Roko

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El bosque de "mentira" ya había desaparecido, o al menos eso pensaba o me hacían pensar, tal vez me mandaran allí de vuelta si veían venir mis intenciones. Estábamos en el lugar protegido por las hadas y seguía sin poder comunicarme con Shaylee o el lobo y estaba empezando a preocuparme.

-Solo tienes que hacer una cosa antes de irte por dónde has venido.-de nuevo era Kael, el búho, el que me hablaba, y aunque suene raro lo prefería así que en forma humana.

-No.-dije indignada.-Antes quiero saber dónde están Shaylee y el lobo. ¿Qué les va a pasar? ¿Seguirán su vida normal aquí en la Selva Negra?

-De eso te quiero hablar, pero antes quiero recordarte que has acertado el trato de marcharte, así que ya no hay vuelta atrás. ¿Entendido humana?-yo simplemente asentí, preparada para lo que se me venía encima.-Debes encargarte de que el lobo desaparezca y que Shaylee se olvide de ti.-lo soltó de golpe, de un mazazo. Sabía que algo así debía tener pensado proponerme, pero separarme radicalmente de los dos era demasiado.

-¿Cómo voy a hacer que se valla de aquí? Él vive aquí.-dije remarcando el aquí.-Y Shaylee...no...no puedo hacer que me olvide, sería como matar parte de ambas, de mí y de ella.

-Aceptaste el trato. Debes cumplirlo o te mandaré a donde tú ya sabes de vuelta, y créeme que esta vez será peor: no volverás a salir. Te dejo unos minutos a solas para que veas que lo que te propongo es la opción correcta, pero te advierto, como intentes algo, será peor.

Ni siquiera me dio tiempo a contestar, salió volando por uno de los huecos del árbol y varias hadas que estaban fuera se voltearon a mirarlo, esperando respuestas de lo que nos traíamos entre manos. Yo ni siquiera lo pensé, en cuanto desapareció de mi vista y las hadas continuaron con su trabajo subí a lo alto del árbol por el hueco y enorme tronco, y me escurrí por otro agujero, algo pequeño para mí y me senté en una de sus ramas, asegurándome de que no me podían ver.

Inspeccioné mis alrededores. Sabía dónde se encontraba el portal para salir y además funcionaba porque las hadas seguían con sus labores del cuidado del bosque, entrando y saliendo. Tal vez si conseguía ir pasando de rama en rama, hasta llegar sin que me vieran, podría saltar fácilmente e irme corriendo. Obviamente de lo último se darían cuenta, pero no les daría tiempo a reaccionar.

A pesar de que casi se me rompen varias ramas, fue bastante fácil, pero justo cuando salté en el momento en que la entrada estaba despejada, un pequeño dardo me pincho en el cuello, causándome un leve sueño. Sin embargo no me rendí, me pellizqué en el brazo tan fuerte que me salió sangre. Debía mantenerme despierta, no podía dejar que me atolondraran con alguno de sus hechizos.

Me la arranqué sin pensar, a cambio una enorme red se me vino encima, era de gruesas ramas y pesaba mucho. No podía levantarme y al estar tumbada todavía se me cerraban más los ojos. Pero había algo en mi interior, una lejana voz que me decía que no me rindiera, que todavía había esperanzas. Sin saber de dónde me salieron las fuerzas me levanté echando a un lado la red y espantando a unas cuentas hadas que me empezaban a rodear curiosas y amenazantes.

Al parecer estaban preparados, porque otra red, todavía más pesada que la anterior volvió a caerme encima, sentí que me hundía, pero con un grito infernal de una yo que hasta ahora no había tenido el placer de conocer, descargué la red sobre Kael, que se había mantenido al margen dando algunas órdenes a las hadas.

-¡¡¡¡Roookoooo!!!!

Tampoco supe al instante de dónde había sacado el nombre que había rugido con toda la rabia del mundo: era el nombre del lobo. Ahora lo sabía, debíamos estar juntos y ahora ya nadie podría separarnos, porque aunque no estuviera allí, sentía que lo tenía cerca, podía sentir su pulso.

Pasé corriendo la puerta y todavía seguí corriendo más, con los murmullos de los árboles a mis espaldas: por fin la verdadera protectora e hija del bosque había llegado.

De repente me paré en seco. Allí estaba. Lo tenía delante. Los ojos le brillaban y se notaba que al igual que yo había estado corriendo y nuestras respiraciones iban a la par.

"Sabía que sería un bonito nombre."-dijo acercándose a mí.

-¿No estás con Shaylee?-dije volviendo a la realidad, a lo importante, tras una larga mirada para escanearnos mutuamente.

"Creí que lo sabías, se la llevó Kael en cuanto desapareciste."

-Kael...-maldije con odio.

"Olvídalo, debemos pensar un plan para poder entrar, después ya haremos que Kael entre en razón y liberaremos a Shaylee."-parecía tenerlo pensado de antemano.

-Antes quiero saber la verdad. Sé que hay algo que no me habéis terminado de contar, y que tú sabes.-antes de empezar con ningún plan debía saber la verdad de todo, ya que había algo que me había sido escondido desde el principio.- ¿Te puedes transformar en persona?

"Solo cuando me sea otorgado el pequeño poder de Sabio, se hace por si es necesario hacer algún tipo de engaño o hechizo entre los humanos y la hija del bosque no está, o está muerta...por cosas así según el bosque. ¿Es eso lo que querías saber?"

-Si.-dije más conformada.-Pero queda algo. Kael...

"Noa olvídalo, no es más que un pobre viejo que ha sufrido por la muerte de la hija del bosque, le afectó bastante y ahora le está pasando factura."

-¡Ah eso es a lo que me refiero!-Roko empezaba a mirarme raro, así que me dispuse a explicárselo.-Verás, hasta ahora no sabía que...bueno ya sabes que la hija del bosque y el Sabio estaban en realidad tan unidos. Pero no creo que le llegara a afectar tanto su muerte, tiene demasiado desprecio hacia los humanos, sobre todo hacia mí.

"Lo siento Noa, no te sigo."

-¡Oh, venga ya! Él la mató, estoy segura de ello.

"¿Cómo puedes pensar eso? No vuelvas a repetirlo."-tronó furioso en mi cabeza.-"¿Has oído? ¿Por qué le iba a hacerle el menor daño?"

"Yo nunca te dañaría"-dijo alejándose. Si quería que sus palabras causaran algún efecto en mí lo habían hecho, pues habían llegado a lo más profundo de mi corazón. Sus palabras habían sido puras.

La hija del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora