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Volteó lentamente hacia atrás, Progenito se acerca a mi enojado, realmente enojado, mi corazón comienza a palpitar con fuerza.

—¡Daniel abre la puerta! —grita Sam desde el otro lado.

—Voy en un momento, pueden esperarme abajo —comentó, tratando de disimular mi miedo.

—Esta bien.

Mi mirada se fija en Progenito, él se acerca a mi lentamente, algunas lágrimas caen por mis mejillas, estoy asustado.

—¡Dejame por favor! Yo no te he hecho nada malo, ¿Por qué haces esto? —le digo, mientras intento retroceder, sólo que ya he llegado a la puerta.

—Ay Daniel, si observaras tu rostro en este instante, te moriría de risa.

Progenito me toma del brazo y me lanza al suelo, yo me pongo de pie y corro hasta el otro lado de mi gran habitación, tomó mis almohadas y se las lanzó a Progenito.

—Dejame, por favor —susurró angustiado.

Me arrastro hasta estar debajo de la cama, desde aquí no logro ver a Progenito por ningún lado, siento que algo toma mi pie.

Volteo brevemente hacia atrás y efectivamente, Progenito me ha tomado del pie, él me jala con fuerza, choca contra el mueble de mi computadora, por suerte nada cae de el.

—Esto te tiene que dejar una enseñanza Daniel —Progenito toma una lámpara de mi mesita de noche, el rápido la quiebra y toma un trozo de vidrio—. ¡Tu no puedes acusarme!

Progenito incrusta el trozo de vidrio en mi brazo, siento un gran ardor y rápido veo como la sangre comienza a formar un pequeño charco alrededor de mi.

—Ayuda —gritó en voz baja.

Él me observa lleno de furia, mientras se esfuma de mi vista, cierro mis ojos e intento no llorar, sólo que es algo inevitable, estoy aquí en el suelo, sin poderme mover debido a un vidrio en mi brazo.

—¡Ayuda! —gritó con todas mis fuerzas.

Lágrimas comienzan a salir de mis ojos, no puedo evitarlo, escuchó pasos acercándose a la habitación y la puerta se abre, por ella aparece Carlos y Tony espantados por verme en el suelo.

—¡Oh dios Daniel! —grita Carlos acercándose a mí, sin embargo Tony sale de la habitación en busca de ayuda.

Veo a Carlos, él me mira preocupado, angustiado, creo que él ya se imagina lo que acaba de pasar aquí.

—¿Fue él? —me pregunta frunciendo el ceño.

Asiento con la cabeza, mientras intento con todas mis fuerzas sacar el trozo de vidrio.

—Ellos deben saber que me caí, tropecé con algo, eso paso.

Carlos se pone de pie, coloca la lámpara junto a mi, para decir que cayó, coloca ropa en el suelo para decir que tropecé.

Isabel, Mauricio y Sam aparecen por la puerta, ellos me observan con tristeza en sus rostros.

—La ambulancia viene en camino, todo estará bien Daniel —Isabel dice, mientras limpia la sangre con una toalla.

Cierro los ojos un momento, estoy cansado, solo necesito dormir, escuchó ruidos, alguien me levanta abro los ojos y me encuentro en una camilla, veo a Pablo, Grace, Ángel, Nadia, Carmen y Omar observándome desde la cocina.

—Ire a visitarte Daniel, te lo prometo —añade Martha acercándose a mi.

El médico me coloca una mascarilla en el rostro, yo rápido siento sueño,  cansancio y cierro los ojos, no sin antes observar a Progenito.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora