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Abro la puerta de mi habitación, en ese mismo momento veo a Progenito lanzar a Sam por la ventana, rápido corro hasta ella y la veo sobre el frío suelo.

—¿Por qué hiciste esto? Yo tan sólo trataba de ayudarte —Sam abre los ojos y comenta.

—Yo no lo hice —susurró, mientras me alejo de la ventana.

Doy vuelta y comienzo a correr hasta la puerta, al abrirla veo a Sam llena de furia empujándome poco a poco hasta estar cerca de la ventana.

—¿Por qué? —ella estira sus brazos hasta mi y me empuja.

Siento que caigo al suelo de golpe, volteo junto a mi y el cuerpo de Sam se encuentra ahí sonriendo de oreja a oreja.

Abro los ojos rápidamente, volteo a mi alrededor, estoy acostado en mi cama, todo ha sido una horrible pesadilla.

Me pongo de pie y caminó hasta la ventana, veo a través de ella y lo sucedido con Sam llega a mi mente, suspiró profundamente, fijo mi mirada hacia la puerta, la cual se abre. Isabel me observa por algunos segundos.

—Daniel veo que estás despierto, justo a tiempo —menciona ella, acercándose a mi.

—¿Justo a tiempo de que? —la miró un poco confundido.

—Iremos al doctor, bueno mas bien dicho, con la enfermera Kinney —ella sonríe levemente.

—Pero ¿Por qué? —le preguntó angustiado—. Ya estoy mejor.

Ella me observa sonriendo, me da un abrazo y yo tan sólo lo recibo con mucho cariño.

—Lo siento Daniel, esta cita ya la tenía desde hace días.

Isabel se pone de pie y sale de la habitación, dejándome aquí solo, con un ser maligno que puede aparecer en cualquier momento.

Me quito la pijama y me pongo algo decente, ya que ire a ver a la enfermera Kinney. Tomó un suéter y me dispongo a salir de la habitación.

Abro la puerta y salgo rápidamente, caminó hasta las escaleras y bajó por ellas, veo a Tony sentado en el sofá junto a Mauricio.

—Nos vemos luego, llevaré a Daniel a su cita —Isabel se despide de Mauricio y Tony.

Ella sale de la casa y yo detrás de ella, para subir a su auto, el cual rápido comienza a conducir.

***

Isabel y yo caminamos por el largo pasillo de este hospital, estoy un poco asustado, ya que no esperaba visitar un doctor hoy.

—Buenos días Sra. Suarez pasé por aquí —la enfermera Kinney abre una puerta y rápido entramos.

Tomó asiento en un sofá junto a Isabel, la enfermera Kinney escribe en unas hojas que se encuentran en una tablilla.

—¿Como estas hoy Daniel? —me pregunta la enfermera Kinney sonriendo.

—Bien, creo.

—Tu mamá me ha dicho que sufriste mucho por la muerte de tu amiga, ¿La querías mucho? —pregunta la enfermera Kinney.

Estoy por hablar, pero rápido me detengo, volteo y veo a Isabel, ella en verdad esta muy preocupada por mi, creo que eso demuestra que me quiere como un verdadero hijo.

—Si, claro que la quería —susurró agachando la mirada.

Después de algunas preguntas más, la enfermera Kinney me lleva hasta una camilla donde me pide que suba, ella comienza a checarme los ojos, la boca y luego los brazos.

—¿Qué te paso aqui Daniel? —pregunta la enfermera Kinney al verme unos dedos marcados en mi brazo.

La observó con terror, es evidente que no puedo decirle la verdad, pero no he pensado en una mentira.

Días antes...

—¿Por qué la mataste ella podría guardar el secreto? —le gritó a Progenito enojado.

Me siento tan culpable por la muerte de Sam, ni siquiera puedo mirar a mi nueva familia a los ojos sin sentir culpa por no decir algo.

—Tu no me dices que hacer, yo decido mis acciones —Progenito me toma de los brazos, comienza a apretarme demasiado, incluso puedo ver que me deja su mano marcada.

—Déjame, ya no tiene caso pelear contigo —intento zafarme de él, pero me apreta con fuerza los brazos.

—Debes de estar agradecido conmigo por no haber matado a Carlos, sólo lo hago porque me ayudó a salir de aquella casa.

La puerta de mi habitación se abre y por ella entra Carlos corriendo, se acerca a mi y me ayuda a librarme de Progenito, toco mis brazos y siento un enorme ardor.

Actualidad...

Miró fijamente a la enfermera Kinney, tengo que hallar la forma de engañarla, antes de que saque sus propias conclusiones.

—No es nada —comentó y  bajo las mangas de mi suéter.

Me pongo de pie y caminó hasta Isabel, al parecer ella no ha escuchado nada de lo que la enfermera me ha dicho.

—Isabel, ¿Todo está bien en su hogar? —la enfermera Kinney le pregunta a Isabel.

—Todo bien, ¿Pasa algo malo? —Isabel le responde, mientras voltea a verme.

La enfermera Kinney se pone de pie y camina hasta mí, me toma del brazo y levanta el suéter, puedo ver como Isabel abre los ojos al verme.

—¡Por dios Daniel! —comenta, mientras coloca sus manos sobre su boca, indicando lo sorprendida que está.

En estos momentos no tengo ni la menor idea de a donde mirar, veo a Isabel sorprendida y a la enfermera Kinney de igual manera.

—Tal vez peleamos muy fuerte en la pijamada, no es nada de qué preocuparse —sonrió levemente intentando relajarme.

—Si, tal vez sea eso —Isabel me toma del brazo y salimos del consultorio de la enfermera Kinney.

Salimos del hospital y subimos a su auto, ella comienza a manejar y yo tan sólo miró por la ventana.

—Debiste decirme Daniel, en estos momentos la enfermera Kinney ha de estar pensando lo peor de nuestra familia —Isabel dice, sin despejar la mirada del camino.

—No creí que fuera tan importante, sólo jugamos —comentó sonriendo.

El auto se detiene fuera de nuestro hogar, salgo del auto y miró hacia la ventana de mi habitación, logró ver a Progenito observándome.

Isabel y yo entramos a la casa. Tony y Mauricio se encuentran en el mismo lugar en el que estaban cuando nos fuimos.

—Mauricio quiero hablar contigo de inmediato —Isabel comenta.

Mauricio se pone de pie y camina detrás de Isabel hasta la cocina, yo tomó asiento junto a Tony, quien ve la televisión.

—¿Cómo te fue con el doctor? —pregunta Tony sonriendo.

—Bien.

Me pongo de pie y caminó hacia las escaleras, entro a mi habitación y me lanzo a la cama, miró el techo fijamente.

—Siempre logras sorprenderme —agrega Progenito levantado la manga de mi suéter.

Frunzo el ceño y me levanto de la cama, en estos momentos ni siquiera quiero ver a Progenito, temo que haya metido en un problema a mis nuevos padres.

—Escuche todo, sabes disimular muy bien lo que sucede en tu vida, eso me agrada de ti —él se acerca a mi lentamente.

Toma mi brazo y me empuja al suelo, respiro hondo y lo miró con confusión, intento ponerme de pie, Progenito lo impide.

—Ni se te ocurra decir algo sobre mi.

Él se esfuma dejándome aquí, sobre el suelo preocupado y asustado.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora