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Volteo a ver a la enfermera Kinney, por suerte ella no puede ver a Progenito. Él me ve fijamente, veo que se aleja de mí, luego comienza a correr hacía mi, mi respiración se acelera y cierro los ojos por un momento.

Progenito pasa a través de mi una y otra vez, al parecer está tratando de jugar conmigo, yo estoy aterrado, tengo miedo de que la enfermera Kinney se de cuenta que algo anda mal.

—¿Puedo ir al baño un momento? —le pregunto a la enfermera Kinney.

Ella asiente con la cabeza, me pongo de pie y caminó al baño, entro y cierro la puerta rápidamente, me acerco al lavamanos y echo un poco de agua en mi rostro para relajarme.

—Pude notar lo asustado que estabas, eso me gusta —añade Progenito detrás de mí.

Volteó a verlo asustado, él se acerca a mí y coloca sus manos en mi cuello, lo aprieta un poco y luego me suelta.

Salgo del baño asustado, tomó asiento en la orilla de mi cama y veo a la enfermera Kinney anotando algo en su libreta.

—¿Podemos seguir? —pregunta ella, con una sonrisa en el rostro.

—Claro, estoy listo.

Ella se mueve un poco en el sofá y se dispone a hablarme, se detiene y me mira fijamente. Tapo mi cuello un poco, ya que sospecho lo que me ve.

—Tengo entendido que también viste el cuerpo de Diego Ortega, hermano de Grace —ella me observa por algunos segundos.

Asiento con la cabeza y recuerdo ese momento en que el cuerpo de Diego cayó al suelo desde la puerta del salón.

—¿Cómo te sentiste?

—Mal, muy mal, esa semana también perdí a mi familia —susurró, limpiando algunas lágrimas que resbalan por mis mejillas.

La enfermera Kinney se pone de pie y camina hacia la puerta, luego voltea a verme.

—Es todo por hoy, nos vemos mañana —comenta ella saliendo de mi habitación.

Me pongo de pie y caminó hacia la puerta, estoy por cerrarla, solo que de pronto caigo al suelo perdiendo todo el control de mi cuerpo, Progenito me ha poseído.

—¡Daniel! ¿Estás bien? —grita la enfermera Kinney acercándose a mi.

La observo fijamente sin poderle decir algo, ya que Progenito no me lo permite, ella me toma del brazo, toca mi frente y acerca su oído a mi pecho.

—¡Isabel, Mauricio! —grita la enfermera Kinney caminando a las escaleras.

Escucho pasos acercarse, luego veo a Isabel, Mauricio, Tony, Martha y Carlos entrar a la habitación muy confundidos.

—Daniel, ¿Qué te pasa? —pregunta Isabel acercándose a mí.

Todos me observan confundidos a excepción de Carlos, creo que él sabe que ocurre, él tiene que ayudarme.

—¡Carlos! —logro comentar.

Él se acerca a mi algo asustado, yo me pongo de pie involuntariamente y comienzo a caminar fuera de mi habitación.

—Llamaré a una ambulancia —comenta la enfermera Kinney bajando las escaleras.

Volteo y veo a todos, todos me siguen con la mirada, subo el barandal de la escalera y estoy por saltar. Mauricio me detiene de lanzarme, lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

—¿Daniel? —Mauricio me observa confundido.

Volteo a verlo con una sonrisa en el rostro, me alejo un poco de él y lo veo fijamente ahí parado frente al barandal de la escalera. Respiró hondo y comienzo a correr hacia él, estiro mis brazos y lo lanzó hacia el vacío.

Un gran grito proviene de Mauricio, mientras me acercó y miró asustado lo que he hecho, Mauricio se encuentra inconsciente encima de una mesa, puedo notar que un charco de sangre comienza a aparecer alrededor de su cabeza.

—Diganme que está vivo —comentó, volteando a mirar a todos.

