pensativo, de Daniel Foster a Daniel Suárez, creo que tendré que acostumbrarme.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora