Escena 3: Discución

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Vaya, pero que amarga sensación; y pensar que hasta me molesté en acompañarle, aunque debo admitir que todo fue mi idea... Todo por perseguir algo que jamás sucederá.

-Joven Amo... Joven Amo. -Me llamaba Sebastian una y otra vez mientras caminaba detrás de mí.

Podía escuchar que me hablaba a lo lejos, pero no estaba prestando atención debido a mis pensamientos que llenaban mi mente sin piedad alguna.

-"¡Maldito demonio! Me hizo quedar como un tonto..."-Pensé con molestia. En serio que a veces lograba sacarme de quicio y aun así... Aquí me tienes, completamente indefenso ante ti, aunque claro, jamás voy a permitir que lo veas.

No podía comprenderlo... ¡¿Por qué le tomo importancia a cosas tan insignificantes?! Todo sería sencillo si solamente pudiera ignorar todos esos absurdos pensamientos. No hacen más que llenarme de dudas y traerme complicaciones.

Continué caminando en línea recta. No tenía idea de adonde me dirigía, mas no importaba, solo quería alejarme de él lo más pronto posible. Solo quería estar solo.

Paso tras paso seguía avanzando con la mirada agachada, no estaba prestando atención a mi entorno solamente a mis pensamientos...Totalmente distraído, tanto, que ni siquiera me percatara del coche que estaba a punto de atropellarme.

-¡CIEL!- Escuché gritar mi nombre al aire... Que extraño...No estoy acostumbrado a escuchar como sus labios pronuncian ese nombre. Fue como un hechizo maldito manchado de mentiras...

El coche pasó a toda prisa frente a mí, iba demasiado rápido como para detenerse a tiempo. Si Sebastian no me hubiera tomado del brazo seguramente habría sucedido algo desastroso.

-¡Ten más cuidado! -Gritó al conductor mientras continuaba avanzado.

Me límite a mirar como el coche se alejaba.

Mi respiración estaba tranquila y mi corazón calmado, no existía en mí siquiera una pisca de terror por lo que casi me había sucedido. No tenía mayor importancia, después de todo solo morimos una vez. Sin embargo, podía sentir un dolor punzante en mi brazo... Sebastian aún seguía sujetándome, y lo hacía con mucha fuerza

Recuerdo que regrese mi mirada hacia ti. A diferencia de mí estabas totalmente alterado y agitado, como si hubieses sido testigo de una escena aterradora.

-¡Ya suéltame estúpido demonio! ¡Me estás lastimando! - Dije en tono molesto dando pequeños jalones para soltarme de ese fuerte agarre.

Vaya forma de agradecerle que me salvara la vida, siempre debo hacer un mal comentario a causa de mi actitud. Aunque no es nada del otro mundo, no es como si no fuera parte de su trabajo mantenerme vivo, es por su conveniencia que lo hace, no es por nada más...

No hubo respuesta de parte de Sebastian, solo yacía ahí parado detrás de mí.

Giré mi mirada hacia su rostro... Pude admirar aquel perfecto semblante, la máscara de un mayordomo que el demonio utilizaba para juguetear con su presa. Debo admitirlo, había algo en su rostro que me llamaba la atención.

-¿...Sebastian...? -Decidí llamarle por su nombre, tal vez así reaccionaba de una vez por todas, pero nada sucedía.

Titubeó por un instante. Eso me pareció extraño.

Movió sus labios como si intentase decirme algo, mas luego se retractó y lentamente comenzó a soltarme el brazo.

-"¿Qué le sucede"? -Pensé haciendo una señal de extrañez con mi rostro.

Su mano dejó de apretarme. Fue entonces cuando decidí zafarme de él por completo de una manera brusca.

Comencé a arreglar mi traje que estaba un poco arrugado mientras esperaba, tal vez por fin se decidía a hablar, aunque al final nada sucedió. Como siempre.

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