Caigo al suelo de golpe, me siento cansado, débil, siento que mis ojos se cierran, mientras escucho gritos, Isabel y Tony corren junto a mi, Carlos acercándose a mi y Martha observando aterrada desde el interior de mi habitación.

***

Abro mis ojos lentamente, me doy cuenta que estoy recostado en mi cama. Me pongo de pie y veo todo a mi alrededor.

—Creo que lo logre, Isabel te odiara por matar a Mauricio —Progenito comienza a reír junto a mi.

Lo miró un poco confundido, hasta que recuerdo todo lo sucedido, yo poseído por Progenito lance a Mauricio por el barandal de las escaleras.

Corro hasta la puerta de mi habitación e intentó abrirla, al parecer está cerrada con llave, pero ¿Quien la cerró?

—¿Alguien? —preguntó, mientras golpeó un poco la puerta.

No recibo contestación alguna, hasta que escucho que alguien abre la puerta, Carlos me observa asustado, luego se acerca a darme un abrazo.

—¿Daniel que hiciste? —pregunta él observándome fijamente.

—Carlos, no era yo, era Progenito, él intenta separarme de mi familia —le digo llorando—. Tengo que ver a Isabel.

Empujó un poco a Carlos y salgo de la habitación, me acerco a las escaleras y veo policías, doctores y una camilla con Mauricio encima.

Isabel, Martha y la enfermera Kinney hablan con un policía, unos ruidos llaman mi atención, escuchó a Tony llorar. Él llora por mi culpa, yo asesiné a Mauricio.

Comienzo a bajar las escaleras con pasos lentos, siento que todos fijan sus miradas en mí, trató de correr hacia Isabel, sólo que ella se aleja de mi. Un doctor me sostiene del brazo y intenta ponerme una inyección.

Yo me muevo de un lado a otro, no puedo permitir que me coloco la inyección sin haber dicho mi versión de lo sucedido, aunque dudo mucho que alguien me crea.

—¡Alto! —grita Carlos desde arriba de las escaleras.

Todos volteamos a verlo, él baja las escaleras muy de prisa acercándose a mi.

—¿Qué pasa muchacho? —pregunta el doctor observándolo, lo que me permite zafarme de él y correr hasta Martha.

—No dejes que me lleven, yo no hice nada —le digo y le doy un fuerte abrazo.

—Daniel —susurra ella angustiada.

Caminó hacia Isabel, ella vuelve a alejarse de mi, fijo mi mirada en Carlos quien habla con el doctor.

Veo que el doctor asiente y camina hacia mi, él me observa fijamente y luego mira a la enfermera Kinney.

—El joven Carlos me dijo que Daniel sufrió una crisis nerviosa, ¿Qué opina usted de eso? —pregunta el doctor a la enfermera.

Ella me observa, luego asiente con la cabeza. Martha camina con Isabel hacia la cocina, yo tan solo observo todo mi alrededor, ni siquiera sé qué está pasando.

—Puede ser, eso explicaría sus lesiones, una crisis nerviosa explicaría todos las preguntas que tengo acerca de sus lesiones.

La enfermera y el doctor caminan hacia la cocina, suspiro hondo y veo a Carlos acercarse a mí, él me da un fuerte abrazo, un abrazo que disfruto mucho.

—Lo siento Daniel, era la única manera de ayudarte, si tuviste una crisis nerviosa, no pueden acusarte por la muerte de Mauricio —Carlos susurra en mi oído.

—No fue lo que ocurrió, tengo que decirles sobre Progenito —intentó correr hacia la cocina, pero Carlos me detiene.

—Daniel no lo puedes hacer, Progenito los mataría.

Volteo a ver a Carlos, luego caminó hasta el sofá y tomó asiento, suspiró profundamente, mientras comienzo a llorar.


...........

Hola mis queridos lectores, espero les haya gustado el capítulo, voten y comenten, se los agradecería mucho. hasta la próxima!!

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora