La mirada del lobezno

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No sé cómo tuve el valor de quedarme dormida en esa situación, sabiendo lo que estaba sucediendo o iba a suceder tan cerca de mí. Sin embargo, he de decir que gracias a ello Shaylee se recuperó antes. Después no quiso hablar de lo ocurrido en el árbol de Kael, no quiso compartirlo conmigo ni con ninguna de las hadas, las cuales ya se imaginaban lo que Kael habría utilizado en su contra. En ese momento, ya sabiendo que ambas estábamos bien era lo que menos me interesaba saber, ya indagaría sobre ese tema más adelante.

-Me habéis dicho que he dormido alrededor de dos horas, y si Roko no ha salido de ahí en todo ese tiempo será mejor que vaya a ver qué ha pasado, tal vez necesite ayuda por más que digáis que no es necesario.-me estaba empezando a impacientar, no sé si eso era lo normal o no, pero hubiera deseado ver otros casos de la situación de La hija del bosque, simplemente por saber lo que se hacía en ese tipo de momentos, ya que nadie era capaz de informarme sobre lo que debía hacer al respecto.

-Noa, seguramente ya haya acabado allí dentro Roko con su misión, pero el proceso de pasar los poderes de un Sabio a otro no es tan rápido.-de nuevo era el hada azulada, ya me estaba empezando a parecer algo repelente.-Hay que tener en cuenta que con cada Sabio se adquieren más y nuevos conocimientos, fórmulas, hechizos, secretos del bosque o de los humanos. Todo lleva su tiempo.

Con el tiempo las hadas empezaron a crear grupillos y a expandirse poco a poco, pero ninguna se acercaba siquiera al portal o se alejaba demasiado del pequeño campamento que se había acabado montando a mí alrededor. No paraban de moverse de un grupillo a otro, cuchicheando y garabateando en hojas secas. Ya harta de seguir contemplándolas sin nada que hacer terminé por unirme a uno de los grupos cuando hasta Shaylee se había unido a otro.

-¿Qué tramáis por aquí?

Voltearon todas hacia mí, incluidas las hadas de otros corros, estaba empezando a tener manía a que se me quedaran mirando todas a la vez, esperando algo de mí, era demasiado inquietante.

-Por cómo actúas y por tu forma de ser pensarás que estamos perdiendo el tiempo y que deberíamos hacer algo respecto a lo que está ocurriendo en el árbol de Kael, pero créeme cuando te digo que en realidad estamos aprovechando el tiempo más de lo que crees.-¿es que nunca se iba a callar esa granuja azulada?

-Bueno, vale, entonces olvido ese tema, ¿no?-dije una vez respirado profundamente y haber contado hasta diez.

-Así es. Veo que lo vas entendiendo.

-Bien. Ahora que ya lo tengo olvidado, ¿me vais a decir que estáis planeando?-dije alzando un poco más la voz para que el resto de hadas me oyeran con claridad.

-Está bien chicas, acercaros todas.-el hada azul me miró y asintió cómo si fuera eso lo que quisiera de mí: que empezara a coger las riendas. Después vi que palmeaba el hombro de Shaylee con respeto. A partir de entonces todas nos empezaron a tratar de manera más respetuosa y nos dejaban nuestro propio espacio.-Obviamente el árbol de Kael no puede ser heredado por Roko, éste tiene necesidades diferentes a las de un búho, así que hay que preparar su nuevo espacio o cueva en el que vaya a establecerse.

-No solo eso. También hacemos cambios a lo largo de todo el refugio, aprovechando que la energía es nueva y fuerte agrandamos el espacio y trasladamos el portal a un lugar más seguro para que no haya sospechas.-un hada de un verde chillón me informó desde el fondo del barullo de hadas.

-Sí, y creamos un espacio solo para La hija del bosque.

-¡Es verdad! Casi se nos olvida.

-Recordad que realizamos un festival.

-¡Eso! Un festival nocturno al que acude todo el bosque.

Al final todas las hadas acabaron aportando algo de información, y aunque estaban completamente excitadas e ilusionadas conseguí que se colocaran de nuevo a mí alrededor formando un corro para que pudiéramos seguir poniendo los planes en práctica y de manera ordenada.

Resultó ser bastante entretenido y divertido, tanto que consiguieron distraerme y distanciarme lo suficiente como para olvidar que todavía no sabíamos nada de Roko. Justo estábamos empezando a pensar dónde reubicaríamos el portal cuando un profundo aullido hizo que nos calláramos.

En cuanto paró todo se quedó en completo silencio.

Allí estaba, parecía incluso más fuerte que antes, y se le notaba contento de haberse quitado ese peso de encima.

-Ahora que por fin puedo hablaros,-su voz era ronca y sonaba cómo si pudiera acallar cualquier ruido-he de deciros que es un gran honor para mí ser Sabio y poder convivir aquí junto a las hadas. Prometo que os cuidaré como si fuerais mi camada.-una a una se fueron agachando, dándole a entender que le daban las gracias y que le obedecerían si fuera necesario.

Otro aullido, esta vez menos frío y más cercano rompió el orden entre las hadas, que echaron a volar y a hacer piruetas llenas de alegría, realizando extraños sonidos con las alas y con la boca.

-Haremos un buen equipo.-Roko se había acercado y me había dado un lengüetazo en toda la oreja, yo trataba de deshacerme de sus babas mientras que con su hocico empujaba mi otra mano para que le acariciara.

-¿No crees que no deberías ser tan infantil delante de todas las hadas? Podrían dejar de respetarte por no comportarte con más seriedad.-atacó Shaylee por detrás de mí con una de sus risas traviesas.

-Oh Shaylee por favor, no es necesario que te preocupes tanto por mí.-le contestó con un gruñido.

-Es verdad, seré yo quien cuide al pequeño lobezno.-Shaylee y yo nos echamos a reír, recibiendo un gruñido de verdad por parte de Roko de manera que Shaylee se cayó al instante, aunque en su mirada pude entrever la pura alegría, la verdadera felicidad de un niño, de un cachorro, de un lobezno.

La hija del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora